“Desgraciadamente, Isabelle Huppert dio hoy positivo al coronavirus en París y en consecuencia no podrá asistir”, informó el Festival de Berlín, que celebra su 72ª edición, mediante un comunicado. La actriz, de 68 años, aseguró a los organizadores que se encuentra bien y que desea participar, aunque sea a distancia en los actos en su honor, previstos este martes, informó el texto.

“Teniendo en cuenta que Isabelle Huppert no se siente enferma y que desea apoyar al festival, hemos decidido continuar con la ceremonia. Puesto que no puede venir, le enviaremos nuestro amor y admiración hasta su hogar en París”, aseguraron Mariette Rissenbeek, directora ejecutiva, y Carlo Chatrian, director artístico de la Berlinale.

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La ceremonia de atribución del Oso de Oro honorífico se celebrará como previsto a las 21:45 (20:45 GMT) en el Berlinale Palast y Huppert se conectará en línea para saludar a la audiencia, añadió el texto. La actriz francesa, que a lo largo de su dilatada carrera ha participado en cerca de 150 películas o series, debía presentar también en Berlín “À propos de Joan”, dirigida por Laurent Larivière.

La película será estrenada, pero la participación de Isabelle Huppert en un diálogo abierto al público fue cancelada, lamentó la organización en el comunicado. Huppert ha presentado siete películas en el Festival de Berlín, y es una actriz apreciada en el mundo germano tras haber protagonizado películas como “La Pianista”, del director austriaco Michael Hanecke.

Ataque del Bataclán

“Un año, una noche”, la película española que cuenta el ataque yihadista contra la sala de fiestas del Bataclán en París en noviembre de 2015, se estrenó este lunes en la Berlinale, mientras que Francia revive el trauma a través del juicio. El director español Isaki Lacuesta, ganador de dos Conchas de Oro en San Sebastián, narra el peor episodio de aquel atentado terrorista múltiple.

De los 130 muertos que causaron los ataques en la noche del 13 de noviembre de 2015 en París, 90 cayeron bajo las balas de tres terroristas en el Bataclán, una sala de conciertos. La película compite por el Oso de Oro, que será anunciado el miércoles. El argentino Nahuel Pérez (35 años) y la francesa Noémie Merlant (33 años) interpretan a una pareja que sobrevive a la tragedia, Ramón y Céline.

Ambos salen marcados por el suceso. Pero su reacción será diferente, y eso obligará a replantearse sus vidas y su relación mutua. “Un año, una noche” está basado en el relato de Ramón González, un superviviente español de los hechos. Su libro, “Paz, amor y death metal” salió publicado en España en 2018. En él cuenta cómo decidió abandonar su trabajo de ingeniero, reconstruir su vida tras la experiencia. Mientras que Céline decide obstinadamente no contar nada a nadie y seguir adelante con su trabajo.

Silencio y desconfianza

Otro español, Ramón Campos, productor de cine, se hallaba también en París esa noche fatídica, con su familia. Cuando llegaron las noticias de los ataques, tuvo que volver rápidamente al hotel con su familia. “Al día siguiente me fui a caminar a solo por la ciudad, y me sobrecogió el silencio, las miradas de desconfianza entre la gente que había en París. Y desde entonces me quedé obsesionado”, explicó este lunes en rueda de prensa en Berlín.

“El título creo que describe lo que buscábamos con la película: cómo [Ramón y Celine] intentan aprender a vivir de nuevo y sobre todo cómo intentan no renunciar al rock and roll, al amor, a las experiencias colectivas”, indicó por su parte Isaki Lacuesta. Y al mismo tiempo, la película apuesta por reconstruir lo que sucedió dentro de la sala, centrándose exclusivamente en las víctimas.

La cámara muestra los disparos, los gritos, el pánico, en un ejercicio delicado de testimonio y ficción para el que contaron con la colaboración, durante el rodaje, de las propias víctimas. “Nos llegamos a plantear no mostrar nada del atentado, y sentimos que eso habría sido traicionar a las personas que estaban allí. La típica coartada de cine de autor, en la que dejas fuera de campo lo que te da miedo mostrar”, explicó Lacuesta.

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“Siempre es difícil ponerse en la piel de alguien que vivió algo real. Uno nunca sabe si (la actuación) está muy sobredimensionada”, explicó Nahuel Pérez, un actor nacido en Buenos Aires que ha labrado buena parte de su trayectoria profesional en Francia. Noémie Merlant también se hallaba en la capital francesa aquel 13 de noviembre, una noche que recuerda “con horror, como todos los parisinos”.

Su personaje se escuda en el trabajo que tenía antes del concierto, de trabajadora en un centro de acogida para jóvenes con problemas. “Ella lo niega todo, vive para los demás”, explicó a la prensa. “Hay gente que necesita hablar, de compartir para avanzar en la vida, otros que no quieren... No hay respuestas” reconoció. Pero “pienso que es muy importante que se hagan películas”, añadió.

El principal acusado por los ataques, Salah Abdeslam, francés de 32 años, el único directamente implicado que aún está en vida, negó la semana pasada cualquier responsabilidad en los hechos. “Yo no maté a nadie y no herí a nadie”, aseguró ante el tribunal que lo juzga.

Historias de San Valentín

Para San Valentín, el festival de cine de Berlín propone un menú de historias de amor desgarradoras, imposibles o agotadoras, pasiones que atraviesan buena parte de las películas del certamen. “Nunca como antes habíamos visto tantas historias de amor como este año: locas, improbables, inesperadas e intoxicantes”, había explicado al presentar el festival su director artístico, Carlo Chatrian.

Las condiciones de rodaje durante la pandemia ayudan a explicar en parte ese fenómeno. Varios directores prefirieron filmar historias intimistas, que pudieran ser rodadas casi totalmente en interiores, con pocos actores y un equipo reducido. Es el caso de “Avec amour et acharnement” de la francesa Claire Denis, con dos actores de primera talla, Vincent Lindon y Juliette Binoche.

Ambos encarnan una pareja madura y estable, Jean y Sara, cuya felicidad estalla en pedazos ante el retorno de un antiguo colega de Jean, que fue la pareja de Sara diez años atrás. “Hay algo inscrito en nuestras vidas. Se describe a los hombres como seres que no pueden resistir sus pulsiones sexuales, pero las mujeres tampoco pueden resistir”, explicó Claire Denis en entrevista conjunta con la AFP.

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“No hay una buena o una mala solución (...) solo sobrevivir y atravesar eso lo más dignamente y auténticamente posible”, añadió Binoche en la entrevista. “Peter von Kant”, del también francés François Ozon, toma una película clásica de obsesión amorosa, “Las lágrimas amargas de Petra von Kant”, y la versiona poniendo a un hombre, un director de cine famoso y despótico, en la piel de Petra.

Peter von Kant se enamora perdidamente de un joven actor a sus órdenes, y esa pasión arrasará todo a su paso. Pero esa obsesión también lo convertirá en vulnerable, y por ello entrañable. Peter von Kant “no es alguien muy apreciable hasta que lo ves sufrir”, explicó Ozon.

El retorno del primer amor

Otros directores pudieron contar su historia de amor con puestas en escena suntuosas y románticas, en lugar de claustrofóbicas. Es el caso de la película indonesia “Nana”, dirigida por Kamlina Andini, también en competición por el Oso de Oro.

Ambientada en los años 60, cuenta la historia de una mujer casada con un hombre rico y más viejo que ella. Su esposo la engaña, y el pasado la acosa; cuando era más joven se casó con el amor de su vida, pero huyendo de la guerra ese hombre desapareció. Un día se cruza de nuevo con su exmarido. Inesperadamente, el nuevo esposo acepta que ella vuelva con él. Pero en medio hay cuatro hijos, y la decisión no será fácil.

El alfabeto del amor

La Berlinale de 2022 no se para ahí. En su ansia de catalogar toda clase de pasión, también abre la puerta al amor entre generaciones. “AEIOU - A Quick alphabet of love”, de la directora alemana Nicolette Krebitz, narra el encuentro entre una profesora viuda y con más de 60 años, y un adolescente, Adrian, que le roba el bolso (Milan Kierms).

Del roce sale el cariño, y la profesora, interpretada por la actriz teatral austriaca Sophie Rois, le da clases al joven y se acaba enamorándose de él como una chiquilla. O no tanto. Paseando por el parque, no se atreven a darse la mano. “No saben ni siquiera cómo estar juntos en público” confiesa ella mientras cuenta su drama.

No es solo el amor, sino el reconocimiento. “Adrian por fin encuentra a alguien que lo acepta como es”, explicó el joven actor que lo interpreta en rueda de prensa. “Drii winter”, filmada en los Alpes suizos alemanes, narra la historia de una pasión imposible y romántica por definición. El director, Michael Koch, explica la historia de Anna y Marco, jóvenes y enamorados, hasta que la personalidad de él cambia a causa de un tumor cerebral. “El amor es más fuerte que tú, y si lo tienes, es tan fuerte que no importa lo que suceda, se quedará contigo”, explicó Koch en entrevista con la AFP.

El hijo de Guantánamo

La historia verídica de la madre de un hombre turco encarcelado en Guantánamo, que tuvo que batallar para que su hijo pudiera volver a Alemania tras ser inocentado, cosechó aplausos en la Berlinale esta semana. “Rabiye Kurnaz vs George W. Bush” es una de las 18 películas en competición para alzarse con el Oso de Oro del certamen, que este año cumple 72 velas con el regreso a las grandes pantallas, tras la edición en línea el año pasado. El premio se entrega el próximo miércoles.

La película es dirigida por Andreas Dresen, un autor alemán conocido en su país por abordar los problemas de la clase trabajadora. Murat Kurnaz es de nacionalidad turca, pero residente en Alemania. Estuvo encarcelado durante casi cinco años en el campamento militar de Guantánamo, en Cuba, tras ser capturado, antes de ser liberado sin cargos en 2006.

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La madre del exreo, Rabiye, es una humilde ama de casa que vive en Bremen (norte) y con la ayuda de un equipo de abogados llega hasta la Corte Suprema en Washington para exigir la liberación de su hijo. El título de la película recuerda el caso litigado ante la máxima autoridad judicial en Estados Unidos, es decir, la de un ciudadano contra el entonces presidente de la mayor potencia mundial.

La obra aborda al mismo tiempo la gran polémica que causó la decisión alemana de prohibirle a Murat Kurnaz regresar a su país de residencia. La razón oficial: había perdido su derecho porque había pasado más de seis meses fuera del país -precisamente porque estaba encarcelado.

‘Historia de despotismo’

Dresen, de 58 años, explicó en rueda de prensa el sábado que había seguido de cerca el caso en su época. Murat Kurnaz pudo regresar a Alemania después de que Angela Merkel asumiera la jefatura del gobierno. Durante meses, Alemania había rechazado las ofertas estadounidenses de entregarles al hombre inocentado.

“Es una historia de despotismo, de tortura, de terror, de injusticia”, explicó el director. “Pero también nos pareció maravilloso que la gente común pueda defenderse contra fuerzas mundiales que parecen invencibles”, añadió. “Tiene que haber una compensación y también una disculpa del gobierno alemán”, expuso.

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Rabiye es interpretada con humor y calidez por la actriz alemana Meltem Kaptan, que es defendida por un abogado especializado en derechos humanos, Bernhard Docke, interpretado por Alexander Scheer. “Hay un aspecto universal en esta historia porque es obvio que cualquier madre en el mundo teme por sus hijos”, explicó en la rueda de prensa la actriz.

Para Kaptan, la historia también aborda el delicado asunto de los trabajadores temporales en Alemania y de sus descendientes. “Plantea la cuestión de quién es alemán, y cuándo deja de serlo”, añadió. Murat Kurnaz se casó y tiene tres hijas. Vive en Bremen.

En cuanto pudo volver a su país escribió un libro sobre su odisea. Estados Unidos no ha cerrado aún el campo de prisioneros de Guantánamo, a pesar de que fue una promesa del entonces presidente Barack Obama cuando llegó al poder, en 2009. El mes pasado el gobierno de Joe Biden aprobó la liberación de cinco prisioneros, de los 39 que aún están entre rejas.

Dario y Asia Argento

El rey del cine de terror italiano, Dario Argento, volvió a rodar con su hija Asia tras una década de caminos separados, en “Occhiali Neri”, una película para los adictos a la hemoglobina, presentada esta semana en la Berlinale. Dario Argento, de 81 años, es autor de películas como “Suspiria”, “Phenomena” o “Drácula 3D” (su última cinta con Asia Argento, en 2012), donde la sangre acostumbra a salpicar las butacas del cine, en medio de una música inquietante y chillidos, habitualmente de mujeres que son asesinadas sin piedad.

A Asia Argento (46 años), que el año pasado sacó una autobiografía en la que revela su difícil niñez, con un padre entregado a su arte, y luego la violación que sufrió por parte del productor estadounidense Harvey Weinstein, nada de esto parece perturbarle. El goce de volver a rodar con su padre se sobrepone a cualquier rastro de trauma, para una mujer con mucho cine y vida a sus espaldas.

Volver a rodar con él “ha sido genial”, afirmó la actriz a la AFP. “Han pasado años desde nuestra última película juntos, he podido madurar”, aseguró. El patriarca se muestra profesional. “Rodar con mi hija u otros actores, para mí, es lo mismo. Sobre el plató yo soy el realizador, ella es la actriz”, declaró Dario.

Nada que ver con #Metoo

“Occhiali neri” cuenta la historia de una prostituta italiana en Roma (Ilenia Pastorelli) a la que persigue un asesino en serie. A causa de un accidente de coche que provoca el psicópata, la mujer se queda ciega. Entra entonces en escena Asia Argento como una joven que forma parte de una asociación de ayuda a los invidentes. Ella y un niño, Chin, se convierten en los mejores aliados de la prostituta. Sin olvidar a una perra lazarilla, que tendrá un papel determinante al final de la película.

“Nadie puede hacer una película ‘a la Argento’ como un Argento, solamente él puede hacerlo. Es su mundo fantástico, sus sueños y sus pesadillas, y no hay necesidad de etiquetas”, comentó Asia. “La distinción entre película de terror, el ‘gore’ o el ‘giallo’ es un invento de periodistas”, soltó durante la entrevista.

El ‘giallo’ es el apodo italiano para las películas de poco presupuesto y suspense, mientras que el ‘gore’ es una palabra inglesa que se refiere a la sangre vertida, habitualmente de forma muy violenta. “Occhiali neri” (Gafas de sol) recurre totalmente a los clichés de esas películas de serie B, en especial con la música, repetitiva y electrónica, como la que ha acompañado a tantas películas de terror desde los años 70, como “Poltergeist” o “Halloween”.

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“Las películas de mi padre no tienen edad, no están nunca de moda”, opinó Asia. “Son de hoy, de antes, de mañana. No le importa en absoluto lo que se lleva. Creo que el tema (de la película) es universal”, añadió Asia, que es productora de la cinta.

El movimiento #Metoo sobre abusos en la industria del entretenimiento, que su hija Asia ayudó a lanzar, no jugaron ningún papel en su película, asegura el director italiano. “No es nada nuevo”, explicó a la AFP. “Siempre ha sucedido: las mujeres experimentan violencia y van a la policía y la policía no hace nada. No tiene nada que ver con #Metoo”, agregó.

La cara más sórdida de Europa

El director austriaco Ulrich Seidl vuelve a provocar en la Berlinale con “Rimini”, una película que muestra la “fealdad” de la sociedad europea, su miseria sexual y la sordidez de sus clases más humildes. Durante dos décadas, Seidl ha destacado por sus películas sin concesiones, a menudo interpretadas por actores desconocidos, o simplemente por gente que trabaja en los empleos más insólitos o vulgares.

Con “Rimini”, ambientada en desolados hoteles fuera de la temporada estival, la intención es la misma: bailar con la parte más “fea” de Europa, indicó este viernes. “Yo muestro a la gente como es”, aseguró en una entrevista con la AFP. “Rimini” es una de las 18 competidoras al Oso de Oro de Berlín.

La película cuenta las tribulaciones de un cantante de lengua alemana de muy poca monta, Richie Bravo, que malvive cantando para jubilados austriacos y alemanes. Seidl podría ser equiparado visualmente al escritor francés Michel Houellebecq, especialista en describir los peores demonios de una sociedad europea opulenta, viciada por los excesos del consumismo, temerosa del futuro, egoísta con sus derechos adquiridos.

Richie es una especie de Elvis Presley a mediados de los años 70, en la época en la que el rey del rock cantaba en Las Vegas, obeso y adicto a las pastillas. El músico bebe en exceso y se dedica a acostarse con todas las señoras que quieran pagarle, sin importar condición física.

La aparición de su hija Tessa, de la que nunca se ocupó, y que llega con reclamaciones económicas, provoca el pánico. Richie debe encontrar dinero como sea, y lo más fácil es el chantaje sexual. Mientras, su padre es consumido por la demencia senil en una residencia para ancianos en Austria, cantando canciones de su juventud nazi.

Sexo y clichés

La película tiene escenas de sexo con actrices no profesionales. A sus 69 años, Seidl considera que la audiencia es suficientemente adulta como para aceptar su desafío. “No me interesan los clichés de la belleza. Y eso significa ver cuerpos distintos, no como les gusta a los medios de comunicación”, indicó.

El director austriaco revela que en su niñez acostumbraba a pasar los veranos en la ciudad costera italiana de Rimini. Pero para su película optó por retratarla en pleno invierno, con nieve y niebla. “Me gusta preguntarme qué es la fealdad. ¿La belleza es realmente las playas llenas, los millones de tumbonas y parasoles?”, se preguntó. “¿O quizás el mar en invierno, las playas desiertas?”, añadió.

En la película aparece, como un coro mudo, un grupo de migrantes, presuntamente ilegales, sentados a la espera de algún trabajo, bajo la nieve o la lluvia. “La llegada en gran número de refugiados es una realidad de nuestro mundo, ya sea en Francia, Italia o cualquier otro país europeo”, explicó. “Va a marcar nuestro futuro --y quería demostrar que nadie se está ocupando de ello”, dijo.

“Import/Export”, su obra de 2015, mostraba a las mujeres provenientes de la antigua Unión Soviética trabajando como prostitutas en Occidente. Luego ganó galardones en Berlín, Cannes y Venecia con su trilogía denominada “Paraíso”, un hecho poco habitual para un director de cine. Seidl dijo estar contento por el hecho de que la Berlinale vuelva a ser un festival con público y estrenos en grandes salas. “Hubiera retirado mi película si el festival hubiera vuelto a ser en línea”, indicó.

“Cinco lobitos”

La directora española Alauda Ruiz de Azúa presentó este viernes en el 72º Festival de Cine de Berlín su primer largometraje, “Cinco lobitos”, sobre el reto de convertirse en madre y tener que afrontar la vejez de tu propia progenitora. La doble condición de ser “opera prima” y haber sido seleccionada por la sección Panorama de la Berlinale supuso “una sorpresa” para Ruiz de Azúa, que hasta ahora había destacado en la publicidad y los cortometrajes.

La película nació casi como un proyecto familiar, explicó la directora en rueda de prensa. “La semilla de esta historia fue el primer año de mi maternidad, que fue muy bonito, muy loco. Empecé a buscar diferentes relatos sobre la maternidad, y eso fue lo que me inspiró la película”, explicó.

La joven actriz Laia Costa interpreta a Amaia. Costa también acababa de ser madre cuando iba a arrancar el rodaje, reveló. Amaia decide paliar la ausencia de su pareja abandonando su piso en Madrid para ir a casa de sus padres, donde su madre cae enferma y provoca un cambio radical de planes.

“Esa idealización del hogar materno, de buscar refugio, de volver a ser hijo o hija, creer que te van a cuidar... Las familias en eso son despiadadas, en el sentido de que nos hacen ver en seguida que estamos en otro momento de nuestra vida”, explicó Ruiz de Azúa.

“Eso nos obliga a relacionarnos de otra manera con nuestros padres. Amaia tiene que aprender a ser madre, a reconciliarse con su madre y a averiguar quién es”, añade. Una situación que la pandemia del coronavirus ha dejado al desnudo en España, donde tradicionalmente los lazos familiares han evitado el impacto de las crisis económicas.

Susi Sánchez interpreta a la madre enferma. “Hoy le he dicho a Laia que, si yo hubiera tenido hijos, y si hubiera podido elegir, hubiera querido tener una hija como ella. Es cariñosa, entrañable, y esto me ha dado una sensación agradable, de que podía ser perfectamente mi hija durante la película”, reveló la actriz.

La violencia en México

La Berlinale mostró esta semana dos formas distintas de contar cinematográficamente la violencia en México, con “Manto de gemas” de Natalia López Gallardo, que compite por el Oso de Oro, y “El Norte sobre el vacío” de Alejandra Márquez Abella. “Manto de gemas” es el primer largometraje de López Gallardo, que ha sido actriz y autora de cortometrajes.

Rodada en Morelos (centro), cuenta cómo tres mujeres se enfrentan a decisiones transcendentales: ¿Cuándo hay que dejar de buscar a los desaparecidos? ¿Cómo evitar que los hijos caigan en la tentación del crimen organizado?

“El Norte sobre el vacío” ocurre en el norte del país: un ranchero venido a menos, Don Reynaldo, recibe la visita de dos extorsionistas que le ofrecen “protección” a cambio de dinero. Aislado y sin apenas apoyo de los suyos, deberá tomar una decisión: ¿enfrentarse o bajar la cabeza?

“Manto de gemas” es una película casi documental: no hay banda sonora, los diálogos son parcos, la luz natural en todo momento, el encuadre sobrio y descarnado. Los personajes (en su mayoría actores locales) hablan casi en susurros, con sobreentendidos tan habituales en un México agarrotado por la violencia, que estalla en relámpagos de gran impacto visual.

La idea de la película “surgió durante el proceso de investigación, entrevistando a madres de desaparecidos. Cuando volvía a casa, conduciendo, habitualmente tenía una sensación de incomodidad, de culpabilidad”, explicó en rueda de prensa este viernes la directora.

López Gallardo toma el partido de no explicar una historia precisa, sino sus retazos. Isabel (interpretada por Nailea Norvind), recién divorciada, quiere ayudar a María, que busca a su hermana desaparecida, a pesar de que puede poner en peligro su propia vida. En ese camino se cruza con una mujer policía que se debate para que su hijo no caiga en las garras del narcotráfico.

“Para mí era realmente difícil poner palabras en boca de María, o de la mujer policía. Así que puse toda mi confianza en el lenguaje cinematográfico”, explicó la directora. Sus personajes optan por afrontar el peligro, pero López Gallardo (que también firma el guión de “Manto de gemas”) renuncia voluntariamente a explicarlo con un hilo conductor.

La película avanza a golpes, pero Gallardo revela que fue minuciosamente planificada. “Encontré una línea muy delgada entre víctimas y victimarios”, explicó. “México es un país complejo. Tienes que acercarte de manera abstracta”, aseguró.

“Western emocional”

“El Norte sobre el vacío” se estrenó en la sección Panorama. Muestra también a personajes turbios, ni totalmente culpables ni inocentes, atrapados en una maraña de miedos, de necesidades, de anhelos. “La película está inspirada en un caso real, de un hombre que defendió su rancho de un grupo criminal. Los atacó en pijama”, explicó a la AFP la directora.

Don Reynaldo roza el despotismo con los trabajadores de su rancho, es incapaz de demostrarle a su hijo el amor que le tiene. Como en una película del oeste de la época clásica de Hollywood, el drama va creciendo poco a poco, hasta el desenlace final.

La elaboración de la película fue totalmente opuesta: una idea de los productores, recogida por la directora. Hay banda sonora, escenificación cuidada, actores ya conocidos, como el propio Don Rey, interpretado por Gerardo Trelojuna. Los personajes se revelan en gran medida a través del diálogo.

Algo inusual, ambas películas comparten un actor en roles muy parecidos: el joven Juan Daniel García Treviño. Márquez Abella se declara fan de la “Nouvelle Vague” francesa, pero reconoce que le salió una película clásica. “Siento que es un poquito menos estricta de lo que yo imaginé. Empecé diciendo que era un ‘western vegano’, pero ahora digo que es un ‘western emocional’” dice riendo.

Cine comercial y de autor

El primer gran festival de cine del año arrancó el pasado jueves en Berlín con el firme propósito de abrir las puertas al público, con precaución, y de conciliar el cine comercial con el de autor. La Berlinale, un certamen que se enorgullece de estar abierto al público, este año ha recortado su duración a seis días. Y el aforo de las salas es reducido, y con reservación obligada.

“El papel de la Berlinale es declarar que no hay foso” entre el cine comercial y el de autor, declaró en rueda de prensa el cineasta japonés Ryusuke Hamaguchi, opinión compartida por otros miembros del jurado, presidido por el cineasta Night Shyamalan. “Cuando uno mira la historia (del cine), no había foso entre ambas categorías”, añadió Hamaguchi, una de las figuras del cine japonés actual, cuya más reciente película, “Drive My Car”, acaba de recibir cuatro nominaciones a los Óscar.

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La edición 72º del festival germano arrancó con un particular homenaje del director francés François Ozon al maestro Rainer Werner Fassbinder, y a su película “Las amargas lágrimas de Petra von Kant”, de 1972, que se estrenó precisamente en la Berlinale.

Ozon, de 54 años, firma una adaptación del clásico rebautizada “Peter von Kant”. La película sucede en un domicilio suntuosamente decorado, muy al estilo de otras obras del director francés. Hanna Schygulla, la actriz alemana ahora con 78 años, vuelve a aparecer en una película que la encumbró hace medio siglo. Comparte cartelera con Denis Menochet e Isabelle Adjani.

Todos ellos se “encerraron” con Ozon para rodar esta película, en plena pandemia, explicó el director en rueda de prensa. Para esta versión, en lugar de una Petra “devoradora” de hombres, Ozon opta por la figura de un director de cine que se enamora de un joven actor. “Un director tiene que preguntarse como utiliza su poder. Así que utilicé este texto para preguntar estas cuestiones, a mí mismo y a la audiencia”, explicó.

Homenaje a Isabelle Huppert

Se prevén pocas estrellas en la Berlinale. La francesa Isabelle Huppert, una actriz que se ha destacado por sus roles arriesgados o controvertidos, recibirá un premio por el conjunto de su carrera. Un total de 18 películas concurren en la competición oficial, entre ellas la española “Alcarrás”, de Clara Simón, “Un año, una noche”, del director español Isaki Lacuesta, sobre los atentados islamistas en París de 2015, y “Manto de gemas”, de la mexicana Natalia López Gallardo.

La Berlinale se celebró el año pasado totalmente en línea, un formato que fue decepcionante para la crítica y los aficionados. Este año el certamen “un ejercicio de resistencia”, en palabras de su director artístico, Carlo Chatrian. Además del francés Ozon, otros conocidos directores compiten por el Oso de Oro, como la francesa Claire Denis (“Avec amour et acharnement”), Ursula Meier (“The Line”) o el surcoreano Hong Sangsoo (“So-Seol-Ga-Ui Yeong-Hwa”).

El italiano Dario Argento, un nombre ya mítico del cine de suspense, dirige a su hija Asia, que el año pasado reveló en un libro sus traumáticos inicios como actriz. La película, fuera de concurso, se llama “Occhiali Neri”. La Berlinale da amplio espacio a películas experimentales y a nuevos valores cinematográficos, con varios certámenes paralelos a la competición oficial. La película mexicana “El Norte sobre el vacío”, se estrenó para la prensa en la sección Panorama, donde también concursa la española “Cinco lobitos”.

“El Norte sobre el vacío”, de Alejandra Márquez Abella”, explica el caso del ranchero Don Reynaldo, en el norte de México. Su propiedad y su salud declinan, pero tiene la familia a su lado. Hasta que se presentan unos extorsionadores a la puerta de su casa exigiéndole dinero si quiere evitarse problemas. La brasileña “Mato seco em chamas”, a caballo entre el documental y la ficción, también aborda la violencia que gangrena a ese país, y concursa en la sección Forum, como la chilena “El Veterano”.

Fuente: AFP.

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