Britney Spears, la estrella infantil de mirada dulce que se volvió un fenómeno global del pop y luego cayó en picada frente a las cámaras, cuenta su historia en una autobiografía que salió a la venta el pasado martes y ya tiene un éxito comercial asegurado. Gracias a la inteligencia artificial, el próximo 2 de noviembre Los Beatles “retornarán” con una nueva canción, un gran jurado decidirá si el actor Alec Baldwin debe enfrentar nuevos cargos por la muerte a tiros de una directora de fotografía durante una filmación, burlas e indignación mundial por una estatua “blanqueada” del actor estadounidense Dwayne Johnson.

LA AUTOBIOGRAFÍA DE LA PRINCESA DEL POP

En “La mujer que soy”, la prin­cesa del pop estadounidense se muestra con sus propias pala­bras, sin tapujos, aderezadas con la agonía de formar parte de una familia que ella cree que le falló y de una industria que devoró su talento sin piedad.

Desde compartir daiquirís con su mamá cuando era una ado­lescente, dos años después de volverse una figura fija en el elenco de The Mickey Mouse Club, hasta los 13 años que pasó bajo una tutela, el libro detalla cómo no conseguía escapar de la influencia de su padre obse­sionado por controlarla.

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Spears se liberó hace dos años de la tutela que ella dice contro­laba cada aspecto de su vida, desde su método anticoncep­tivo hasta la lista de canciones de sus lucrativos conciertos en Las Vegas.

En los meses siguientes al fin de la tutela su vida personal fue turbulenta: se casó con un exbailarín, anunció un aborto espontáneo y luego oficializó su separación, encaminándose a su tercer divorcio.

La autobiografía, que lidera la lista de libros más vendidos de Amazon, fue concluida antes del último episodio de su rela­ción con Sam Asghari, por lo que no figura en estas páginas.

Pero material no le faltará a los lectores.

“RAMERA”

En extractos que circularon antes de su lanzamiento, el libro habla sobre un aborto que ella dice que su exnovio y colega del Mickey Mouse Club, Justin Timberlake, le instó a concre­tar luego de enterarse de que Spears estaba embarazada de él.

Cuando la pareja se separó y él se catapultó con la contro­vertida “Cry me a river”, que se rumoreaba era la respuesta de Timberlake a una infidelidad de Spears, ella escribe que la categorizaron como “la ramera que le rompió el corazón al niño dorado de América”.

En realidad, ella afirma que Timberlake estaba “feliz corre­teando en Hollywood” mien­tras ella estaba “en estado de coma en Luisiana”.

Los lectores también se ente­rarán sobre un breve y tórrido romance con el actor irlandés nominado al Óscar Colin Farrell, que ella describe como “una tri­fulca de dos semanas”.

“Trifulca es la única pala­bra para eso, estábamos uno encima del otro, nos agarrába­mos con tanta pasión que era como si estuviésemos en una pelea callejera”, dice.

La década de los noventa le trajo fama y notoriedad en par­tes iguales, y consolidó una base de fieles seguidores ansio­sos por enterarse de cada deta­lle de su vida.

Esto chocó con una agresiva cultura paparazzi que disfru­taba capturarla de rumba junto a celebridades fiesteras como Paris Hilton y Lindsay Lohan.

Spears insiste en que nunca había drogas y que no tenía problemas con la bebida. Admite que tomaba Adderall, un medicamento a base de anfetaminas, para el déficit de atención.

MÁS ESCÁNDALOS

Un escándalo público con su segundo esposo, Kevin Feder­line, y una dura pelea por la custodia de sus dos hijos anti­ciparon el punto más bajo de su carrera, cuando se afeitó la cabeza y golpeó el carro de un fotógrafo.

“Esas semanas sin mis hijos perdí el juicio una y otra vez”, escribe. “No sabía ni cómo cui­dar de mí”, agrega. “Comencé a pensar de alguna manera como una niña”.

Un año después, la justi­cia nombró a su padre, Jamie Spears, como responsable de su dinero y su vida personal.

Durante los siguientes 13 años, se le ordenó a quién podía ver, cuánto podía gastar e incluso se le prohibió tener hijos. Lo que no podía dejar de hacer era deleitar al público.

“Demasiado enferma para elegir mi propio novio, pero saludable para aparecer en programas de entrevistas y para cantar frente a miles de personas en diferentes par­tes del mundo cada semana”, recuerda.

“Desde ahí en adelante, comencé a pensar que (mi padre) me veía apenas como puesta en la tierra para ayu­darle a conseguir dinero”, sos­tiene.

Jamie Spears asegura por su parte que quería lo mejor para su hija y que buscaba protegerla de ser explotada.

La tutela fue finiquitada en 2021 por orden judicial, pero fuera de colaboraciones con los cantan­tes Elton John y will.i.am, Spears no retomó por el momento su carrera musical.

“En este momento no estoy enfocada en impulsar mi carrera musical”, escribe Spears, de 41 años.

“No es hora de ser lo que otra gente quiere, es hora de encon­trarme a mí misma”, exclama.

“REUNIÓN” GRACIAS A LA TECNOLOGÍA

Más de 53 años después de su separación, Los Beatles vuel­ven con una nueva canción, mezclada y masterizada gra­cias a las nuevas tecnologías, lo que ha permitido “reunir” a los cuatro cantantes de Liver­pool.

Los dos miembros que aún viven del cuarteto legendario, Paul McCartney y Ringo Starr, hicieron oficial el pasado jue­ves la salida el 2 de noviembre de “Now and then”.

“Este último tema de Los Beat­les fue escrito y cantado por John Lennon, desarrollado y trabajado por Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr, y terminado por estos dos últi­mos, más de cuatro décadas después”, resume la presenta­ción del trabajo.

La canción fue realizada a par­tir de una maqueta grabada en los años 1970 por John Lennon en su apartamento neoyor­quino.

Tras su asesinato en 1980, su viuda Yoko Ono había entre­gado el material, con voces y piano, a los miembros vivos de la banda en 1994.

Estos últimos la reelaboraron y completaron, pero nunca pudieron publicarla, ya que las técnicas entonces disponibles no permitían extraer la voz de John Lennon con suficiente calidad.

“CONMOVEDOR”

Pero ahora se ha podido, en colaboración con Peter Jac­kson, el director de cine que estaba detrás de la producción de la serie documental “The Beatles: get back”.

El director de la trilogía “El señor de los anillos” extrajo la voz de Lennon de un casete, separán­dola del piano con la ayuda de la inteligencia artificial.

“Nos encontramos con que la voz de John aparecía tan clara como el cristal”, explicó Paul McCartney, citado en el comu­nicado.

“Es muy conmovedor y todos tocamos con él, es una graba­ción real de los Beatles”, conti­nuó el músico de 81 años.

A la maqueta original se agre­garon grabaciones de guitarra eléctrica y acústica de George Harrison que datan de 1995, antes de su muerte en 2001. La canción se completó el año pasado en los estudios de Los Ángeles, con la batería de Ringo Starr, el piano y el bajo de Paul McCartney, así como las voces de los dos beatles vivos.

“Fue muy emocionante para todos nosotros. Es como si John hubiera estado entre nosotros”, contó Ringo Starr, de 83 años.

En abril de 1970, seis meses después de la salida del álbum “Abbey Road” y uno antes de “Let it be”, Los Beatles anun­ciaron su separación. Los diez años de vida en común de Paul McCartney, John Len­non, George Harrison y Ringo Starr se plasmaron en catorce long plays, auténticos éxitos, con casi mil millones de discos vendidos y el rodaje de varios filmes.

Pese a la muerte de Lennon en 1980 y de Harrison en 2001, la Beatlemanía sigue vigente en el mundo y las posibilidades de ofertas por parte de la inte­ligencia artificial se han plas­mado en intentos de sus segui­dores por reunirlos.

SIGUE LA BATALLA JUDICIAL

Un gran jurado decidirá si el actor Alec Baldwin debe enfren­tar nuevos cargos por la muerte a tiros de una directora de foto­grafía en un set de filmación, informó la fiscalía estadouni­dense.

Baldwin sostenía un arma Colt .45 durante los ensayos de la película de bajo presupuesto sobre vaqueros “Rust”, en Nuevo México, cuando se dis­paró, lo que causó la muerte a Halyna Hutchins e hirió al director Joel Souza en octubre de 2021.

Los cargos de homicidio invo­luntario contra Baldwin –actor y productor de la película– fue­ron retirados en abril debido a lo que los fiscales citaron como “nuevos hechos” que exigían “más investigación y análisis forense”, pero la indagación sobre el incidente seguía activa.

“Después de una extensa investi­gación en los últimos meses, han salido a la luz hechos adicionales que creemos demuestran que el señor Baldwin tiene culpabilidad penal en la muerte de Halyna Hutchins y los disparos contra Joel Souza”, dijeron los fiscales Kari Morrissey y Jason Lewis.

“Creemos que el curso de acción apropiado es permitir que un panel de ciudadanos de Nuevo México determine desde aquí si el señor Baldwin debe ser detenido para un juicio penal”, añadieron.

En Estados Unidos, un gran jurado es un grupo de ciudada­nos convocados para evaluar las pruebas y decidir si hay sufi­cientes indicios de criminali­dad –o causa probable– que justifiquen llevar a juicio a un individuo.

El caso será presentado al gran jurado en los próximos dos meses.

Baldwin ha negado repetida­mente toda responsabilidad sobre el disparo fatal y ha dicho que no apretó el gatillo del arma.

Sin embargo, los expertos forenses contratados por la fiscalía han llegado a la conclu­sión de que Baldwin tuvo que ejercer cierta presión sobre el gatillo para que el arma se dis­parara.

Hay una causa penal abierta contra la encargada de las armas en el set, Hannah Gutie­rrez-Reed, quien se ha decla­rado inocente de los cargos de homicidio involuntario y mani­pulación de pruebas.

A principios de este mes, los productores de la película reci­bieron la orden de entregar documentos, incluyendo los contratos financieros de Bald­win.

En ese momento, los fiscales dijeron al juez que la informa­ción sobre cómo “el propio Baldwin se beneficia económi­camente de mantener bajos los costos de producción” podría ser relevante para la investiga­ción.

Baldwin y sus compañeros de producción también se enfren­tan a acciones civiles de una docena de demandantes por la muerte”.

LA ESTATUA MENTIROSA DE LA ROCA

El actor estadounidense Dwayne “The Rock” Johnson se unió al coro de burlas en torno a una estatua de cera con su ima­gen recientemente revelada por un museo francés y expresó que el tono de piel de la figura, entre otros detalles, necesitaba una “actualización”.

Johnson, de origen samoano y negro, bromeó en su cuenta de la red Instagram sobre la estatua de cera exhibida por el museo parisino de Grevin, que lo representa con piel blanca y pálida que difiere de sus rasgos naturales.

“Voy a pedirle a mi equipo que le hable a nuestros amigos en el museo Grevin, en París, Fran­cia, para que trabajemos en una actualización de mi figura de cera con algunos detalles y mejoras, comenzando con el color de mi piel”, escribió John­son.

“Y la próxima vez que esté en París, voy a visitarla y tomarme un trago conmigo mismo”, señaló.

El museo anunció esta semana que “retocará” la estatua.

“Trabajarán en ella para que esté más en consonancia con las expectativas de los aficionados”, dijo en un comunicado enviado a la AFP Yves Delhommeau, direc­tor general del museo Grevin.

“También vamos a cambiar la ilu­minación porque había dudas de que la luz aclarase la textura de su piel”, agregó Delhommeau.

El Museo Grevin, que atrae unos 800.000 visitantes por año, expuso la escultura de Johnson en las redes sociales. Pero la foto que debía promover la nueva figura indignó a los seguidores de Johnson, que fueron desde la perplejidad hasta la ira.

Una persona comentó que pare­cía “un plomero de Europa del este”.

“¿Por qué lo blanquearían?”, escribió otra persona.

El comediante James Andre Jefferson Jr. lanzó un video burlándose de la escultura: “Dejaron a The Rock parecido a David Beckham. Parece que The Rock está por convertirse en un miembro de la familia real. Estoy un poco ofendido”, dijo.

En 2018, el Museo Grevin generó reacciones similares con una figura poco favorece­dora del presidente francés, Emmanuel Macron.

La producción de escultura del Grevin demora unos seis meses y cuesta entre 50.000 a 60.000 euros (unos 60.000 a 70.000 dólares).

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