Cada diciembre se realiza el encendido de las luces de la januquía o la menorá, recordando la liberación de los griegos y la recuperación del templo.

POR JUAN CARLOS DOS SANTOS

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Los millones de judíos diseminados por todo el mundo celebran esta semana una de las fes­tividades más tradicionales y alegres de todo su calendario. Se trata de Januca, la fiesta de las luces, que recuerda uno de los tantos milagros que ayudaron al pueblo judío a mantener a salvo su memo­ria, su cultura, sus tradicio­nes y su fe. Cada año, gene­ralmente durante el mes de diciembre, se realiza el encendido de las luces de la januquía o la menorá, recor­dando los tiempos en que los griegos dominaban la tierra de Israel y los judíos pudie­ron liberarse y recuperar el templo.

Los macabeos judíos, para celebrar la victoria ante los griegos, encendieron la menorá, pero solo había suficiente aceite de oliva para mantener encendidas las velas por un día; milagro­samente, se mantuvieron encendidas por 8 días, y es por eso que Januca representa la festividad de la luminaria.

Parte de esa cultura, tradi­ción y fe explica a LN Gustavo Katzuni, rabino de la comu­nidad judía del Paraguay, quien se encuentra junto a su familia en el país desde el mes de febrero pasado. El rabino Katzuni participó el miérco­les del encendido de una de las velas en la residencia del ex presidente Horacio Car­tes, reconocido como un gran amigo del pueblo de Israel.

-¿Cómo se puede entender que el judaísmo, a pesar de la diáspora que los alejó unos a otros durante más de 2.000 años, haya logrado mantener intac­tas sus tradiciones, su idioma, la fe?

-Para comprender esta situa­ción, se tiene que compren­der que en el judaísmo son muchas cosas en una sola. Es una creencia y es una cultura a la vez, pero existen algu­nos pilares que lo han acom­pañado para que todo se pudiera sostener a través de los años, pero el primero de ellos y el más fundamental es la Torá (el texto que contiene la ley y el patrimonio de iden­tidad del pueblo judío).

Es esa Ley de Moisés lo que de alguna manera ha sostenido al pueblo judío, aún en los momentos de mayor adver­sidad y eso nos ha ayudado a mantener nuestra conti­nuidad. La educación, como base fundamental y el acom­pañamiento de la biblia hacia el pueblo de Israel, también han sido elementos funda­mentales, porque siempre se ha pregonado su estudio. De ahí que esa fuerza que genera la educación ha permitido que el judaísmo pudiera seguir adelante a pesar de tantas adversidades.

-La gran mayoría de las celebraciones judías están vinculadas con algún hecho histórico, algo tras­cendental que ha marcado la memoria colectiva, pero existen otros que son deri­vados de la fe misma.

-Lo que pasa es que las fes­tividades judías se dividen generalmente en bíblicas, que tienen efectos rituales como el Shabat (Día de des­canso), Yom Kipur (Día del Perdón), el año nuevo o la Pascua. Estas festividades tienen base en hechos bíbli­cos y tienen sus propios ritua­les, lo que los hace especial y diferente a cada una de ellas. Luego están las otras festivi­dades, como Januca, que es una festividad posbíblica, una mezcla de festividad religiosa e histórica y que marca otro tipo de evento. En las festivi­dades posbíblicas no existen restricciones, como sí ocu­rren con las demás.

Januca es una festividad pla­gada de espiritualidad, pero desde un punto de vista histórico. La celebración de Purim también es algo especial, porque aunque es un hecho histórico que es mencionado en el Libro de Esther, no está incluido en el Pentateuco (los cinco prime­ros libros de la Biblia) y que además tiene la particulari­dad de haber sucedido fuera de los límites de la tierra de Israel.

-¿De qué manera el judaísmo va evolucio­nando con los cambios actuales que se van dando dentro de las diferentes sociedades?

-En algunos casos el judaísmo evoluciona más o menos, dependiendo del aspecto en concreto y del movimiento específico. En cuanto a lo concerniente a la mujer, por ejemplo, den­tro del judaísmo siempre ha tenido un rol preponderante y existen elementos que son exclusivos para las mujeres.

No es una creencia que se estanca y no ve en el avance de la sociedad, de la ciencia o de la tecnología, un hecho bueno o malo en sí mismo, sino que entiende que en el avance de la sociedad no se puede que­dar afuera. El problema no es el objeto o el elemento en sí mismo, sino lo que analiza­mos es el cómo y el para qué y cuál sería el límite que uno tiene, pero son cosas a las que no hay que temer.

A lo largo de la historia del pueblo de Israel han habido grandes personajes, rabi­nos que han sido médicos, matemáticos, astrónomos, etc., pero el desafío para el judaísmo es encontrar el límite para cada cosa. No pro­pone, por ejemplo, abstenerse de ningún bien terrenal, allí no hay problema, pero sí lo es hallar el límite para eso, ese es el verdadero desafío.

Existen movimientos (judíos) que son más libera­les y las mujeres comparten los mismos roles, pero tam­bién hay movimientos que aún son un poco más conser­vadores en cuanto a ciertos roles de la mujer, por ejemplo, no han llegado a dar el paso de tener a una mujer rabina. Es igual a las sociedades de los países, algunas son libe­rales y otras conservadoras.

-El judaísmo y la natura­leza ¿Qué representa ese concepto para la religión?

-No hay una única voz en el judaísmo y nadie puede arro­garse la potestad de decir, el judaísmo cree en esto. A veces es muy difícil dar una opinión unívoca con respecto al tema porque, en definitiva, somos judíos que pensamos y se pue­den hallar abordajes distintos de un mismo tema, según el movimiento al que se refiera.

Pero la versión clásica del judaísmo es la creencia en un mundo creado por Dios y la naturaleza es parte de esa creación. La naturaleza existe, pero no existe nada fuera de lo que sea esa misma creación de Dios. La naturaleza tiene su rol y su curso, e incluso, hay muchas cosas del mundo que se recrean cada día, pero eso no le quita a la naturaleza ser parte del atributo con que Dios creó al mundo y es parte del ciclo y consecuencia de la crea­ción misma.

-Judaísmo y sionismo ¿Cuál sería la diferencia o la semejanza?

-Ambos tienen vínculos muy estrechos, pero eso no sig­nifica que todos los judíos sean sionistas. Por ejemplo, en Israel existen grupos que son de una observancia reli­giosa mucho más extrema y ellos no se consideran sio­nistas. Es una pregunta que requiere una disertación de horas y es muy complicado responderlo en un instante.

Para poder responder de alguna manera la pregunta puedo decir que hubo un grupo de personas que, en algún momento, enten­dieron que era muy difícil para el pueblo judío seguir viviendo en tierras extrañas. Al principio esto fue un con­flicto con la religión, pues no se debe perder de vista que, al principio, los primeros sio­nistas eran personas prácti­camente laicas.

De repente, con el correr de la historia, comenzaron a integrarse al sionismo muchas personas que tenían un bagaje mucho más reli­gioso y hoy se podría hablar de un sionismo laico y un sio­nismo religioso y en algunos casos se podría notar la dife­rencia, pero en otros no.

El sionismo responde a una necesidad de la época de poder encontrar una res­puesta a la problemática que vivían las comunidades judías fuera de la tierra de Israel. El sionismo comenzó a trabajar en ese tema y por supuesto que tiene arraigos tradicionales, porque de otra manera no podría haberse desarrollado si no tuviese lazos históricos, culturales y espirituales que marca­ran justamente donde estaba ubicada la tierra de Israel.

El sionismo es un movi­miento que ha luchado por devolver al pueblo judío a la tierra de Israel, que es una tierra ancestral y con la cual siempre ha estado vinculada..

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