• POR ROCÍO GÓMEZ. ENCARNACIÓN.

Sabemos que en otros países la navidad se vive con frío, nieve y fuego en las chimeneas. Pero en Paraguay, y especialmente en Encarnación, las fiestas son a pura playa y sol. El pro­blema está en cómo explicar a los niños que Papá Noel puede llegar incluso a las casas con vista al río Paraná, en medio del caluroso clima de diciembre.

Inspirado en la ilusión de los niños, pero especialmente en sus nietos, el artista Francisco “Rapai” Leite, decidió poner a trabajar a Papá Noel como deli­very y cumplirles el sueño a los pequeños, que anhelan ver al gordo barba blanca con ropa roja abrigada y bien sudado lle­gar a darles sus regalitos en el verano encarnaceno.

Francisco “Rapai” Leite, junto con su familia, decoró el carro.FOTO:ROCÍO GÓMEZ

El carro de Papá Noel fue com­pletamente decorado por el “Rapai” y su familia, cuenta con lucecitas de colores, telas ver­des y rojas, guirnaldas, música navideña, regalos gigantes de adorno y un muñeco de Papá Noel en el centro. Las luces y la música están conectadas a una batería, y el carro será estirado por un vehículo particular.

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La idea del delivery de Papá Noel encarnaceno es que sea tanto un atractivo turístico para sacarse fotos, como una oportunidad de publicidad, marketing y reparto persona­lizado para empresas y nego­cios. Así también, una opción para repartir regalos, canastas y lo que deseen a distintas casas familiares, o para cualquier persona que desee contratar el servicio. El costo depende de las distancias. El contacto del artesano es el (0993) 527-783, quien tiene taller en el distrito de Cambyreta, departamento de Itapúa. Lo único que este carro no podrá transportar será personas, y mucho menos niños, ya que no está preparado para tal fin.

“No hay que perder la espe­ranza y celebrar la navidad de acuerdo a la economía de cada uno. Debemos disfrutar con la familia lo máximo que se pueda. No hace falta tener lujos en la casa, lo más importante es tener una familia unida”, dice con emoción Francisco.

SU HISTORIA

Conocido como “Rapai”, vive hace 43 años en Paraguay, donde tiene una numerosa familia, en la que ya nacieron 6 nietos. Pese a sufrir la enfer­medad de poliomelitis a los 2 años que lo dejó sin poder caminar, el hombre se ingenió toda su vida para crear arte con sus manos. “Para mí no es un impedimento, yo me siento una persona normal como cualquier otro ser humano. Tengo mis manos, tengo mi cabeza que funciona y eso me ayuda mucho. Yo soy curioso y siempre quiero hacer algo dife­rente”, señala.

Toda su vida realizó artesanías de distintos materiales como bronce para hacer joyerías y aritos, cuero para forrar ter­mos y bolsos, lavamanos reci­clados para sobrevivir la pan­demia, y hoy en día se dedica a hacer realidad pedidos de las personas, por más extravagan­tes que sean.

“Lo único que digo a la gente es que nunca pierdan la espe­ranza. Uno tiene que mante­ner a la familia y a veces nos preocupamos porque hoy no hay dinero. Pero siempre dije que cuando vas a un arroyo y pisas el agua queda la tierra removida. Pero un ratito des­pués, el agua se limpia y nues­tra vida es igual. Hoy tenemos un tropiezo y mañana vamos a superar. No hay que perder la esperanza. La familia nece­sita una persona que inspire para que los hijos crezcan con esperanza”, indica como men­saje final.

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