El aumento de los casos denominados sin nexos, un ítem presente hasta hace poco en el reporte diario del Ministerio de Salud, era el temor de todos aquellos que aguardaban impacientes conocer los números indicativos del avance o retroceso del COVID-19 en nuestro país desde que comenzaron los casos, a mediados de marzo de este año.

Hoy el COVID-19 ya tiene una amplia circulación comunitaria en Asunción, Central y Alto Paraná, motivo por el cual estas regiones del país aún no pueden avanzar a la fase 4 de la cuarentena inteligente. En la mayoría de los casos positivos y al que se lo diferenciaba como en su momento como sin nexo, se estima que se habrían contagiado a través de los portadores asintomáticos, aquellas personas que contrajeron la enfermedad, pero no presentan síntomas que podrían advertir de su situación.

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Muchas de estos asintomáticos incluso pudieron haber superado la infección sin darse cuenta que eran portadores, por lo que una de las maneras de comprobar tal situación, para quienes tengan esa sospecha y el interés de conocerlo, es realizando el test de anticuerpos, conocido como “test rápido” de COVID-19.

Tanto el doctor Carlos Morínigo, neumólogo y ex ministro de Salud, como el actual titular de la misma cartera ministerial, el doctor Julio Mazzoleni, coincidieron en mencionar a este método como una de las maneras para descubrir si una persona estuvo infectada con el virus del COVID-19 y no desarrolló síntomas de la afección. El doctor Mazzoleni, no obstante, advirtió que el test de anticuerpos de sangre tiene un porcentaje de falsos negativos.

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En cuanto a permanencia de los anticuerpos en la sangre y la implicancia para las personas afectadas por el COVID-19 en algún momento y que hayan decidido convertirse en donantes de plasma sanguíneo, el neumólogo Carlos Morínigo indicó que los anticuerpos permanecen en la sangre, pero que gradualmente van desapareciendo, por lo que no servirían para una donación de plasma si ha transcurrido alrededor de un mes y medio luego de que la persona afectada haya dado negativo a la prueba de COVID-19.

Esta característica del anticuerpo que permanece en la sangre tras la afección, pero que poco a poco va disminuyendo, es lo que hasta ahora no ayuda a confirmar ni a desmentir totalmente que una persona que ha contraído el COVID-19 pueda desarrollar una inmunidad permanente.

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