• Los Ángeles, Estados Unidos. AFP.

Miles de personas tuvieron que huir ayer martes de un incendio forestal que se pro­pagaba por el sur de Califor­nia, mientras fuertes vientos avivaban las llamas.

Se instó a unas 5.700 per­sonas a abandonar las zonas amenazadas, que se declararon el lunes hacia la hora del almuerzo y habían arrasado 900 hectáreas a la mañana siguiente. El incendio de Highland, en la campiña al sureste de Los Ángeles, ya ha saltado una autopista y destruido tres edificios. Se sabe que otras seis estructuras han resul­tado dañadas.

Más de 300 bomberos com­batían las llamas desde tie­rra, ayudados por aviones que arrojaban agua sobre las llamas. Maggie Cline de la Rosa, de Cal Fire en el con­dado de Riverside, dijo a la AFP que los equipos esta­ban luchando contra fuer­tes vientos y terrenos difí­ciles. “El mayor problema en este momento son los fuertes vientos”, dijo. “Están inten­tando evitar que (...) vuelva a cruzar la autopista”.

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El Servicio Meteorológico Nacional informó que se podían esperar rachas de hasta 50 kilómetros por hora durante el día. Los lla­mados vientos de Santa Ana son una característica habi­tual del otoño en el suroeste de Estados Unidos, y ali­mentan el riesgo de incen­dios en una zona propensa a los focos.

INVIERNO HÚMEDO

Un invierno muy húmedo, seguido de un año inusual­mente húmedo, han creado un crecimiento explosivo de la vegetación en grandes franjas de California tras años de sequía.

Los expertos habían adver­tido de que esta vegetación podría secarse y proporcio­nar combustible para los incendios, que son una parte natural del ciclo climático.

Los científicos afirman que el cambio climático provocado por el hombre está afectando nuestros patrones meteoroló­gicos, al hacer que los periodos secos sean más secos y largos, y los húmedos más intensos.

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