La banda celebra sus 25 años de carrera y prepara un nuevo álbum que se irá presentando en los siguientes meses. La agrupación ofrecerá un concierto de aniversario el siguiente fin de semana.

Decir que una banda de rock paraguayo cumple 25 años de trayectoria y que prepara su sexto álbum de estudio sin dudas se inscribe en la columna de las buenas excepciones en la escena local, un logro en puertas de Salamandra. For­mado actualmente por Javier Zacher (voz y guitarra), Celso “Cachito” Galeano (bajo), Rod­ney Cords (guitarra) y José “Batoloco” Gaona (batería), este es un proyecto que rever­beró por primera vez en la capi­tal en los primeros años de la década del 2000.

Originarios de Ypacaraí, arri­baron a la escena con virtuo­sas guitarras, conceptos claros y valijas enormes cargadas de sueños, que un cuarto de siglo después, tras mucho trabajo, hoy están llenas de aprendi­zajes, desafíos, aceptación del público y éxitos. Javier es el frontman de la banda, con un aire que mezcla la bohemia, el carisma constante, la picardía y la timidez, es el encargado de la pluma y la voz de Salamandra, y afronta el desa­fío de un nuevo pro­yecto: el sexto disco, esta vez con producto­res paraguayos, los hermanos Marcelo y David Arriola. Hace unas semanas lanzaron el pri­mer adelanto, “La mentira”, y el próximo sábado 16 de agosto celebrarán sus 25 años en Voü­devil, donde presentarán los cortes “Cigarrillo” y “El dedo acusador”, este último con tinte folclórico. Zacher habló con La Nación del Finde sobre la histo­ria de la banda y su presente de producción.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

–Son 25 años de proyecto. ¿Qué cosas te parece que cambiaron en este tiempo y qué otras permanecen intac­tas?

–Lo que cambió bastante en estos 25 años es el conoci­miento que fuimos adqui­riendo con la experiencia en la música y en los escenarios. Lo que no cambió hasta ahora es que sigue siempre ese sueño, la ilusión de vivir de gira siempre, de tocar en nuevos escenarios. Siempre estamos con un sueño, hacer un disco más, subir a un escenario.

Salamandra, una de las bandas insignia del rock paraguayo, cumple 25 años en la escena musical, un aniversario que la encuentra elaborando su sexto álbum discográfico

APRENDIZAJE

–¿Qué cosas aprendieron en este tiempo?

–En el escenario, hace 25 años no estábamos encontrando la presencia, el porte, esa per­formance, esa actitud que des­pués fuimos forjando. Fuimos conociendo a muchos músicos en los escenarios y haciendo amistad con grandes músicos que también nos fueron ense­ñando cosas como armonía, progresiones, cosas de la tec­nología, que hoy en día fueron cambiando también.

–¿Y en lo humano qué apren­dieron en el relacionamiento entre ustedes?

–Realmente la relación con la banda es la más larga de mi vida y siempre va siendo prueba y error. Ya pasamos por muchos desacuerdos, también peleas, pero con el tiempo que lleva­mos juntos aprendimos tam­bién a ceder, aprendimos a hablarnos de lo que nos inco­moda, que a veces justamente es algo difícil de hacer. Aprendi­mos que, si dejamos ayer abierta una heridita, con el tiempo se va haciendo cada vez más grande. Siempre se va aprendiendo y siempre lleva su esfuerzo.

–¿Cuáles podrían ser puntos altos o curvas que marcaron a la banda en este tiempo?

–Algo que empezó a darle vida a Salamandra mucho más allá de Ypacaraí creo que fue cuando entramos en un concurso para presentarnos a tocar a un festi­val. Lo que quedó de esa compe­tencia fue que se hizo un recopi­lado pirata, un disco de MP3 de rock nacional, que tenía la foto de Laura Martino con el cuerpo pintado de Paraguay, era algo bien trucho. En ese disco había músicas de un montón de ban­das, y entre los 300 temas esta­ban cinco canciones de Sala­mandra, que era un demo que habíamos hecho. Eran cinco temas que, al terminar, volvían a sonar, o sea, estaban dos veces. Yo creo, y me lo contaron, que ese disco hizo que mucha gente conozca la banda por­que, de repente, se escuchan los temas dos veces y eso les llamaba la atención a muchos.

–¿Cuál fue el festival o con­cierto que más recordás?

–Uno de los conciertos que más disfruté en lo personal fue uno que hicimos acá en Ypacaraí. Un amigo se accidentó y se organizó un concierto solida­rio, porque se partió bastante mal. Bueno, cuando ya estaba toda la gente ahí para el show, se largó una lluvia, y cerramos nosotros, teníamos que tocar seis a siete temas. Como llovía, no iba a ser diferente si tocába­mos un poco más, porque con la lluvia nadie iba a salir de ese lugar. Finalmente, nos pusimos a tocar como unas cuatro horas ahí para todos los perros. Ese es un concierto que realmente todos los días lo recuerdo.

–¿Cuál es tu escenario más soñado?

–Un escenario que siempre soñé fue el anfiteatro José Asunción Flores. Siempre que tenemos la oportunidad de estar ahí creo que es algo mágico. Recuerdo de muy chico ver el festival de la OTI por la tele y toda la historia que se contaba del anfiteatro. Siempre soñé con, alguna vez, ser parte de ese escenario.

Originaria de Ypacaraí, la banda está conformada por Javier Zacher (voz y guitarra), Celso “Cachito” Galeano (bajo), José “Batoloco” Gaona (batería) y Rodney Cords (guitarra)

SEXTO ÁLBUM

–Están con un nuevo disco en puertas

–Sí, estamos encarando el sexto álbum de Salamandra, en Cove­nant, y los productores son Marcelo y David Arriola. A mí me llenaba de intriga esta posi­bilidad, hace mucho que que­ría trabajar un disco con ellos. Empezamos ya en setiembre del año pasado a gestarlo desde las maquetas. Ahora tenemos ya cuatro canciones y vamos a ir tirando en tandas. Se siente lanzar como unos pequeños EP. En diciembre se completaría todo el álbum.

–¿Cuál fue el flujo de trabajo para este material?

–Antes de este disco nos encon­tramos en una etapa en la que ensayábamos los temas para los shows, y decidimos ponernos un día diferente de ensayo para dedicarnos netamente a hacer las canciones nuevas. Ahí nos encontramos con que estába­mos un poco saturados de noso­tros mismos, que sentíamos eso de estar haciendo lo mismo y, aunque te digo, hacer lo mismo no es algo que a mí me disguste para nada, pero era como que nos faltaba algo, un incentivo nuevo o una visión más fresca de lo que hacemos. Entonces, ahí fue donde paramos los ensa­yos, entonces llevamos la can­ción cruda al estudio con los productores, como son personas que conocen Salamandra, que trabajaron mucho ya con Salamandra.

–¿Son temas que surgieron para el disco o son ya temas que fueron juntando?

–A diferencia de discos ante­riores, en los que presentamos temas que ya veníamos tra­bajando y que teníamos bien afianzados, este disco tiene canciones que se fueron desa­rrollando ahora, son senti­mientos muy actuales de la banda en cuanto a la letra, en cuanto a la música misma y una cosa que disfruto mucho en lo personal es ese aire nuevo que le da esta producción artística, esta guía que nos vienen dando los Arriola.

–¿Qué le pidieron los pro­ductores a la banda para traer a la mesa de trabajo?

–La relación que tenemos con ellos es bastante orgánica, por­que hace años que venimos tra­bajando juntos. Lo que pidieron fue más bien llevar la canción cruda al estudio, solo guitarra y voz. Después ellos nos presen­tan una nueva propuesta, desde una visión externa, la que escu­chamos y nos sorprendió, exac­tamente eso era lo que quería hacer con esa canción, pero no sabía cómo, pensé. Justamente es eso lo que uno busca cuando trabaja con un productor.

Javier Zacher, voz líder de Salamandra, estima que en diciembre se completaría todo el nuevo álbum

“BUSCARLE EL SENTIMIENTO”

–¿Cómo te manejás con esa dinámica de composición?

–A mí me suelen llegar momen­tos en los que, ponele, agarro la guitarra y lo que sea que toco, ya me parece una canción, ya sea el mismo mi menor que todo el mundo toca, pero algo le siento que me hace ponerle una letra y generalmente cuando pasa esto, me pasa con unas cua­tro o cinco canciones en ese momento. Luego hago eso de quedarme ahí con esa canción, hago eso de enamorarme, de buscarle, de sentirle. Tiene una letra primaria al nacer, y mien­tras voy tocando, le voy bus­cando una forma más que en la cual yo me siento mucho más a gusto, trato de encontrarle el significado o la palabra misma que me pide esa secuencia de acordes que tengo y buscarle el sentimiento que tengo, que me nace con esos acordes. Y lo voy puliendo hasta un punto donde siento que a mí me gusta mucho. Paso mucho tiempo con ese grupo de temas.

–¿Y qué hacés cuando ese tiempo de inspiración no está ahí?

–Y suelo enloquecer cuando me doy cuenta de que llevo tiempo y tiempo sin agarrar un acorde que me lleve a una can­ción. Así, bueno, voy tocando, y, por lo general, cuando me siento así seco de inspiración, empiezo a tocar los primeros temas que siempre toqué, gene­ralmente Sui Generis, funda­mentalmente. Me voy así recor­dando todas esas canciones que me llevaron a querer ser músico, a querer tener una banda y ahí me voy nutriendo otra vez hasta llegar a otro momento donde vuelvo a componer y que es algo así como decir que le da sentido a mi vida.

–¿Y de dónde vienen las can­ciones?, ¿de una idea, una sensación?

–La verdad que más bien es el estado ánimo en el que me encuentro, por lo general es el motor principal o el combusti­ble de mi máquina mental. Den­tro de este estado de ánimo es donde me encuentro como per­dido, tocando la guitarra, haciendo ruido, hasta encontrar un acorde. Por lo general la inspi­ración para los temas suele venir en los momentos difíciles.

Déjanos tus comentarios en Voiz