• Por Jimmi Peralta
  • Fotos Roberto Zarza / Gentileza

Tras abordar diversas técnicas y temáticas dentro de las artes visuales a lo largo de sus cuatro décadas de trayectoria, Diego Schäfer habilitó recientemente la muestra “Piel de grafito”, que fue inaugurada en la sede de la Embajada de Uruguay en Asunción y que permanece abierta en su galería privada Private Space of Art (José de la Cruz Ayala 6192). Se trata de una búsqueda conceptual que aborda a profundidad su expertiz en el dibujo y su sensibilidad expresada en cada uno de los trazos que, conjugados, expresan los rostros de afrodescendientes.

Schäfer, nacido en Uruguay, viene desarrollando su trabajo como arquitecto y como artista desde hace más de cuarenta años en el Paraguay. Su historia personal dentro de su país de origen despertó en él la necesidad de esta mirada reivindicativa de la comunidad afrodescendiente de la región.

En este diálogo con La Nación/Nación Media, Schäfer habla sobre su trabajo actual, su formación y su relación con el ámbito de las artes visuales en nuestro país.

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–¿Podrías comentarnos un poco sobre tu historia personal como migrante?

–Nuestra familia llegó en el año 78. Con 11 años me trajeron al Paraguay y me costó un poco adaptarme al idioma, a la manera, pero realmente me encantó la energía que tenía el Paraguay, la energía de su gente, eso me cautivó. Mi madre es paraguaya y mi padre uruguayo. Yo nací en Paysandú, Uruguay, así que tenemos esa línea con Paraguay. Eso es lo que nos une. Mi experiencia acá como migrante es que al haber venido a esa edad siempre quedó el corazón en Uruguay y ese extrañar, porque fue el tiempo de mi infancia. Entonces hasta ahora hay un latir del corazón celeste, pero de igual manera ya eché raíces acá en Paraguay, porque tengo familia, hijas, nieta. Así que me aggiorné desde el lado materno que es paraguayo, que fue la lengua y la crianza que tuve de mi madre.

–¿Tuviste un contexto familiar cercano al arte?

–Con respecto al arte en nuestra familia, tengo un tío barítono, Arnaldo Paoli, que cantó por todo el mundo en 22 idiomas y realmente una eminencia que hay que rescatarlo también. Luego está mi prima hermana que también es artista, Cristina Paoli. Así que estamos todos vinculados al arte.

–¿Cómo llegaste al dibujo?

–Yo desde muy chiquito admiré el dibujo de mi hermano. Él dibujaba muy bien y me animé a hacer lo que él hacía. Empecé a notar que me empezaba a salir muy parecido a lo que él hacía y ahí arrancó esa pasión por el dibujo desde muy chiquito. Estimo yo que habrá sido cuando tenía entre 4 y 5 años. Me formé aquí. Ni bien llegar a Paraguay ya estuve en contacto con mi prima Emma, que por ese entonces era dueña de lo que se llamaba Estudio Superior de Artes Plásticas y Aplicadas. Me vieron a mí que estaba trabajando con algo en el piso del negocio de mi papá y apareció el esposo de mi prima y le dijo “¿por qué no lo llevás a que estudie dibujo en el instituto? Porque él tiene talento”.

Schäfer celebró recientemente su exposición de dibujos que fue inaugurada en la sede de la Embajada de Uruguay

FORMACIÓN

–¿Y cómo iniciaste tu formación?

–A los 11 años iba solito en bus a las clases. Durante cuatro años estudié dibujo y pintura. Primero estudié algo de dibujo arquitectónico a los 11 años y a los 15 me recibí de profesor de dibujo y pintura. Posteriormente, a los 23 años me recibo de arquitecto en la Universidad Nacional de Asunción y hasta ahora sigo con el dibujo. En época de estudiante recuerdo que trabajaba, como no existían todavía los trabajos por computadora, realizando los proyectos en acuarela para los grandes arquitectos y era una manera de sostener mi universidad. Llegué a trabajar con Jenaro Pindú durante dos años y con grandes estudios de arquitectura.

–¿Cuándo dibujar pasó de ser un juego para vos a ser una forma de proponer estéticamente algo?

–En algún momento cuando yo estaba en el colegio participé de un concurso de arte en el que presenté tres cuadros que eran dibujados y pintados con colores. Gané el primer premio. Era un concurso nacional de arte en el que se presentó muchísima gente y eso me entusiasmó al ver mi talento con ojos más profundos.

–¿Cómo se dio tu desarrollo en cuanto a las técnicas, temas y formatos a lo largo de tu carrera como artista plástico?

–Arranqué con mi primera muestra individual que se llamó dibujos con color y a partir de ahí empiezo a explorar otras técnicas. La verdad que me gusta eso de explorar las técnicas, manejo la acuarela. Participé por Paraguay en la exposición de Fabriano, en Italia. Trabajo también con carboncillo, hago técnicas mixtas, actualmente estoy pintando también con acrílico. Hice pintura al óleo. Luego investigué sobre formatos ovales. O sea, llegué a hacer una exposición pintando huevos de avestruz y también pasé por el dibujo digital. Así que me apasiona esto de hablar con diferentes lenguajes y transmitir el arte a través de las diferentes técnicas.

“Piel de grafito”, una mirada reivindicativa de la comunidad afrodescendiente de la región

–¿Cuál es tu relación con el arte local?

–Yo abrí un espacio privado de arte que se llama Private Space of Art, donde exhibo mis obras. Por otro lado, el año pasado organicé una exposición con los mejores referentes del dibujo aquí en Paraguay, los mayores dibujantes y también referentes de la arquitectura e hice una exposición con ellos en Roma, Florencia y Nápoles.

–¿Por qué el grafito como técnica para esta muestra?

–Porque es la técnica que más se acerca a la representación gráfica de lo que es un afrodescendiente. Por eso se llama piel de grafito la muestra. La verdad que yo no siento esa distancia entre un afrodescendiente y nosotros para nada. Yo viví en Uruguay un vínculo fraterno y aprendí a respetar todos los colores del ser humano. Así que para mí es más bien un homenaje a lo que ellos aportaron a la cultura y me atrevo a decir que la nobleza que caracteriza al pueblo uruguayo es uno de los aportes de la cultura afrodescendiente.

“Piel de grafito”, una mirada reivindicativa de la comunidad afrodescendiente de la región

UN HOMENAJE A LA CULTURA AFRODESCENDIENTE

–¿Cómo surge esta muestra a partir del tema o a partir de los primeros dibujos hechos?

–Esta exposición ya vino hace rato, hace dos años, cosquilleándome. Durante la pandemia empecé a dibujar mucho porque ahí sobraba el tiempo para poder hacer cosas. Entonces decidí mejorar mi técnica del dibujo y salieron cosas muy interesantes. De ahí me surge el interés de poder hacer una muestra con el grafito y su relación con el color de la tez de los afrodescendientes y dije “esta puede ser una muestra buenísima donde se le rinda homenaje a través de esta técnica específicamente a nuestros afrodescendientes”, ya sean los uruguayos como también los paraguayos. Durante un año estuvimos preparando esta muestra con la Embajada de Uruguay y hoy culmina con un gran éxito de nueve obras, muy bien trabajadas, hechas al grafito.

–¿Podrías hablarnos sobre la sensibilidad o idea que te inspira esta propuesta de reivindicación de la cultura y la comunidad afrodescendiente?

–Yo creo que la reivindicación ya queda por parte de la misma sociedad. Nosotros los artistas lo que hacemos es tocar esa sensibilidad para los que estén vinculados al tema. Y ya queda en manos de la sociedad poder tomar conciencia de eso, pero sobre todo quiero manifestar mi interés en rendirles homenaje por el aporte que han hecho a nuestras culturas, sobre todo a la cultura del Uruguay, donde hoy en día los carnavales son nuestra visibilidad y donde se manifiesta con mayor fuerza el candombe, que hoy en día también es reconocido a nivel mundial como patrimonio de la humanidad.

Un poco también nace mi sentir, porque cuando era chico en Uruguay asistía a los carnavales y es ahí donde yo tomé ese vínculo profundo con la cultura afro, al escuchar ese ritmo tan emocionante, que realmente cala hondo y solamente el uruguayo puede disfrutar de un ritmo sabroso como es el candombe. Tal es así que aprendí a tocar los tambores uruguayos, que son tres. Mandé a traer tres tambores para tocar el candombe y hoy en día tengo esos tres tambores y cada una tiene una manera específica de tocar.

Este homenaje a los afrodescendientes se compone de nueve obras, muy bien trabajadas, hechas al grafito






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