En el 486 aniversario de su fundación, la ciudad de Asunción se apresta a ser escenario de un nuevo traspaso presidencial, por lo que en sus calles ya son visibles los preparativos para recibir a dignatarios y representantes de países de la región, así como de naciones amigas y aliadas de otros continentes.

  • Fotos Christian Meza

Las ceremonias de toma de mando no siempre se realiza­ron el día del aniversario de la ciudad y, de hecho, ni siquiera la mayoría a raíz de los numerosos presi­dentes que no acabaron su mandato. En la historia del Paraguay independiente es posible identificar tres fechas de toma de mando. En este sentido, el histo­riador Herib Caballero Campos detalla que los presidentes del Paraguay asumen el mando el 14 de marzo entre 1844 y 1862, el 25 de noviembre entre 1870 y 1912 y el 15 de agosto entre 1912 y 2023.

Caballero Campos explica que la ceremonia de tras­paso de mando se realizaba hace más de 100 años cada 25 de noviembre en recor­dación al día de la promul­gación de la Constitución de 1870, cuando también fue elegido el primer pre­sidente constitucional del Paraguay, Cirilo Antonio Rivarola. Luego detalla que en 1912, para salir de la profunda crisis política que siguió a la revolución de 1911-1912, se decidió acor­tar el periodo presidencial 1910-1914 y adelantar la toma de mando de Eduardo Schaerer-Pedro Bobadilla al 15 de agosto de 1912, con­virtiéndose además en el primer presidente civil en concluir su mandato en la etapa liberal, añade el his­toriador.

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Con sucesivos vaivenes por golpes militares, enjuicia­mientos y muerte en el ejer­cicio del cargo, este 15 de agosto de 2023 asumirá el 51.er presidente en la histo­ria del Paraguay y el deci­mosexto en asumir un 15 de agosto.

ACTO CEREMONIAL

La asunción a la primera magistratura es el acto cere­monial más importante en los modelos republicanos y democráticos del mundo, cargado de simbolismos y prácticas que se repiten como la entrega y toma del bastón de mando y la impo­sición de la banda presidencial por los órganos consti­tucionales.

El traspaso y toma del mando presidencial es mucho más que una simple ceremonia protocolar, pues es un acto relevante cuya forma y fondo está consa­grada en nuestra Constitu­ción Nacional, que establece que el presidente electo tomará posesión de su cargo ante el Congreso Nacional, para lo cual deberá jurar o prometer que cumplirá con “fidelidad y patriotismo” las funciones que la Constitu­ción nacional le impone.

El Ceremonial del Estado traslada los atributos al Palacio de Gobierno, donde la Dirección General de Ceremonial del Estado es el depositario de los atribu­tos y se encarga de ubicar los mismos en el sitio donde se realizará el acto de asun­ción al cargo e imposición de los atributos al presidente electo.

El Artículo 6° de la Ley N° 5209, que establece el ceremonial del Estado, refiere que el “presidente de la República deberá usar la banda presidencial y el bastón de mando como atributos distintivos de su alta investidura el día de la toma de posesión al cargo de la primera magistratura; el 1 de julio, cuando dirija su mensaje en la sesión solemne del Honorable Con­greso de la Nación; el día de la Independencia patria y en aquellas ceremonias que la Dirección General de Cere­monial del Poder Ejecutivo considere pertinente por la solemnidad del acto”.

ORIGEN

El origen del bastón de mando se remonta a la Anti­gua Grecia con el nombre skeptron y representaba el poder sobre un pueblo, ade­más de ser un símbolo cas­trense. En el Paraguay, el bastón de mando que ostenta el primer manda­tario se instituyó en el año 1979 como un distintivo honorífico de la autoridad militar del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.

La entrega del bastón del mando como simbolismo de la toma del poder polí­tico en nuestro país hunde sus raíces en la propia gesta libertadora de la Indepen­dencia nacional, cuando en aquel mayo de 1811 el gober­nador Bernardo Velazco había manifestado “si es por el mando, yo entrego el bastón”, en respuesta a la sublevación de los próceres libertarios.

Para esta ocasión, el fla­mante titular del Ejecutivo asumirá con un bastón de mando único, elaborado por varios artesanos nacionales de distintos puntos del país. Estos unificaron sus res­pectivas técnicas para cola­borar en la elaboración de un símbolo nacional com­pletamente diferenciado por sus particularidades.

“Cada bastón que hace­mos tiene un diseño único. Las características de este es que fue diseñado con plata, tiene incrustacio­nes de oro y la madera es de lapacho, con las indicacio­nes correspondientes con las que debe contar el bas­tón; tiene el escudo nacional en la cabeza y unos detalles orfebres en la parte cen­tral”, explicó Jacqueline Recalde, una de las artistas.

Tanto ella como su padre, Charles Recalde, colabora­ron con el diseño del simbó­lico objeto y acudieron en la mañana del pasado vier­nes hasta el domicilio del mandatario entrante para actualizarlo sobre los avan­ces del proceso artesanal y sus características corres­pondientes. Ambos artesa­nos declararon que con el bastón se busca otorgar un diseño absolutamente per­sonalizado para que además el presidente pueda utili­zarlo en cualquier momento y lo lleve incluso al término de su mandato.

Por otra parte, el origen del uso de la banda se remite a la Edad Media, cuando los accesorios de los caballe­ros cruzados que comba­tían en el campo de batalla se convirtieron en símbolos iconográficos, tanto en los retratos como en los escu­dos de armas.

Los antecedentes indican que el primer presidente en utilizar la banda presi­dencial en Paraguay fue don Carlos Antonio López, pero entonces no estaba reglada, sino hasta mucho después de la guerra contra la Triple Alianza. Concretamente, el Congreso Nacional de 1887 la instituyó por ley como dis­tintivo y atributo de mando civil del presidente de la República.

La banda presidencial constituye una forma de representación de la ban­dera nacional y, a su vez, es emblema del poder civil. Las formas y ocasiones de su uso están igualmente reglamentadas por la ley que establece el ceremo­nial del Estado.

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