Un hombre con saco azul llega hasta donde cayó una vainilla servida a indicación de otro con camisa a cuadros, lo arrastra con sus pies y lo lleva en la dirección de la escalera. Sería el que posteriormente Fernando Cáceres cambió por otro que tenía consigo.

Las imágenes que quedaron al margen de la investigación fiscal sugieren inescrupulosos movimientos de evidencias en la escena del crimen. Acomodaron hasta cartucho alrededor del cuerpo de Rodrigo Quintana.

Eran las 00:33 de aquella fatídica madrugada del 1 de abril del 2017, el cuerpo de Rodrigo Quintana yace en el piso del pasillo de la sede del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), hacía 11 minutos que recibió una bala de escopeta en la cabeza. Se observa en imágenes la desesperación de varias personas, periodistas que entran y salen, la escena del crimen está saturada. Sangre por todas partes.

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Un movimiento raro y sospechoso se observa en las imágenes de un hombre con saco azul, que aparentemente es guiado por uno que no aparece en el plano de la cámara 1 del pasillo y le pide moverse hacia delante, hacia un costado, justo donde cayó uno de los cartuchos servidos, el que posiblemente mató a Quintana.

El hombre de saco pisa un objeto, presumiblemente el cartucho, luego ya aparece en plano el hombre con quien estaba hablando, quien lo estaba guiando. Uno con camisa azul está de espalda. Arrastra el cartucho más hacia el cuerpo inerte de la víctima, que aún estaba en el piso.

El sujeto en cuestión sería el custodio de una autoridad liberal, sería de un parlamentario. Aparentemente sería un agente policial destinado como guardia de seguridad de un congresista.

Al observar detenidamente las imágenes se observa que todo el movimiento que tuvo este hombre fue de manera intencional, toda la acción fue para tapar y arrastrar con los pies el cartucho servido, alterando también dicha evidencia.

Esta también es una de las personas que nunca fueron convocadas para una declaración testifical por lo menos.

Ricardo Estigarribia, abogado de Gustavo Florentín, asegura que con todas las imágenes se desvirtúa toda la investigación fiscal.

“CONSTITUCIONALISTAS”

Los “fanáticos” seguidores de Efraín Alegre, que aquel 31-M destrozaron lo que encontraban a su paso, son precisamente los que realizaron extraños cambios en la escena del crimen de Quintana.

Los vídeos son contundentes. A la 1:41:10, Fernando Cáceres, quien según fuentes es un conocido del movimiento escrache y seguidor liberal, se sienta al pie de la escalera y cambia el cartucho original percutido por otro y segundos después se retira de la escena y va afuera. 

Su compañera Olga Paredes continúa con la tarea, arrastró el cartucho cambiado por Cáceres con sus pies, desde la base de la escalera hasta muy cerca de donde cayó Rodrigo Quintana, a pedido de Mabel Cantero, quien estaba subiendo por la escalera. Esto ocurrió entre la 1:43:10 y la 1:43:30.

Las movidas de los jóvenes liberales se suman a las mudanzas internas y escondite de computadoras que realizaban Efraín Alegre Irún, hijo del presidente de los liberales, y el polémico dirigente Stiben Patrón. Otra situación que pone aún más en duda la acusación fiscal que pesa sobre el suboficial Gustavo Florentín es que la vainilla que cae al momento del disparo contra Quintana es de otra escopeta, no de la sostenida por el acusado.

Un hombre con saco, presumiblemente al servicio de ex diputado, aparece en videos pisando un cartucho y arrastrándolo disimuladamente.

Para ex juez amerita una investigación 

En un sentido general, el ex juez penal de Garantías y actual respetado abogado penalista Jorge Bogarín explica que por el simple hecho de existir una sospecha de una posible alteración de una escena del crimen, amerita que el juez haga una revisión del expediente procesal de cómo ingresaron las pruebas y que se haga una investigación. Es en el caso de Rodrigo Quintana, quien fue asesinado en la madrugada del 1 de abril del 2017.

El profesional del derecho manifestó que toda alteración cambia en la investigación si una prueba entra al proceso de manera ilegítima. No se pueden generar pruebas con cualquier cosa, como por ejemplo intervenir una comunicación sin autorización judicial o torturar a un testigo o alterar una escena del crimen.

Para Bogarín, el juez es quien tiene que velar por el proceso, tiene que ser el contralor de todo lo que entra y cómo entra en la carpeta judicial. El juez penal de Garantías tiene que mantener la transparencia y la claridad de todos los elementos que pueden servir en la investigación.

Si es necesario, al saltar elementos nuevos, como lo que apareció ahora, nuevas imágenes, el juez debe hacer una revisión del proceso. Si en realidad las nuevas imágenes que aparecen están contenidas en la carpeta fiscal.

En otro momento también explicó que obligatoriamente el juez debe realizar el control correspondiente de que todas las pruebas hayan entrado con total claridad, que no tenga ninguna alteración.

Si por si acaso el juez hace caso omiso al pedido de la defensa, esta debería denunciarlo ante los estrados correspondientes.

El Ministerio Público también debe hacer un trabajo apegándose a las instrucciones legales, no probar un hecho punible con otro hecho punible.

“Si existen algunas irregularidades durante la investigación y la recolección de pruebas, el juez deberá excluir dichas pruebas en la instancia correspondiente, ya sea en una audiencia preliminar o en todo caso en un juicio oral”, dijo Bogarín.

Jorge Bogarin.


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