La cultura ofrece formas definidas de pensamiento, sentimiento y reacción que guían la toma de decisiones y otras actividades de las que forma parte de la estructura organizacional de una compañía.

Las empresas de éxito por lo general tienen fuertes culturas que atraen, retienen y recompensan a la gente por desempeñar roles y cumplir metas. Uno de los más importantes es darle forma que, con personalidad, tendrá un efecto importante en la filosofía y el estilo administrativo.

Dentro de una organización comparte conceptos comunes. Subraya la importancia de los valores y creencias compartidos y su efecto sobre el comportamiento. Es el pegamento social o normativo que mantiene unida a una compañía. Incluye lineamientos perdurables que dan forma al comportamiento.

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Cumple con varias funciones importantes al transmitir un sentimiento de identidad a los miembros de la compañía; facilitar el compromiso con algo mayor que el yo mismo; reforzar la estabilidad del sistema social; ofrecer premisas reconocidas y aceptadas para la toma de decisiones.

“La cultura organizacional es un sistema de valores compartidos (lo que es importante) y creencias (cómo funcionan las cosas) que interactúan con la gente, las estructuras de organización y los sistemas de control de una compañía para producir normas de comportamiento (como se hacen las cosas aquí)”. Las definiciones sugieren lo que todos sabemos por nuestras experiencias personales; las organizaciones tienen culturas diferentes –objetivos y valores, estilos de administración y normas– para realizar sus actividades.

Para el desarrollo de una cultura organizacional se consideran como clave a los siguientes: 1) Una orientación hacia la acción, a fin de que se cumpla. Aun cuando las compañías podrían ser analíticas en su enfoque ante la toma de decisiones, no están paralizadas por este hecho (como muchas otras parecen estarlo). 2) Orientación al cliente, donde todos los recursos y el personal de la organización dirigen sus actividades cotidianas a la satisfacción de las necesidades del cliente. 3) Autonomía y decisión, a fin de fomentar el surgimiento de líderes e innovadores para la empresa. 4) Productividad a través de la gente, lo que lo considera como el activo más importante de la compañía, y consideran como inversión el dinero destinado hacia ellos, como fuente fundamental de mejoramiento. 5) Compromiso con los valores, desde los niveles superiores de la organización. La alta dirección se mantiene en estrecho contacto, visitando y dialogando con “el frente de batalla”. 6) Conocimiento del negocio, sus fortalezas y debilidades, sus amenazas y oportunidades. 7) Rigidez y flexibilidad, aceptación de ambos de acuerdo a la dinámica del cambio y sus circunstancias.

Una fuerte cultura puede contribuir substancialmente al éxito a largo plazo de las organizaciones al guiar el comportamiento y dar significado a las actividades.

Las culturas fuertes atraen, recompensan y mantienen el apego de la gente que desempeña roles esenciales y cumple con metas relevantes. Una de las responsabilidades más importantes de la administración es dar forma a los valores y normas culturales, y ahorran las comunicaciones, y facilitan la toma de decisiones.

La cultura y la personalidad afectan el estilo y la filosofía administrativa que conforma un sistema de valores, creencias y actitudes que guían su comportamiento.

Es importante que las empresas posean una cultura organizacional definida, y que el personal sepa exactamente la función que debe desempeñar para cumplir con las metas y objetivos trazados por la alta gerencia.

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