Desde que empezó la pandemia, no solo hemos tenido una alta circulación del virus SARS-CoV-2, también de una inmensa cantidad de mitos, mentiras, confusiones e información falsa o fake news. A pesar de que existe mucha información veraz en internet, puede ser difícil discernir entre información falsa y verdadera.

La información falsa o mal intencionada puede llegar a la gente en forma de texto corto o de video (algunos tienen solo 1 minuto). Estos materiales se hacen circular por las redes sociales y mucha gente los termina creyendo, porque la información falsa está mezclada con información verdadera y es presentada de una manera simple, que todos parecen poder entender.

Desmentir una información falsa lleva trabajo. En un minuto de video se pueden lanzar muchas ideas erradas; sin embargo, desmentir solo una de ellas puede llevar varios minutos de explicación. Gran parte de esa explicación, requiere de mucha información adicional para llegar a una aclaración final, ya que hablamos de temas complejos, por ejemplo, del sistema inmunológico (S.I.) del humano, o las vacunas (que han avanzado mucho desde 1796).

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Una de las muchas afirmaciones que han circulado, relacionada a las vacunas, hace referencia a la supuesta permanencia de la sustancia inyectada en el cuerpo, por mucho tiempo. Hemos llegado a escuchar frases como “las dosis de una vacuna van a enfrentarse con la dosis de la nueva vacuna”; o también, “luego de 2 años la vacuna te va a matar”.

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Toda vacuna, sea cual sea su tecnología, tienen el mismo fin: una vez que han entrado al cuerpo, despertarán al sistema inmunológico (S.I.) simulando una infección. Esto hace que el S.I. se defienda, porque “cree” que hay un peligro en el cuerpo, y comience a producir defensas contra ese supuesto patógeno que ingresó. Pero una vez que han iniciado la respuesta inmunitaria, las vacunas en sí, se desarman rápidamente y se eliminan del cuerpo.

En el caso de la vacuna de Pfizer, una vez que el ARNm ha producido las proteínas spike (que es la parte que va a despertar al S.I.), se descompone y elimina de la célula. El ARNm es una molécula que normalmente se encuentra en las células del cuerpo y éste tiene las vías para eliminarla. El ARNm de la vacuna de Pfizer se elimina junto con el resto de los ARNm producidos por el funcionamiento normal de la célula. De hecho, el ARNm es muy frágil, y el más duradero solo puede sobrevivir unos pocos días. Es por eso que las vacunas Pfizer y Moderna deben conservarse con tanto cuidado a temperaturas muy bajas.

Las vacunas de vector (AstraZeneca, Johnson y Johnson y Sputnik) utilizan un adenovirus como vector, inofensivo para los seres humanos, para entregar una parte de la información genética del SARS-CoV-2 a nuestras células. Una vez adentro, las células fabricarán solamente la proteína pico o spike del virus, lo que activará al S.I. Cuando las células fabricaron las proteínas pico del virus, todos los componentes de la vacuna se desintegran en cuestión de días o semanas. Inclusive las proteínas pico que se fabricaron en el cuerpo para activar el S.I. son eliminadas, pues el S.I. se activó y detectó como partículas extrañas al cuerpo.

El S.I es un sistema muy complejo dentro de nuestro organismo. Las vacunas, no solo van a generar anticuerpos, sino también estimularán otra parte importante del S.I. que son las células inmunitarias de memoria. Esto significa que, aunque los niveles de anticuerpos disminuyan con el tiempo, el S.I. está listo para producir más anticuerpos y otras células inmunes para combatir el virus, si alguna vez se expone a él.

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De una manera simplificada podemos decir lo siguiente: al cuerpo le lleva tiempo generar una defensa. Ya vimos que las vacunas demoran un par de semanas para generar protección. Eso se debe a que, al cuerpo le lleva unos días producir la defensa óptima contra ese patógeno. Por ese motivo, cuando no hay vacunas y una persona se enferma de COVID-19 al cuerpo le puede llevar un tiempo construir la defensa adecuada contra el virus SARS-CoV-2. Dependiendo de cómo está el organismo de la persona, ese tiempo que le lleva al cuerpo generar la defensa puede ser crucial. Cuando finalmente el cuerpo consigue responder a la reacción provocada por el virus, en ocasiones ya se encuentra muy enfermo, lo que llevará a la persona necesitar asistencia más especializada, como terapia intensiva.

Las vacunas, por tanto, son una ayuda que le damos al cuerpo para que produzca una protección en el caso de que el verdadero virus que produce la enfermedad, entre a nuestro organismo. Esas vacunas son eliminadas en cuestión de semanas de nuestro cuerpo y lo que queda de ellas, es solo el estímulo que dieron a nuestro S.I.

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