La peor pesadilla del presidente Mario Abdo Benítez y el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, no fue en marzo cuando dieron el anuncio de suspender las activida­des, sino fue meses después con la llegada de los insu­mos chinos. Pese a que se embanderan hasta hoy día con la rápida reacción que se dio con las medidas sanita­rias, las licitaciones públicas para el combate al covid-19 se convirtieron en la estrella del 2020, atípico año pandémico.

Las empresas Imedic y Eurotec fueron protagonis­tas de principio a fin en el drama estatal, que al final van teniendo un desenlace favorecedor al ser blanquea­das. Mientras como efecto dominó aquellas licitacio­nes pendientes iban cayendo, cuando la Comisión de Super­visión de Compras cancelaba aquellas que contaban con irregularidades.

Abdo fue duramente cuestionado a raíz de sus colaboradores salpicados por corrupción.FOTO:ARCHIVO

El cargamento proveniente de la China a cargo de la empresa Insumos Médicos SA, que se rechazó, contenía 40.000 mascarillas, 30.000 protectores oculares, 6 millo­nes de máscaras quirúrgicas, mamelucos, trajes protecto­res, entre otros. Todos fueron adquiridos por el Estado por la suma de US$ 14 millones a través de las firmas Imedic SA y Eurotec SA, ambas vin­culadas al empresario Julio Ferreira.

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Tampoco decepcionaron en este ambiente el agudo olfato para los negocios de Patricia Samudio, ex presidenta de Petropar, y el de Édgar Mel­garejo, ex director de la Direc­ción Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), al estar bien adiestrados para que en lici­taciones públicas de insumos médicos los precios de masca­rillas y otros insumos alcan­cen precios exorbitantes.

FONDOS COVID, MÁS QUE UN SUEÑO FUE UNA BURLA

Cuando la Ley de Emergen­cia Sanitaria con los US$ 1.600 millones fue pro­mulgada, se convirtió en el caballito de batalla del Ministerio de Hacienda, desde donde se prioriza­ron mayores recursos para la cartera sanitaria. Hoy esos fondos en un 61% fue­ron destinados al pago de salarios del personal de blanco y con una muy baja inversión en infraestruc­tura e insumos médicos.

Ante estos casos, la Comi­sión Bicameral del Congreso Nacional para el control de los fondos covid-19 también aparecieron en escena al final del año para dejar en eviden­cia las grandes fallas admi­nistrativas que se marcaron desde el día uno en el manejo de los recursos. Cuando la ejecución al 14 de diciembre de este año solo llegó al 74%, y con un saldo de US$ 409 millones de los 1.600.

Cuando las licitaciones se volvieron el foco princi­pal, el control se agudizó y las ejecuciones no solo eran irregulares con manchas de corrupción, sino también se volvieron lentas. Tanto así que de los US$ 426 millones aprobados para el Ministe­rio de Salud, la ejecución al 14 de diciembre es de US$ 121 millones, lo que representa solo 28% de ejecución.

Actualmente se tiene un total de 102 adquisiciones que representan US$ 177,8 millo­nes previstas en el marco de la pandemia, de las cuales 29 son de licitaciones adjudicadas, 20 se dieron a través de la tienda virtual, 13 por medio de orga­nismos internacionales y 40 siguen en procesos de llama­dos en la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas.

Con el correr del tiempo, las licitaciones que fueron una burla desde el aterrizaje de aquel avión carguero que pareciera marcar el inicio de mejores condiciones sani­tarias para el país se volvie­ron en el chiste mejor con­tado, cuando el contenido del mismo fue descartado por ser de pésima calidad.

Pero la comedia todavía no llegó a su fin, ya que para el ejercicio fiscal 2021 aún que­dan pendientes unos US$ 230 millones, que están pro­gramados en parte para más licitaciones médicas y además de las ansiadas vacunas que ni se asoman por territorio nacional.

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