La terapia asistida con animales (TAA) es una intervención tera­péutica en la que animales, como perros y caballos, son aliados de los profesionales de la salud para ayudar a los pacientes en diferentes con­diciones. Entre sus objetivos se encuentra generar un vín­culo afectivo entre el paciente y el animal que acompaña a la evolución terapéutica.

Esta forma de tratar enfer­medades no ha sido aún explorada en su totalidad. Sin embargo, existen múlti­ples estudios que demuestran su efectividad, tanto con difi­cultades físicas como men­tales en todas las edades. En nuestro país, la rama más desarrollada es la equinote­rapia o el trabajo con caballos. A fin de conocer más sobre las implicancias de este tra­tamiento, desde La Nación/Nación Media conversamos con la licenciada en psicolo­gía Julieta Morales, especia­lizada en TAA.

En nuestro país, la rama más desarrollada es la equinoterapia o el trabajo con caballos.FOTO: ARCHIVO

ES INNOVADORA Y PARA TODOS

“Esta terapia en realidad aplica a todas las personas, siempre y cuando no presen­ten algún tipo de fobia, que dentro de todo eso también se puede trabajar”, explicó Morales sobre la accesibili­dad del tratamiento. Aclaró que este tipo de interven­ción no sustituye otras tera­pias, sino que es un proceso complementario. Además, comentó que existen inves­tigaciones que respaldan el uso de la misma en pacien­tes con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperac­tividad), autismo, entre otros.

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La licenciada trabaja actual­mente en terapia asistida con perros, la cual considera como una forma alternativa e innovadora para respaldar las necesidades de los pacien­tes. Sobre el entrenamiento previo que debe tener un can de terapia comentó: “Antes que nada, me gustaría aclarar que en el momento de elec­ción de un perro de terapia no miramos la raza, sino carac­terísticas. Es importante que el perro esté entrenado y habituado a su labor, debe estar acostumbrado al con­tacto, a otros perros, a otras personas y debe tener un vín­culo afectivo importante con la persona que trabaje”.

GENERAR VÍNCULOS

Enfatizó en que los vínculos del animal con las personas a su alrededor son un factor clave para determinar la efec­tividad de la terapia. También sugirió que los beneficios de esta tienen mucho que ver con los objetivos terapéuti­cos de cada persona: “Hay una frase que me encanta de Boris Levinson que dice: ‘Cuanto más podamos obser­var al paciente en interacción con un animal de compañía, más profundas serán las con­clusiones que saquemos’. Los beneficios de la terapia son de acuerdo a qué objetivos tera­péuticos se está trabajando con el paciente”.

Añadió que formar un buen canino de terapia requiere trabajo y tiempo: “Son muchas horas de juego y entrena­miento con el perro de terapia, tenemos que saber que detrás de un gran perro de terapia, hay un gran guía”. Por último, señaló la importancia de la res­ponsabilidad tanto de parte de los profesionales como de los pacientes que desean partici­par de estas actividades tera­péuticas.

“Es demasiado importante que los profesionales que van a implementar este tipo de terapia sean realmente res­ponsables con sus animales, velar por el bienestar de ellos es igual de importante que el bienestar de los pacientes. Las personas que se intro­duzcan a esta actividad tam­bién deben ser muy respon­sables con la formación que conlleva esto, es demasiado importante tener a personas capacitadas y por sobre todo éticamente responsables”, dijo Morales a LN.

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