Eran días de lluvia y frío, como común­mente se presenta en julio. Ese 10 de julio del 2015, cuando el avión de la empresa Alitalia ingresó al cielo guaraní, lo hizo entre negros nubarrones. La aero­nave traía al segundo Pontí­fice a Paraguay y al primer papa Latinoamericano.

Tras una breve turbulencia en el aire que generó todo tipo de comentarios entre los miembros de la comitiva, se realizó el aterrizaje en el Aeropuerto Internacional Silvio Pettirossi sin inconve­nientes, donde autoridades nacionales, locales, eclesia­les, así como un imponente coro de niños, lo esperaban con ansias para darle una cálida y colorida bienvenida, pese al día fresco y nublado.

Pareciera que todo estaba coordinado para que la pre­sencia del papa Francisco en Paraguay sea inolvida­ble, pues al terminar el acto de bienvenida, y luego de que los niños abrazaran al pontí­fice, cayeron algunas gotas en el aeropuerto internacional, lo que aceleró a los visitantes, integrantes de la comitiva, a abrir los paraguas o a vestir el piloto negro, que formaba parte de la vestimenta oficial requerida.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

De esta forma arrancaba la maratónica visita que emprendió el papa Francisco a Paraguay, donde más de 2.000.000 de personas fue­ron a verlo, ya sea en las calles, en las misas, como también en los lugares donde visi­taba. Fueron tres días carga­dos de fe y esperanza, reple­tos de emociones, pues todos querían verlo, tocarlo y si se podía, recibir su bendición. Muchos pudieron lograrlo.

El amor y respeto que siem­pre mostró el vicario de Cristo por Paraguay hizo que lo incluya en la primera gira oficial por Latinoamé­rica, que inició el 5 de julio en Ecuador y concluyó el 12 de julio en Paraguay, pasando por Bolivia.

Su amor por los paraguayos y su gran carisma hicieron que todos los lugares a los que él acudió se llenaran de gente que quería verlo pasar. Algunos se animaron a más y pudieron hablarle, tocarle y pedirle la bendición. A pesar del clima inestable, las calles estaban repletas dando un cálido recibimiento al santo padre. Sin dudas, fueron días históricos, días inolvidables.

En las distintas actividades organizadas asistieron miles y miles de personas, prove­nientes de diversos puntos del país, así como también de la región, pues mucha gente de Argentina, Brasil y Chile llegaron para participar de una de las actividades previs­tas. Hubo gente que asistió a más de una actividad y otras que fueron a casi todas.

La visita del papa Francisco marcó un antes y un después en la iglesia. Trajo consigo una inigualable muestra de fe guardada por muchos años por los creyentes, qui­zás décadas. Durante tres días y desde ese viernes 10 de julio del 2015, el país explotó en emoción y siguió con el júbilo hasta el 12 de julio, día que Francisco dio la última bendición en suelo guaraní.

La Nación y el Grupo Nación, hoy Nación Media, tuvo una cobertura especial porque fue uno de los cuatro medios seleccionados para cubrir la primera gira sudamericana del papa Francisco. Para ello, la periodista Carolina Vanni viajó a Roma y desde el Vati­cano acompañó a Jorge Mario Bergoglio junto a otros 76 periodistas de todo el mundo en lo que sería una visita his­tórica para el Paraguay.

El papa Francisco junto al entonces presidente Horacio Cartes Jara.FOTO: ARCHIVO

LOS LUGARES QUE VISITÓ

Además de las reuniones que mantuvo con los obispos y las autoridades locales de enton­ces, Francisco realizó varias paradas para tener encuen­tros más cercanos con quie­nes más los necesitaban: los enfermos, los desvalidos, los más humildes y los jóvenes.

Es así que visitó el Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu, en San Lorenzo; donde compartió los niños internados y sus familiares y con el plantel médico del centro asistencial. Asimismo, llegó hasta el Bañado Norte, donde ofició una misa para la gente de la periferia, dando preferencia a los más humil­des, a los necesitados y valoró “todo lo que pelean para tener una vida digna, un techo”.

Allí también criticó la fe sin Cristo, la que solo sirve para la apariencia, pero no para ayudar. “Si no tenés un cora­zón solidario, si no sabés lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil o es enferma o está muerta. Es una fe sin Cristo”, fue el contundente mensaje.

En el Santuario de Caa­cupé, el papa donde tuvo un encuentro íntimo y emotivo con la Virgen de Caacupé, a quien tanto ama y admira. Es así que estuvo en el camerino de la Virgen donde agradeció estar ahí. Luego salió a oficiar una multitudinaria misa en la explanada, donde, una vez más, elogió y valoró la fuerza de la mujer paraguaya, “la más gloriosa de América”. También dejó clara su admi­ración, amor y respeto por la Virgen de Caacupé, dejando como regalo la elevación del santuario a basílica.

En el estadio del León Con­dou mantuvo un encuentro con la sociedad civil, donde pronunció la histórica frase: “La corrupción es la polilla, es la gangrena de un pueblo”. También pidió a los jóvenes que busquen en sus mayores y abuelos la sabiduría, además de recordar que la riqueza de la vida está en la diversidad.

En la Catedral ofició una misa con los religiosos. En la Fun­dación San Rafael compartió con los más necesitados, los más desvalidos; mientras que en Ñu Guasu celebró una misa multitudinaria. En la Costa­nera de Asunción dio su his­tórico mensaje a los jóvenes, pues los alentó “a armar lío, pero a organizarlo bien”.

“INOLVIDABLE”

Mariano Mercado, entonces director de Comunicación de la Conferencia Episcopal Paraguaya, dijo a La Nación/Nación Media que la visita del papa Francisco marcó un antes y un después en su vida profesional. “Inolvida­ble”, fue el calificativo utili­zado, considerando que él es católico y le tocó encargarse de la organización de la visita del pontífice.

Asumió que siendo el nuevo en el cargo de director, todo fue muy rápido e intenso. “Tuve que viajar a Roma para recibir capacitación y orien­tación del Vaticano. Me ayudó a crecer en la fe y profesional­mente, claro”, aseguró.

Por su parte, el suboficial 1.º IM Jorge Catalino González Aguayo, entonces correspon­sal de la Pastoral de Comu­nicación de la CEP, comentó que cuando participó de la misa en la Catedral Metro­politana, estuvo muy cerca de Francisco. “Fue algo inexpli­cable, ya que su sola presencia cercana transmitía paz, ale­gría y amor”, recordó.

Para Mariano Mercado, una de las cosas que más impre­sionó fue la humildad y la profunda espiritualidad que transmitió. “Tuvo una conexión con nosotros que no tuvo con los otros paí­ses que visitó. La visita del vicario de Cristo dejó hue­llas imborrables y después de casi 10 años sigue en la memoria de miles de per­sonas. Me siento una per­sona bendecida al haber sido parte de la organización.

Jorge Catalino también coin­cide en que la visita del papa Francisco “marcó un antes y un después, en la vida eclesial de nuestro país, ya que católi­cos alejados de la Iglesia, vol­vieron con más ímpetu y ale­gría para trabajar por el reino de Dios”, sostuvo.

Déjanos tus comentarios en Voiz