Los casos de aler­gia a medicamentos aumentan cada vez más, sobre todo en mujeres y personas de la tercera edad que reciben tratamientos para una dolencia, y que en algún momento requieren de aña­dir otro fármaco ante una complicación en su salud. Se observan reacciones leves a moderadas sobre todo a los antibióticos, los anticonvulsi­vantes y los antihipertensivos.

El doctor Jaime Guggiari (h), especialista en alergia e inmunología clínica, habló con La Nación/Nación Media sobre las implicancias de estas reacciones del sistema inmunitario y las pruebas disponibles en nuestro país para detectar el tipo de aler­gia que presenta el paciente.

El Dr. Jaime Guggiari (h), especialista en alergia e inmunología clínica.FOTO: GENTILEZA

“La alergia a los medica­mentos es una situación que viene aumentando notable­mente debido a que las per­sonas encuentran cada vez más posibilidades de tra­tamiento para sus diferen­tes tipos de patologías. Y a medida que uno consume más medicamentos la proba­bilidad de tener una reacción con uno de ellos aumenta bastante”, señaló Guggiari. El médico dijo que en gene­ral la franja en la que más se observa el problema es en mujeres de mediana y tercera edad. “Son las que más se medican en forma regular. Y en términos de medicamentos, los antibió­ticos son los más frecuen­tes en causar reacciones; en segundo lugar están los analgésicos y los antiinfla­matorios que son de uso muy frecuente en las mujeres”, refirió.

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En tercer lugar figuran los anticonvulsivantes, un grupo de medicamentos de uso neu­rológico, que siempre supo­nen un riesgo para el paciente. “En términos de gravedad, la gran mayoría de las reaccio­nes suelen ser leves a mode­radas. Y raramente una reac­ción por medicamento va a llegar a producir la muerte del paciente”, puntualizó.

No obstante, el doctor Gug­giari manifestó que ya se ha tenido pacientes que han fallecido por causa de reac­ciones por medicamentos, principalmente por anticon­vulsivantes, aclaró.

ANTICONVULSIVANTES, LOS MÁS PELIGROSOS

“Los anticonvulsivantes son los que más se asocian con reacciones farmacológicas severas o graves. También los antihipertensivos, sobre todo el enalapril y el losartan, sue­len producir reacciones muy frecuentes”, advirtió.

El diagnóstico de estas afec­ciones en su gran mayoría es clínico. Es decir, con la historia clínica del paciente, haciendo un detalle de los medicamen­tos consumidos y observando el tipo de lesión se puede lle­gar a detectar. Para algunos medicamentos específicos se sugieren estudios y pruebas. En este grupo, aplica la peni­cilina (antibiótico) y sus deri­vados. “En la gran mayoría de los casos no se dispone de un estudio estándar sanguíneo de laboratorio con el que uno puede hacer el diagnóstico. Entonces, tenemos que pasar a hacer unos tests de provo­cación en el mismo paciente”, mencionó. El procedimiento consiste en provocar una reac­ción con el medicamento que aparentemente está causando la alergia. “Son estudios de mucho cuidado porque lógi­camente uno tiene que valorar el riesgo que el mismo estudio puede generar en el paciente”, explicó.

DESENSIBILIZACIÓN

Los estudios se indican cuando el paciente necesita tomar obligatoriamente un medicamento. “Esto sucede bastante cuando el paciente, por ejemplo, está en quimio­terapia y reacciona a su medi­cación. No tiene otra opción, tiene que recibir su quimio­terapia y es alérgico”, explica el médico. En estos casos, precisó que hacen pruebas de alergia con el mismo medi­camento y al comprobar que le reaccionó proceden a una inducción de tolerancia. “Le curamos esa alergia a través de lo que se llama una desen­sibilización al medicamento”, significó Guggiari.

La desensibilización no supone que el paciente deje de ser alérgico, sino en un “engaño” al sistema inmuno­lógico para que no desenca­dene una reacción.

SÍNTOMAS COMUNES Y GRAVES

Las reacciones farmacológi­cas comunes abarcan desde urticaria, picazón en la piel o en los ojos, erupciones cutá­neas, hinchazón de los labios, la lengua o la cara, sibilancia, sangrado.

Mientras que los síntomas de anafilaxia incluyen cólicos o dolor abdominal, confusión, diarrea, dificultad respirato­ria con sibilancias o voz ronca, mareos, desmayo, desvane­cimiento, urticaria en dife­rentes partes del cuerpo, náu­seas, vómitos, pulso rápido, sensación de percibir los lati­dos cardíacos (palpitaciones).

La mayoría de las alergias farmacológicas responden al tratamiento. Sin embargo, algunas veces pueden provo­car asma grave, anafilaxia o la muerte, de acuerdo al portal Medlineplus.

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