Lita Pérez Cáceres, escritora
Ningún lector de “Perro… historias de infames” afirmará que su autor Eduardo Dios K. escribe como Shakespeare… pero le sigue los pasos. Escribe bien, mantiene la concordancia entre género y número, tal como lo hicieron antes su abuelo y luego su madre, que transitaron cómodamente la gran avenida literaria.
Para comenzar, Pipó eligió un tema, digamos que policial. Los periodistas sabemos lo difícil que es ser sencillos y claros, él lo logra. En un estilo directo, sin adjetivos ni lirismos innecesarios cuenta, como si fuesen verdaderas versiones de hechos ocurridos en Paraguay, donde el mayor mérito es tener la precisa en la rueda de los perros, la novela de Eduardo Dios K. reproduce su precisa, con la fe puesta en ser creído en esta inmensa galería donde todos participaban, cada uno con su versión.
Desde el magnicidio contra el intendente de Encarnación, Robledo, temible por su crueldad y su amistad muy cercana con Stroessner, hasta el marzo paraguayo. La novela de Dios K. fundamenta el drama en el poder de los segundones, los famosos secres, que conocen al dedillo las andanzas de su jefe, todos sus secretos.
Otro caso famoso que incluye “Perro… historias de infames”, la novela de Dios, es el atentado contra Tachito Somoza, el dictador que se refugió en Paraguay y cortejó a una mujer prohibida, despertando la furia de los celos de parte de su amante principal. Eso, más el grupo de guerrilleros argentinos, planificadores y ejecutores del atentado, conforman un elenco de actores que actuaron con precisión, revelando muchos ensayos.
Además del caso Ricord y de la historia de un protagonista que podría haber existido, es el contenido visible del libro. Son historias de infames, muy bien contadas, al estilo de las que los perros cuentan cada noche en el extinto Da Vinci o en otros sitios propicios. Intuitivo, el autor apelo a un género de mucha aceptación en estas comarcas.
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