Rocío Gómez, corresponsal en Itapúa, Rogaby92@gmail.com

Doña Julia Amarilla llegó desde San Pedro del Paraná a Encarnación con 22 años, y se animó a emprender con una bandeja y varios vasitos para vender ensalada de frutas recorriendo las cuadras de la Zona Baja. Desde joven y hasta hoy, con sus 56 años, asegura que el trabajo no es deshonra, por más sencillo que parezca.

“Yo hace 33 años que vendo ensalada de frutas, en las zonas bajas vendí durante 20 años. Y con mi bandejita cargaba en vasos y salía a repartir por las cuadras”, relató la exitosa vendedora.

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“Mis hijos estudiaron todos de esto. Tuvieron comida, ropa y todo lo que necesitan para estudiar. Empecé a pie con mi bandejita, después compramos un autito y con mucho esfuerzo luego ya un furgón, que hasta hoy funciona estacionado frente a mi local”, ríe recordando.

No pudo evitar durante los años recibir comentarios negativos de desprecio hacia su emprendimiento familiar, que inició de forma sencilla y que hoy es muy reconocido, hasta por clientes de Argentina. Con trabajo honesto, hizo frente a la maldad y la envidia.

“Hice crecer a todos mis hijos así. Yo siempre le digo a mis hijos, no tengan vergüenza. Algunos les dicen: qué si solo ensalada de frutas venden. Pero con mucha honra les digo. El trabajo no es deshonra, deshonra es no trabajar, les digo”, concluyó.

Tiene 5 hijos, todos estudiaron, pero uno de ellos falleció hace 9 meses. “Siempre trabajaba conmigo, era abogado y continuaba estudiando, no le faltó plata, pero tuvo un derrame y le liquidó”, cuenta doña Julia con lágrimas en los ojos. Igualmente, se muestra muy agradecida con Dios por la numerosa familia que tiene.

La mayor satisfacción de tanto esfuerzo para doña Julia es lograr ser jefa de su propio local y así permitir que su marido deje el trabajo de conductor de ambulancias, en el que debía cumplir un horario cambiante y exigente.

Todos los domingos comparte la mesa con hijos, nietos y su madre, estoy muy agradecida porque Dios me dio todo. Me dio salud, familia, hijos, nietos y nietas. Y ahora lo puedo disfrutar”.

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