Ayer, 15 de mayo, se conmemoró el Día de la Madre, en coincidencia con el Día de la Independencia patria, y La Nación, para rendir homenaje a todas las madres en su día, te cuenta el testimonio de dos madres que sin capa ni super­poderes se convirtieron en las heroínas de otras mujeres que también son madres.

A una, una enfermedad la puso a prueba como mamá, su amor incondicional logró movilizar a todo un país para comprar un costoso medicamento que salvaría y mejoraría la calidad de vida de su pequeña hija que padece una enfermedad neu­romuscular, lo consiguió y su lucha la llevó a habilitar la Fundación Curame Paraguay, para apoyar a otras familias que pasan lo mismo que ellos.

Blanca Vaccari de Zaván, la enfermera madre del joven José Zaván, único sobreviviente del accidente aéreo ocurrido en febrero del 2021.FOTO:GENTILEZA

Mientras que a la otra, un acci­dente aéreo en el que casi todos los tripulantes de una avioneta siniestrada murieron, mostró su inquebrantable fe desde el primer momento en que supo del hecho y su hijo sobrevivió y es testimonio de que la bendi­ción de una madre es sagrada e infalible.

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Hablamos en primer lugar de Tania Maíz, mamá de la pequeña Bianca Patiño Maíz, la beba diagnosticada con atro­fia muscular espinal (AME), quien con la titánica campaña de su madre y su padre junta­ron una importante suma de dinero y consiguieron que el Estado complete el monto para comprar el Zolgensma, considerado el medicamento más caro del mundo.

“Con Bianca me llegaron aprendizajes que jamás ima­giné, miedos superados, logros desbloqueados. Con ella mi vida cambió de rumbo, me puso en un camino lleno de retos y desafíos, conocí el amor incondicional y supe conver­tir mis inseguridades en fuer­zas para continuar y todo por ella. Dios dijo que el reino de los cielos es de los niños y sé que Él nos envió una misión con ella, no es fácil, pero no nos está dejando solos, Él nos acompaña y sé que ella tiene un propósito en la tierra y en noso­tros”, dijo Tania, una mamá heroína en comunicación con La Nación.

También hablamos de Blanca Vaccari de Zaván, la enfer­mera madre del joven José Zaván, único sobreviviente del accidente aéreo ocurrido en febrero del 2021, en Luque, quien sorteó los peores pro­nósticos con la vida de su hijo y se mantuvo en la fe en Dios y en su querida beata Chiqui­tunga.

“La fuerza que me movía era el amor y la bendición de Dios, la intercesión de nuestra beata María Felicia de Jesús Sacra­mentado y el amor maternal que lo cura todo, eso puede más que cualquier otra cosa. La recuperación de mi hijo, la fortaleza que él tiene me motivó a nunca decaer. Real­mente, el amor de mamá lo cura todo”, indicó Blanca, una madre de fe ferviente ante cualquier adversidad, en comunicación con La Nación.

EMPATÍA Y SENSIBILIDAD

Mamá Tania se describe como una persona con mucha empa­tía y sensibilidad, una mujer que lucha por sus sueños y no se da por vencida ante las difi­cultades. Se considera una mujer de mucha fe y perseve­rancia, virtudes que la ayudan a lograr grandes cosas, pero siente mucha impotencia y debilidad ante las injusticias, sobre todo en el ámbito de la salud, que es su desafío diario ya que es obstetra de profesión y continúa con la rehabilita­ción de Bianca en el hospital.

“No puedo negar que tengo miedo, sabiendo que Bian­quita no podría defenderse o le dificultaría comunicarnos lo que le pase, creo que para una mamá en mi situación, su mayor miedo es pensar en qué pasaría si le faltáramos. Los padres con hijos de cuidados especiales tienen miedo, por eso insto a seguir luchando por cuidarnos entre todos, dar más amor y seguir edu­cando bien a nuestros hijos, que sean empáticos e inclusi­vos en todo”, señaló Tania al ser consultada cuál es su prin­cipal miedo como mamá.

Mientras que lo que le hace feliz a mamá Tania es sen­tirse plena como madre y como mujer, porque cree que como mujeres, las madres deben sen­tirse empoderadas, cuidarse entre sí, trabajar en lo que le gusta, porque asegura que eso se transmite a los hijos la segu­ridad que tienen como mujeres y como personas.

“YO LE BENDIJE SIEMPRE A MI HIJO”

Para Blanca, la bendición a un hijo es fundamental, tanto al salir de casa como al vol­ver, e incluso cuando duerme tranquilamente y en todo momento, para que Dios lo proteja, incluso en las peo­res situaciones como las que le tocó vivir a su hijo, donde sobrevivió gracias a la inme­diata labor médica, como tam­bién por la fe que tuvo su madre desde el primer momento en que supo del accidente.

“Hetaite ahovasa akue la che membýpe anteke ojupi pe aviónpe ha osê rire pe avión (bendije mucho a mi hijo antes que suba al avión, así como cuando despegó). Nunca dudé del poder de Dios y de que mi hijo estaba vivo, en ningún momento decaí en la fe, siempre supe que él estaba vivo. Él (José) se me mostró en mi mente, volando como un superhéroe, seguro ese fue el momento del accidente, yo no dudé en que Dios nos iba a amparar”, dijo doña Blanca a La Nación.

Se describe como una persona de fe, de mucha confianza en Dios, que siempre se mantuvo en la actitud tranquila y agra­decida para superar todo lo que desde ese momento y hasta hoy está viviendo junto a su hijo. En abril se cumplió un año de la primera alta médica de José en el Hospital de Trauma, donde fue ingresado de urgencia tras el accidente.

“A cada santo le debo una vela, porque no nos podemos que­jar, el país estuvo con noso­tros y sigue, queriendo saber de alguna manera cómo está de salud mi hijo. Lo único que puedo decir como mamá es que ‘la sy tuichaiterei mba’e’ (la madre es algo muy grande) porque en este tiempo que estuvimos internados en el hospital, cuando José salía del quirófano, yo perdí a mi madre”, relató Vaccari.

En medio de las oraciones para que su hijo salga bien de la ope­ración, lloraba la pérdida de su madre y tuvo que sacar fuer­zas para sobrellevar el dolor y tener la fortaleza de encarar la cirugía y recuperación de su único hijo. Afirma que, por la muerte de su madre, ella se encontraba tranquila porque en vida supo honrar a su que­rida mamá.

“Estoy feliz por un lado, porque ella ya está en el reino celes­tial cuidándonos desde ahí, en vida hay que hacer todo por la mamá. Una madre por su hijo lo da todo, es lo que nos enseña­ron nuestras madres, un hijo es un hijo, así como la mamá es muy grande, un hijo también es algo muy grande, es la descen­dencia de la vida, entonces hay que cuidar esa vida y la madre debe hacer de tripas corazón y golpear puertas para que al hijo no le falte nada”, remató.

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