POR SARA AYALA, sara.ayala@gruponacion.com.py.

¿Qué pasa con toda la comida que sobra en los locales gastronómicos? ¿Se desecha? ¿Se desperdicia? Esas fueron las preguntas que se hizo Ximena Mendoza en Barcelona (España), allá por el 2016, cuando debía presentar un tema de tesis para recibirse de Máster en Innovación y Emprendedurismo. Así nació Mboja’o, una empresa social que genera un triple impacto, en lo social, ambiental y económico.

El servicio que ofrecen es la recuperación de excedentes alimenticios de empresas que producen alimentos para la venta. “Nos encargamos de recolectarlos, recuperarlos, llevarlos y entregarlos directamente a entidades benéficas para personas en situación de vulnerabilidad”, relató Ximena en una entrevista para el espacio LN Live del diario La Nación.

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Esta empresa, más allá de ser una empresa inspiracional, es un servicio social que logró beneficiar a más 6.300 personas en estado de vulnerabilidad y a unas 400 personas diariamente, permitiendo un ahorro económico para las entidades benéficas que pueden dar mejor uso a sus recursos.

PASAR A LA ACCIÓN

“Mboja’o era lo máximo en papeles allá (en Barcelona, cuando defendió su tesis). El verdadero desafío era hacerlo realidad”, sostuvo. “No es color de rosa como pintan, se necesitan un millón de cosas, oportunidad, contactos, educación; yo soy una privilegiada porque entré en un colegio privado, hice un máster en el exterior”, comentó. Pero con el apoyo de familiares y amigos logró consolidarse y constituirse como una empresa social, al inicio trabajó con locales gastronómicos de sus amigos, con el tiempo fue llegando a empresas como supermercados, canales de televisión y otros. Ahora trabajan con 4 personas para 10 empresas fijas que forman parte de la “Red cero desperdicios” de Mboja’o.

CON LA ALBIRROJA

Un hito importante dentro de la historia de Mboja’o se dio hace unas semanas con la firma de la alianza que se dio con la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF), que se volvió una aliada importante para la empresa. “La APF contactó conmigo y me dijeron: ‘Tenemos excedentes de alimentos en perfecto estado en el Centro de Alto Rendimiento Deportivo y Educativo (Carde)’”, recordó Ximena.

Luego de la firma de esta alianza, el primer rescate de comida fue de 80 kilos de carne, que fueron destinados a un comedor para más de 140 niños, generando un impacto gigante para el equipo de Ximena. En el segundo rescate se lograron más de 20 kilos de carne que se enviaron a dos entidades, el Jardín Esperanza, para niños afectados por VIH, y al Hogar Misericordia. “Esto marca un antes y un después”, reconoció.

Así es que lejos de romantizar su lucha diaria contra el hambre, Ximena reclama por más oportunidades y mejores políticas públicas para que más jóvenes logren replicar esta idea o sumar mejores proyectos para solucionar problemáticas sociales. “Es duro emprender, pero es lindo el camino”, concluyó.

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