El amor incondicio­nal de una madre se refleja en su lucha diaria para sacar adelante a sus hijos. Hoy las madres se ponen la camiseta con­virtiéndose en el pilar fun­damental para sus familias, cumpliendo todos los roles como mamá y jefa de hogar pese a la discriminación rei­nante en la sociedad.

Un problema que persiste a pesar de los años es la discri­minación que sufren muchas de ellas por parte de varias empresas que siguen recha­zando a mujeres con hijos pequeños o en edad fértil a la hora de dar empleo. Esta situación afecta a las familias integradas solo por madres e hijos; sin embargo, ellas no se dejan vencer y buscan la manera de llevar el sustento diario a sus pequeños.

Un ejemplo claro es el caso de Ángela Enciso. Ella quedó viuda y con hijos a su cargo, pero las oportunidades para salir adelante en muchos ámbitos no fueron las más favorables, por lo que deci­dió poner manos a la obra y explotar sus habilidades culi­narias para no dejarse vencer por la situación.

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“Fui mamá a los 29 años. Ser mamá es una de las expe­riencias más lindas que tuve en la vida y una de las más valiosas. Por eso le doy gra­cias a Dios, porque no todas las mujeres pueden experi­mentar esto”, afirmó.

Hoy Ángela cuenta con su propio emprendimiento al que llamó Delicias de tía Ángela y deleita a sus clien­tes con los mejores panes caseros, bocaditos y postres preparados por sus propias manos. De esta forma, ella pudo sacar adelante a todos sus hijos sin la necesidad de dejarlos solos por un trabajo poco remunerado.

“Me dedico a la gastronomía, especialmente la comida casera hecha con mis propias manos. Empecé esto con mi esposo, él siempre se dedicó a trabajar, entonces yo criaba a mis hijos. Pasaron los años, él ya estaba cansado de tra­bajar como camionero, una vida muy sacrificada, pero el sacrificio fue de ambas par­tes porque él no pudo compar­tir mucho tiempo con noso­tros y yo cuidando la casa y haciendo de papá y mamá”, aseguró. “Empezamos juntos, mi marido me apoyaba mucho y veíamos de qué manera yo podía ayudar, ya que los chicos habían crecido, inclusive ter­minando el colegio. Pensando en qué le podía ayudar para un cambio de rubro y poder que­darse en casa”, apuntó.

“Por la pandemia y tras el fallecimiento de mi marido todos los pedidos son recep­cionados por Whatsapp al (0982) 641-343. Anterior­mente teníamos un local abierto, pero mi marido enfermó y falleció el 6 de agosto del año pasado, por lo que tuvimos que cerrar. Todo fue muy duro”, manifestó.

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