Por semana, el Departamento de Emergencias Pediátricas de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA (FCM-UNA) está recibiendo en el servicio entre 10 casos de pacientes con diagnóstico del virus de pie, mano y boca.

Se trata de una infección viral y contagiosa causada por un grupo de enterovirus coxsackie, muy común en el ambiente en estas épocas del año, en niños pequeños y de edades escolares. Según los registros, entre el 20% y el 30% requieren de ingreso a la unidad de observación para ser hidratados.

“Estamos teniendo muchos casos del síndrome de pie, mano y boca, que son lesiones eritematosas llamativas, que al inicio los padres no le dan mucha importancia. Es un virus muy contagioso y se debe tener cuidado, en el sentido de alejarlos o aislarlos durante los días de la enfermedad, sea de los hermanitos o compañeros de escuela, de modo de no propagar la infección”, expresó el doctor Ricardo Iramain, jefe de departamento.

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Ingreso para hidratación

Mencionó que uno de los síntomas más llamativos, además de las erupciones cutáneas y las llagas en la boca, es que el niño empieza a disminuir la ingesta de alimentos sólidos y líquidos, lo que para el médico es fundamental, atendiendo que existen niños que requieren el ingreso a sala de observación.

“Ese es el principal desafío para el pediatra, el diagnosticar la deshidratación en estos niños, pues como son ronchitas y los padres no le dan la importancia requerida y no acuden al médico a tiempo, el pequeño ya llega deshidratado. Debe llamar la atención a los padres cuando sus hijos no se están alimentando bien y no quieren ingerir líquidos”, enfatizó.

Tratamiento para la infección

Teniendo en cuenta que la infección, si bien se da de manera leve, es muy contagiosa, el pediatra señaló que no existe un tratamiento específico.

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Apuntó que lo fundamental es lavarse las manos con frecuencia y evitar el contacto cercano con personas que padecen la enfermedad de manos, pies y boca, y la ingesta de líquidos. Destacó la importancia de prestar atención y al momento de rechazo de líquidos que sea una señal de alarma para que acudan de forma urgente al especialista para que el niño reciba la atención médica oportuna.

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