La adopción de los pagos digitales y la tecnología sin contacto, la cantidad de usuarios de internet (y el tiempo que pasan conec­tados), junto al aumento exponencial de smartpho­nes y datos móviles, expli­can el boom de las fintech en Latinoamérica y su inci­dencia a favor de la inclusión financiera de una región que todavía tiene a la mitad de su población fuera del sistema.

En una publicación de la revista Foco se destaca que los servicios financieros cambiaron mucho, y van a seguir cambiando. En sus comienzos, las empre­sas fintech buscaban con­quistar nuevos clientes. Crecer era la medida de su éxito.

La necesidad, ahora, es aumentar su rentabili­dad mediante servicios que repercutan en mayor transaccionalidad y más tiempo de pantalla. La gran mayo­ría de fintech comenzó ofre­ciendo una cuenta digital y una tarjeta, pero ahora están ampliando sus port­folios para ofrecer también préstamos personales, segu­ros, inversiones, programas de fidelización o cashback y hasta un marketplace de productos y servicios.­

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