A través de un reportaje elaborado por la periodista Paula López Barba, publicado por el diario “El País”, se expone la manera en la cual sigue como materia pendiente en Asunción no dar la espalda al río. El material retrata el desarrollo que podría apuntalarse de cambiar esa realidad.
“Una buena relación entre la ciudad y el río mitigaría las consecuencias de la crisis climática y mejoraría la calidad de vida de sus habitantes humanos, animales y vegetales”, expone parte del material periodístico, detallando cómo, en lugar de unificar al río con el desarrollo socioeconómico de la ciudad, se lo observa como un entorno de pobreza.
Estos son integrados por los bañados, sin mencionar que la mayoría de los barrios informales habitan los alrededores de las orillas, inundándose cada ocasión en la cual el río crece. Como paralelismo, la nota periodística menciona a Encarnación como un caso de éxito al no dar la espalda al río.
“La avenida bordea 27 kilómetros del embalse que ensanchó el Paraná y reafirmó a Encarnación como destino turístico, ahora famoso por sus playas urbanas, además de por las ruinas jesuíticas de sus alrededores. La playa de San José es la más emblemática, con puestas de sol sobre el Paraná y buenas vistas de Posadas”, expone el reportaje.
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Una misma historia, pasando la frontera
Del mismo modo en el que Asunción tiene como pendiente su desarrollo socioeconómico a través de una mirada directa al río, Buenos Aires replica el mismo desafío. De este modo, en el material periodístico se resalta el aprendizaje necesario por parte de las capitales de Paraguay y Argentina, de sus respectivos casos de éxito.
“Rosario es una de esas ciudades de las que se dice que miran al río. Nació como puerto y gracias a él es la tercera ciudad más poblada de Argentina. El margen derecho del Paraná (el río) es un parque lineal y la mayoría de las infraestructuras portuarias se han transformado en espacios de uso público”, expresa el material.
En la otra orilla está “la isla”, un ecosistema de humedales que forman parte del gigantesco delta del Paraná. Mientras, Buenos Aires apenas se relaciona con su río enorme porque, a diferencia de Rosario, hay pocos accesos, repitiéndose casi el mismo nivel de paralelismo que guarda Asunción con Encarnación.
En Paraguay, la capital del departamento de Itapúa se percibe como un protagonista en términos de desarrollo al mirar de manera directa al río y, además, disfrutar de él. No así en Asunción, donde el río Paraguay es catalogado como la trastienda, por lo cual se apunta a la importancia de transformar el entorno con sus corrientes de agua.
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