Alberto Quiñónez es un joven de 25 años que se volvió viral por ser el “Kiko paraguayo”, ya que el mismo se dedica a la venta de pelotas disfrazado del conocido personaje de “El Chavo del 8″, al costado de las rutas, con el fin de captar la atención de las personas y así poder tener clientes.
La historia detrás de Quiñónez es ejemplar, ya que hace días recibió su segundo título universitario como licenciado en Ciencias Políticas, sumado a la carrera de profesorado en Ciencias Sociales que obtuvo en el año 2020. Todo esto es fruto de la venta de los balones de forma perspicaz, auténtica e ingeniosa.
Quiñónez contó a Extra que ya está trabajando en la docencia con 4 horas cátedras en el Nivel Medio y que, además, desde el año pasado logró un cupo dentro de la concejalía en la Municipalidad de Quiindy, ya que se dispuso a luchar por jóvenes como él para que puedan acceder a la educación pública gratuita y de calidad, así como también pelear para ayudar a agricultores y ofrecer más oportunidades laborales.
“Duele mucho ver a los compatriotas ir a otros países para buscar una oportunidad”, lamentó el joven de 25 años quien lleva en sus hombros muchos sueños y la esperanza de poder construir un país diferente desde su lugar de trabajo como funcionario público y profesor de la secundaria.
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Por otro lado, también precisó que pese a que ya cuenta con más recursos y está trabajando desde la política, no dejará atrás el personaje que de forma sensata le dio de comer y la oportunidad de culminar sus estudios, ya que sintió no haber podido ser beneficiado con becas para su formación terciaria.
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Premio Asturias para el expolítico canadiense Michael Ignatieff
El intelectual y expolítico canadiense Michael Ignatieff, destacado estudioso de los nacionalismos, la libertad y la defensa de los derechos humanos, fue reconocido el miércoles pasado con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024. El año pasado el reconocimiento fue para la historiadora francesa Hélène Carrère d’Encausse.
Ignatieff, de 77 años, desarrolló una “intensa y polifacética” vida profesional que plasmó en una obra que es “una original mezcla de realismo político, humanismo e idealismo liberal, donde los valores de la libertad, los derechos humanos, la tolerancia y la salvaguarda de las instituciones son su preocupación fundamental”, destacó el jurado de este premio convocado por la Fundación Princesa de Asturias, la heredera al trono español.
Hijo de un destacado diplomático canadiense, Ignatieff nació en Toronto en 1947 en una familia descendiente de dignatarios rusos que huyeron de la revolución bolchevique. Estudiante puntero y cosmopolita, se licenció en Historia en su ciudad y más tarde se doctoró en la Universidad de Harvard.
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Después de ampliar sus estudios en Cambridge, pronto comenzó a colaborar y dar clases en numerosos centros de todo el mundo, incluyendo la propia Harvard o más recientemente la Universidad Central Europea en Budapest y Viena, creada por George Soros, en la que fue rector entre 2016 y 2021, y aún ejerce.
Además del ámbito académico, su carrera abarca otros registros como el periodismo, donde llegó a ser presentador de televisión o realizar una serie documental para la BBC, durante su etapa en el Reino Unido. Sus numerosos artículos y análisis, donde la defensa de los derechos humanos y el minucioso estudio de los nacionalismos son algunos de sus temas fundamentales, se publicaron en diferentes medios, como The Observer o The New York Times Magazine. La aportación de Ignatieff “constituye una referencia imprescindible para orientarnos en un presente tan cargado de conflictos bélicos, polarización política y amenazas a la libertad”, subrayó el jurado del galardón.
Decepción electoral
La intensa cerrera de este intelectual cosmopolita también atravesó, sin embargo, momentos complejos. Uno de ellos fue la amplia derrota sufrida en las elecciones legislativas canadienses de 2011, cuando él estaba al frente del Partido Liberal. Los malos resultados en aquellos comicios, en los que perdió incluso su escaño de diputado, le llevaron a dimitir de su cargo, y anunciar que regresaba a la docencia universitaria.
Los reconocimientos a su carrera son, no obstante, numerosos e Ignatieff es Caballero de la Orden de las Palmas Académicas de Francia, así como miembro de la Orden de Canadá, además de doctor honoris causa de una decena de universidades internacionales. Su candidatura para el Premio Princesa de Asturias fue elegida entre las 36 postulaciones, de 17 nacionalidades, que concurrían este año a esta categoría.
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Cuatro de ocho
El de Ciencias Sociales es el cuarto de los ocho galardones de esta edición de los premios, considerados los más prestigiosos del mundo iberoamericano, que anualmente, y a ritmo de uno por semana, otorga la Fundación Princesa de Asturias. En otras ediciones también fueron premiados el arqueólogo mexicano Eduardo Matos Moctezuma, el economista indio Amartya Sen, el sociólogo cubanoestadounidense Alejandro Portes o la historiadora británica Mary Beard.
Este año ya se fallaron el Premio Princesa de Asturias de las Artes, que fue para el cantautor español Joan Manuel Serrat, voz esencial para generaciones de españoles y latinoamericanos; el de Comunicación y Humanidades, que recayó en la artista francoiraní Marjane Satrapi, autora de la célebre “Persépolis”; y el de Deportes, que fue la semana pasada en la jugadora española de bádminton Carolina Marín.
Estos premios, instituidos en 1981, están dotados con 50.000 euros (unos 53.700 dólares) y una escultura creada por el fallecido artista catalán Joan Miró. Los galardones, que toman su nombre del título de la heredera al trono de la Corona española, la princesa Leonor, son entregados por ella y los reyes Felipe VI y Letizia en octubre en una ceremonia en Oviedo, capital de Asturias.
Fuente: AFP.
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Construirán hogar de ancianos en Quiindy
La Gobernación de Paraguarí financiará la construcción de un hogar de ancianos en la ciudad de Quiindy, ya que actualmente funciona en una vivienda particular cedida por una familia de este distrito. El anuncio fue hecho este domingo por la misma gobernadora Norma Zárate de Monges durante la maratón solidaria organizada por la Comisión de Socios Protectores del Hogar Abuelos Kunu’ûha, que se llevó a cabo en la plaza Soldado Desconocido de la citada ciudad.
La sede propia será edificada en un predio donado a la comisión en el barrio Amistad, distante a escasos metros del templo local. La jefa departamental aprovechó su visita a Quiindy para confirmar que la importante inversión será ejecutada inicialmente durante este mes de mayo.
Hace 6 años iniciaron con el proyecto solidario, y ante la alta demanda de adultos mayores en situación de vulnerabilidad acogidos en el sitio, ciudadanos autoconvocados realizaban actividades para recaudar fondos con el propósito de construir la sede propia del hogar, que ahora será íntegramente solventada con recursos del gobierno departamental.
En el mes de febrero la gobernadora Zárate había visitado el hogar para entregar insumos y medicamentos a los adultos mayores internados en el sitio.
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Gobernación de Paraguarí construirá sede para el hogar de ancianos en Quiindy
La gobernación de Paraguarí financiará la construcción de un hogar de ancianos en la ciudad de Quiindy, ya que actualmente funciona en una vivienda particular cedida por una familia de este distrito. El anuncio fue hecho este domingo por la misma gobernadora Norma Zárate de Monges durante la maratón solidaria organizada por la Comisión de Socios Protectores del Hogar Abuelos Kunu’uha, que se llevó a cabo en la Plaza Soldado Desconocido de la citada ciudad.
La sede propia será edificada en un predio donado a la comisión en el barrio Amistad, distante a escasos metros del templo local. La jefa departamental aprovechó su visita a Quiindy para confirmar que la importante inversión será ejecutada inicialmente durante este mes de mayo.
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Hace 6 años iniciaron con el proyecto solidario, y ante la alta demanda de adultos mayores en situación de vulnerabilidad acogidos en el sitio, ciudadanos auto convocados realizaban actividades para recaudar fondos con el propósito de construir la sede propia del hogar, que ahora será íntegramente solventada con recursos del gobierno departamental.
En el mes de febrero la gobernadora Zarate, había visitado el hogar para entregar insumos y medicamentos a los adultos mayores internados en el sitio. Fue allí donde se interiorizó de la situación edilicia del refugio de los ancianos y gestionó los fondos para posibilitar la obra que beneficiará a los abuelitos de la zona y de municipios vecinos.
Desde el Gobierno también se impulsa un importante proyecto vial que beneficiará a esta comunidad con la duplicación de la ruta PY01 (Acceso Sur), desde Ytororó hasta Quiindy. La obra es una prioridad y para los pagos por las expropiaciones se prevén unos 60 millones de dólares, según datos proporcionados por la misma ministra de Obras Públicas y Comunicaciones, ingeniera Claudia Centurión.
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El lago Ypoá y sus misterios
- Por Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Jorge Jara
Un equipo de La Nación/Nación Media visitó el parque nacional lago Ypoá bajo la guía del profesor Herminio Morínigo, poblador de la compañía Achotei del distrito de Quiindy, departamento de Paraguarí, quien se encarga de realizar visitas guiadas al lugar y nos cuenta durante la travesía algunas de las misteriosas historias que rodean a este mítico espejo de agua.
La soleada mañana se trocaba progresivamente en un cielo poblado de nubes amenazantes a medida que abandonábamos Central para adentrarnos al noveno departamento. A la altura del kilómetro 110 de la Ruta PY01 torcimos el rumbo a través del desvío a Valle Apu’a, un accidentado camino de tierra que tras varios días de lluvia se encontraba anegado en varios tramos.
Luego de repetidos e infructuosos intentos de comunicarnos con quien sería nuestro guía, el profesor y técnico pedagógico de la supervisión local Herminio Morínigo, finalmente llegamos a su vivienda. El hombre, de unos 50 años, es un entusiasta poblador de la zona y protector del lugar que realiza visitas guiadas en canoa y lancha a las diversas islas los sábados, domingos y feriados.
Tras los saludos de rigor, se dirige diligentemente a la carrocería de la camioneta para ubicar dos botellas de combustible para el motor que sería adaptado al pequeño bote que ya había sido llevado con anticipación por Carlitos y Bryan, su hijo y un sobrino que lo asisten durante sus labores de guía para los turistas y aventureros que recurren a sus servicios para llegar a este santuario alrededor del cual se han tejido múltiples leyendas y extraños sucesos.
El camino al lugar es arduo y dificultoso, por lo que se recomienda visitarlo con un baqueano para no extraviarse en los caminos vecinales, que en algunos tramos están casi totalmente cubiertos por la vegetación. Para llegar al lago se deben cruzar numerosos arroyos que en temporadas lluviosas se desbordan, por lo que es más seguro ir en vehículos todoterreno.
Lo que prometía ser un día ideal se había convertido repentinamente en una amenaza cada vez más cierta de tormenta. Las olas chocaban con fuerza contra la playa. El agua se alborotaba cada vez más por efecto de los vientos.
ÁREA PROTEGIDA
El imponente complejo acuático está ubicado en el centro oeste del país, entre los departamentos Central, Paraguarí y Ñeembucú. Forma parte del parque nacional Lago Ypoá, que tiene una extensión de 119.000 hectáreas, y fue declarada reserva natural y parque nacional en 1992. El lago está rodeado por el planalto del Ybycuí y tiene en promedio 1,40 metros de profundidad, pero en la parte más honda llega hasta los 3 metros.
Durante el camino, don Herminio, de unos 50 años de edad, nos cuenta que debido a la tierra pantanosa no apta para la agricultura la principal actividad productiva de las fincas y estancias de la zona es la ganadería. Esto ha provocado que grandes parcelas de bosques hayan sido convertidas en pasturas para el engorde de los animales.
Durante nuestra charla, interrumpida a ratos por el descenso de nuestro guía para abrir las tranqueras, sigue relatando que gracias a acuerdos con los diversos propietarios fueron abriendo caminos en los lindes de los establecimientos debido a que varios de ellos ya no permitían el paso por el interior de sus campos. Antes de que estos caminos se construyeran, don Herminio recuerda que llegar hasta el lago les podía llevar incluso hasta tres días.
Mientras avanzamos lentamente nos va contando las peripecias y accidentes sufridos por los aficionados al deporte motor que cada tanto llegan para realizar el tramo al lago. Como muestra apunta hacia el esqueleto incinerado de un auto que ardió en llamas a raíz de que el conductor forzó en exceso el motor en su intento de salir de un lodazal en el que había quedado atascado.
LIMPIEZA
A más de ello, nos dice que se encarga de realizar junto con otras familias de la zona periódicas incursiones para limpiar los caminos y recoger los residuos dejados por algunos visitantes y pescadores que llegan a la playa y muelle para sus respectivos menesteres.
“Lo mitã ohose la lugar ipotîháme, pero la ohohápe omongy’apa hikuái. Mandamos poner letreros, basureros, asientos, parrillitas. Lo mísmonte oipe’apa hikuái” (La gente quiere ir a los lugares limpios, pero a donde va ensucia todo. Mandamos poner letreros, basureros, asientos, parrillitas, pero sacaron todo), se lamenta.
Por ello, su pedido a los visitantes es cuidar el espacio, no dejar sus desperdicios en el lugar al tiempo de subrayar que la caza está prohibida.
De la playa nos dirigimos en bote rumbo al atracadero para abordar una canoa más grande rumbo a la primera de las tres islas del lago, que estrictamente son penínsulas. Así, desembarcamos primero en Marcelo Kue, la más grande, de cuyo origen toponímico no pudo explicarnos más que el primer habitante de la isla fue un hombre con ese apelativo.
LEYENDAS
A renglón seguido nos cuenta que él nació en la isla que es conocida como Pa’i Kue, bautizada así debido a que antes de la Guerra Guasu allí residía un cura. Las historias sobre la guerra son abundantes, así como sobre hallazgos de plata yvyguy, los tesoros enterrados por sus propietarios para que sus bienes no caigan en poder del ejército invasor.
Don Herminio nos refirió la historia de la familia que habitaba la isla Fretes, que alertada por la llama de un árbol ardiente que aparecía durante las noches cuando había amenaza de tormenta siguió el rastro y pudo desenterrar valiosas joyas antiguas gracias a cuya venta se mudó al pueblo de Quiindy. Otra de las narraciones refiere que durante los temporales se escucha el tañido de una campana, que según la memoria popular cayó a las profundidades del lago en ocasión de la huida de unos soldados que escapaban de las tropas aliadas.
Así también, son numerosos los relatos sobre la persistente aparición de objetos brillantes que permanecen en el cielo por largos minutos y hasta horas. Una pobladora incluso recurrió a las autoridades de la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac), Dirección de Meteorología y con la Agencia Espacial del Paraguay (AEP) para intentar esclarecer los sucesos.
Concurrió al llamado un técnico de la AEP, que con un telescopio intentó seguir el movimiento de las luces, pero no fue posible identificar la naturaleza de los cuerpos luminosos debido a la velocidad a la que se desplazaban, según un reporte del canal El Kaso D, que recoge versiones de los pobladores según las cuales regularmente emergen luces del lago para ascender hasta el cielo y luego desaparecer.
Otro de los hallazgos más comunes eran los restos de cerámica con grabados que habrían pertenecido a pueblos indígenas que habitaron el lugar en una época indefinida. En efecto, se han realizado excavaciones arqueológicas en las que se encontraron más muestras de material cocido, así como restos óseos.
GENIO PROTECTOR
“Ndokymo’ái kóa” (este no va a llover), nos asegura para intentar tranquilizarnos mientras el bote se tambalea por la fuerza del oleaje. Bajamos al muelle, que acusaba rastros de que un animal había sido carneado recientemente. Durante nuestro breve recorrido nos topamos con una confortable cabaña turística deshabitada y tres perros famélicos que festejaron nuestra llegada. Don Herminio desenvuelve su vianda y nos invita unas tortillas de almidón con mandioca. Recargamos combustible en el desembarcadero y mientras nos dirigíamos a la isla Valdez, de unas cuatro hectáreas de extensión y más conocida como la isla flotante, los nubarrones ya se habían cernido completamente a nuestro alrededor.
“¿Esta es la isla que se dice que se mueve?”, le consulto a don Herminio. “Mba’e piko oku’éta ndéve millones de toneladas. (Qué se van a mover millones de toneladas). El agua lo que se mueve”, afirma lanzando una risotada. “Eso dice el mito, pero según la física no se va a ningún lado. Ahí hay toneladas de piedra y hay un pedazo de tierra que lo une al humedal. Entonces es imposible que se mueva, pero eso le gusta a la gente, es lo que atrae. La isla está en la parte angosta del lago, por lo que al movernos hacia algunas partes parece que la isla aparece y desaparece”, añade.
Consultado sobre las versiones de avistamientos de animales extraños y objetos luminosos en el cielo, señala que aunque nunca le tocó ver, sus padres le contaban que en momentos de aguas calmas llegaron a divisar un animal de gran envergadura con cabeza de caballo flotando sobre el agua. Según la leyenda, en 1890 el presidente Juan Bautista Egusquiza llegó a presenciar la aparición de la criatura y obsesionado con la idea del apareamiento mandó construir un corral en donde encerró a un conjunto seleccionado de yeguas para que el extraño ser pudiera reproducirse.
Según algunas versiones que tratan de explicar “racionalmente” la aparición, podría tratarse de un manatí, una especie de vaca acuática, e incluso por las “características del lugar podrían haber sobrevivido varios animales prehistóricos, que se adecuaron al ambiente, como sucedió en otras partes del planeta”, sostiene la historiadora Margarita Miró.
En una compilación de mitos de la zona publicada bajo el título de “Ñe’ê paje. La magia de la palabra”, Miró acota que, en efecto, Ypoá es una adulteración del vocablo Ypóra, que podría ser traducida de manera literal como agua de los fantasmas. Añade que la tradición da cuenta de la existencia de Pirahû, un genio tutelar de las aguas cuyo sobrenombre era Ypóra y que equivalía a una suerte de Poseidón.
RETORNO
De pronto nuestro guía cambia el pronóstico del clima. “Kóa oĝuahêta” (este va a llegar), dice respecto al temporal que en principio parecía haberse detenido hacia el sur. Por ello, poco antes de llegar a tierra desviamos de curso para bordear la isla y evitar cruzar por el centro del lago cuando la lluvia ya se estaba largando sobre nosotros.
Los relámpagos y truenos nos rodeaban en un intermitente círculo luminoso y tronante. El mito de Ypóra dice que este vive oculto en la isla Valdez y que no es posible acercarse a él impunemente, pues agita las aguas generando un fuerte torbellino de agua para ahuyentar a los que buscan profanar sus secretos.
Antes de llegar al atracadero donde debíamos tomar la canoa más pequeña para dirigirnos nuevamente a la playa, el motor se quedó sin combustible. Entonces con una larga tacuara don Herminio dirige la canoa a lancha róga. Una vez llegado aquí, nos negamos a seguir el camino en canoa. Esperamos bajo el cobertizo del muelle con el agua hasta las rodillas a que el temporal acabe. “Este no va a escampar enseguida”, nos advierte y sugiere seguir el camino por tierra.
Mientras nuestro reportero gráfico se quedó a resguardar los equipos y teléfonos bajo el techo del amarradero, nos lanzamos al interior de la selva umbrosa bajo la intensa lluvia rumbo a la playa, donde nos aguardaba Pájaro, el conductor del móvil y a quien no le llegaban nuestro mensajes de pedido de auxilio. Pero uno de los wasaps al fin pudo llegar y cuando nos encontrábamos aproximadamente a mitad de camino vimos la luz de una camioneta que se dirigía hacia nosotros. ¡Era Pájaro que venía a buscarnos!
Subo a la camioneta para dirigirnos al muelle para recoger a nuestro compañero mientras que don Herminio siguió el camino a pie para encontrarse con su hijo y sobrino. Sin guía, bajo la lluvia e incomunicados seguimos hasta un punto donde ya no pudimos avanzar. Habíamos errado el camino. Luego de desandar un trecho de varios kilómetros retomamos el rumbo correcto.
Cuando al fin llegamos don Herminio se nos había adelantado y se aprestaba a finalizar los preparativos de regreso. Subimos la canoa más pequeña al techo de su camioneta y cuando nos disponíamos a partir la lluvia cesó de súbito así como había empezado. El sol destellaba dibujando un arcoiris en el horizonte. En fin, misterios del lago Ypoá.
Ecosistema flotante
El estudio titulado “Dinámica de los embalsados y tendencias” fue elaborado por Fátima Mereles y Danilo Salas, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). El trabajo forma parte del proyecto “Redefiniendo los límites del lago Ypoá”.
La investigación precisa que este complejo está conformado por tres lagunas –Cabral, Verá y el lago Ypoá–, “que se suponen son una sola, separadas por grandes masas de embalsados. Se denominan embalsados a un conjunto de vegetación acuático-palustre que se encuentra arraigada a un sustrato o suelo, el que a su vez, en la mayoría de los casos, flota sobre el agua en general con escasa o ninguna corriente o cuando la misma va perdiendo velocidad a medida que se acerca a su destino final (desembocadura), como es el caso de los que se encuentran en los deltas fluviales”.
El trabajo precisa que los embalsados, cuyo hábitat ideal son las aguas lénticas, constituyen verdaderos ecosistemas flotantes, puesto que en su seno se desarrolla no solo el mencionado tipo de vegetación, sino también microorganismos que permanecen prendidos a los órganos de las plantas. A su vez, las raíces de estas sirven de refugio a alevines y otros organismos acuáticos como insectos, ácaros e incluso sirve para el desove de aves, reptiles y anfibios.
“Estas aguas podrían considerarse como mixtas, porque en superficie mantienen un cierto movimiento producido por el viento, en tanto que hacia las profundidades las aguas permanecen estáticas, dando lugar a la formación de embalsados que no pasan de las primeras fases”, señala un pasaje del informe, que detalla que los embalses se forman por el entrelazamiento de las raíces de las plantas, que al descomponerse y unirse con polvo transportado por el viento van formando un suelo orgánico al cual se unen sustancias inorgánicas que se van solidificando mecánicamente a través de distintas fases, así como a través del desprendimiento del suelo de la orilla del lago.
Inicialmente el complejo acuático era uno solo, pero a raíz de la “geomorfología y la escasa profundidad, la procedencia de los vientos más intensos y, por sobre todo, la descarga de las aguas del lago hacia su inclinación natural, el río Paraguay, sin que haya una diferencia tan pronunciada de nivel, podrían ser razones separadas o conjuntas que influyan sobre el desarrollo de los embalsados”, exponen los autores.