El actor y productor argentino Pedro ‘Peter’ Alfonso declaró que se encuentra atravesado por un problema de salud ligado a una adicción: fumar. Alfonso manifestó a sus seguidores en Instagram que desde hace “casi dos meses” dejó de fumar, pero que “hay días difíciles por las recaídas”.
“Hace casi dos meses dejé de fumar y me siento muy contento y orgulloso por eso. Pero hoy fue un día difícil y a veces hay recaídas, no por fumar, pero sí por tener ganas”, dijo. Continuó escribiendo y realizó un pedido casi insólito, pero reflexivo. “Así que necesito que me digan: ‘sos un genio’, ‘seguí así’. Así que cuando tengo un día como el de hoy vengo y los leo”, se sinceró el esposo de la modelo Paula Chaves.
Luego contó que está leyendo un libro que lo ayuda en esta travesía de dejar el tabaco y que en el contenido del mismo específica que para una persona adicta es muy importante recibir elogios en medio de su lucha. “Así lo dice el libro que me hizo dejar de fumar ‘es fácil dejar de fumar, si sabes como’, que es importante el apoyo y los elogios”, aseguró. “Ya soy un exfumador, pero si alguna vez tengo alguna que otra recaída vendré a leer acá en vez del libro”, resaltó.
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Al instante, la publicación en su red social se llenó de comentarios muy alentadores, tanto por parte de sus fans, tanto de personas allegadas a él, entre ellos, famosos y celebridades de Argentina. “¡¡Vamos Pepe!! En un tiempo lo vas a ver como algo anecdótico el hecho de haber fumado y vas a estar orgulloso de vos, y del esfuerzo que pudiste superar. Lo haces por vos y más aún por tu familia, que eso te hace aún más fuerte”, respondió la modelo Zaira Nara, quien es íntima amiga de su esposa y de la familia en sí.
Luego, se sumaron comentarios de Benjamín Rojas con un: “Te felicito. Cada día ganado estás más lejos de esas ganas”. Su compañero de teatro Matías Martin le dijo: “Te quiero y felicito”, mientras que el conductor Matías Martin le pidió: “no lo hagas Pedro, sos muy crack”. Por último, su cuñada Delfina Chaves expresó: “Sos el número uno. No estoy llorando”.
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“Se debe entender que el enfermo no es responsable de su enfermedad”
- Por Jimmi Peralta
- Fotos: Roberto Zarza/Archivo
El pasado 26 de junio se recordó como cada año desde 1987 el “Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”. La Nación/Nación Media conversó con el Dr. Manuel Fresco, psiquiatra especializado y director del Centro de Atención Integral de Salud Mental y Adicciones, quien explicó parte de la problemática actual, compartió un diagnóstico de la situación del país y desde su experiencia habló sobre esta realidad lacerante.
Sin ahondar en la problemática del tráfico y la producción, hoy la realidad muestra que el consumo problemático de sustancias está creciendo y el Estado, que antes no tenía capacidad de confrontar este difícil problema, hoy se encuentra con un desafío al que no puede siquiera dimensionar correctamente.
El Dr. Manuel Fresco conceptualiza el problema de las drogas desde la lógica de oferta y demanda, y observa con especial preocupación el avance en el consumo del clorhidrato de cocaína.
–¿Cuál es la definición médica de la adicción?
–No todas las personas que consumen sustancias desarrollan dependencia o algún tipo de patología relacionada de estas, donde lo más grave es el tema de las dependencias. Y la dependencia tiene varias características que son los indicadores que marcan que esta persona no está pudiendo controlar su consumo. Tiene una incapacidad a la abstinencia y una incapacidad a detener el consumo cuando esto comienza. Está la gente que consume todos los días y los que dicen “yo no consumo todos los días porque trabajo de lunes a viernes, solamente el fin de semana me doy el permiso”, pero resulta que cuando consume pierde el control y no puede parar.
–¿Entonces no todos los que consumen sustancias van a ser adictos?
–Aquí tenemos que hablar de los factores de predisposición. Como cualquier enfermedad, la dependencia genera diferentes impactos en diferentes personas. Y ahí está la vulnerabilidad biológica, las cuestiones psicológicas de personalidad, la historia familiar, etcétera. Incluso dentro de una misma familia hay hermanos que consumen, dos de ellos no tienen problemas y uno de ellos sí.
–¿Existe una droga de inicio?
–Habitualmente la droga de inicio es el alcohol, que es una droga legal publicitada, está en la casa, los chicos ven cómo los adultos consumen, muchas veces los niños ya comienzan la experimentación con el alcohol para saltar de ahí a la marihuana, que en general hasta ahora sigue siendo la primera droga ilícita que se consume.
–¿Y varió la incidencia de alguna droga en los últimos años?
–En los últimos años la presencia de la cocaína, que años más atrás era rara porque era muy cara, era el champagne de la droga, la droga del ejecutivo, y por eso estaba destinada a gente que tenía una capacidad adquisitiva para comprarla, en este momento es sumamente barata. Y después apareció la cocaína fumable, el chespi, el crack, etcétera, que en realidad no es crack, sino que es una mezcla de cosas que ahora se le está llamando cocaína fumable porque tiene muchas sustancias, incluso hay investigaciones para saber qué es lo que se oferta como chespi.
NIVELES DE INTERVENCIÓN
–¿Cuál es el discurso con respecto a la experimentación social con sustancias?
–Hay diferentes niveles de intervención que tienen diferentes objetivos y normalmente se habla de prevención primaria, secundaria y terciaria, o prevención universal, selectiva e indicada, que son conceptos sanitarios, que hacen referencia a que yo, con la prevención primaria o universal, lo que busco es evitar que la gente comience a consumir. El segundo nivel es la prevención secundaria, que es lo que se denomina la intervención para hacer el diagnóstico precoz, quiere decir preparar a la gente a ciertos dispositivos para que tengan la posibilidad y la capacidad de entender que un chico en el colegio que está teniendo problemas académicos o un chico en la casa o en la calle o donde sea, que está teniendo algunas conductas que son atípicas, entonces se pueda pensar a intervenir precozmente para hacer el diagnóstico.
–¿Y la prevención terciaria?
–Es cuando la enfermedad ya se diagnosticó tardíamente y entonces ya tenemos una persona con dependencia, con todos los problemas que genera la dependencia al término de deterioro familiar, social, del abandono de la cuestión educativa, etcétera, y es donde está la persona dependiente o lo que se le llama comúnmente adicto. Ahí entran los dispositivos sanitarios. Ese nivel ya es de responsabilidad de salud pública, para que oferte una posibilidad accesible al tratamiento. Y hay otro nivel también importante a tener en cuenta, que es un nivel muy cuestionado, que se denomina en salud pública reducción de daños, que se aplica cuando el paciente dice que no puede o no quiere dejar el consumo, entonces se busca que el paciente se drogue en condiciones sanitarias más cuidadas, que tiene que ver con la calidad de la droga, que no comparta jeringa, el sexo con protección, etc.
POSIBILIDADES
–¿Cuál es el abordaje cuando llega un paciente?
–Las posibilidades van a depender de la predisposición del enfermo o de la enferma. Si viene una persona que está conciente de que tiene un problema de drogas y desea dejar de drogarse, entonces ahí uno puede aplicar un proyecto terapéutico de abstinencia. Porque también el tema está con dos paradigmas en el campo sanitario, que es el de tolerancia cero o el programa de abstinencia, y el otro programa de reducción de daños. Entonces, si el paciente quiere dejar, uno puede trabajar con una desintoxicación que puede ser inicial o la desintoxicación puede ser gradual, ambulatoria, hay diferentes modalidades, no necesariamente tiene que internarse.
–¿Y cómo es la internación en este caso?
–La internación para la desintoxicación es una internación relativamente corta, en 15 o 20 días la persona está desintoxicada. Pero la desintoxicación quiere decir que biológicamente no tiene más drogas en el cuerpo. Eso no quiere decir que estés curado y no quiere decir que no tengas ganas de volver a consumir. Entonces, después de la desintoxicación, tiene que seguir un tratamiento ambulatorio a largo plazo. Es una enfermedad que no se cura.
–¿Cómo se decide si se adopta o no este método terapéutico?
–La internación es una posibilidad eventual que tiene que ser indicada en una negociación, digamos, y en una evaluación del equipo terapéutico con el enfermo o con la enferma. En todo el mundo se recomienda que la internación sea voluntaria, pero nosotros tenemos la Ley 1340, que obliga al usuario de drogas a iniciar un tratamiento por orden judicial, que finalmente es disparatado, porque nadie hace un tratamiento obligado.
RECAÍDAS
–¿Las recaídas son frecuentes?
–Yo no conozco, y ya tengo muchos años en el campo, ningún paciente que la primera vez que decidió tratarse logró ya nunca más consumir. Entonces, los familiares tienen que saber que no hay curación. La persona que ha logrado dejar de consumir tiene que trabajar y cuidar su salud día a día. A pesar de eso, no hay ninguna garantía de que la persona que haya dejado cinco años o más tiempo y después ya no tenga una recaída. Entonces, de ahí la definición de enfermedad crónica que evoluciona por eventuales recidivas (reaparición de una enfermedad algún tiempo después de padecida).
–¿Existen trastornos mentales que comúnmente son previos o posteriores al consumo problemático de drogas?
–Puede ser. Por ejemplo: soy deprimido o tengo ansiedad o tengo insomnio y entonces alguien me dijo “metele un porro a la tardecita para dormir bien”. Entonces, tengo como un inicio terapéutico, pero después puede ser el clonazepam de mi abuela, o tomo un hipnótico, un ansiolítico, yo entro porque tengo un síntoma psicopatológico. Eso sería lo previo, pero después del consumo pueden generarse problemas como ideación paranoide, me pongo celotípico. La otra posibilidad es que alguien tenga predisposición a la esquizofrenia o al trastorno bipolar y el consumo enciende las mechas de una patología que estaba dormida.
–En relación con el consumo problemático, ¿existe una prevalencia de clases sociales en ese sentido?
–Tomando como ejemplo el alcohol, que es la droga más conocida, la diferencia de clase se da en la calidad de la droga, que marca la diferencia y la posibilidad de recuperación. Una persona que tiene medios financieros para un buen tratamiento tiene más recursos de recuperación. Pero en este momento, el rollo consume cocaína, de todos los precios y de todas las purezas. No hay esta diferencia que es solamente la gente “high” consume cocaína y el resto apenas marihuana o caña.
CLASIFICACIÓN DE LAS CONDUCTAS ADICTIVAS
–¿Qué otro tipo de hábitos de la vida actual, como los “adictos al teléfono” u otras cosas que no son sustancias, pueden ser considerados tipos de dependencia patológica?
–De hecho, el concepto de dependencia se extendió porque yo puedo ser adicto a internet, pero no soy adicto a alguna sustancia. Yo puedo ser adicto al juego, como el ludópata, y no soy adicto ni al alcohol ni a nada. Las clasificaciones actuales también contemplan estas conductas adictivas que no tienen relación a sustancias.
–¿La sobreoferta de opciones como las apuestas electrónicas o las tragamonedas crea mayor tendencia a la ludopatía?
–Te voy a hacer una metáfora agrícola. Vos tirás una semilla en donde no hay las condiciones de fertilidad, humedad y sol, esa semilla no germina. Las condiciones del terreno fértil, sea psicológico o biológico, es lo que hace que una oferta así, indiscriminada, afecte a aquellas personas que son afectables digamos.
–¿Cuál sería el diagnóstico de la situación local desde el consumo y desde la respuesta del Estado?
–Yo te digo concretamente que no sabemos la dimensión del problema. No hay ningún estudio epidemiológico a nivel de país. Entonces, no hay nada a nivel nacional, pero sí se percibe un incremento importante de la cantidad de gente, sobre todo un incremento del consumo de crack, de cocaína fumable, que es algo que deteriora mucho más rápido que la marihuana y que el alcohol. Y tenemos una insuficiente respuesta sanitaria al problema y no solamente en drogas, tenemos una insuficiente respuesta a nivel de salud mental, porque hay una cuestión que es una realidad nacional que tenemos. Nosotros somos 150 psiquiatras más o menos en todo el país, que es harto insuficiente para las necesidades. Tendríamos que ser más o menos 600 por lo menos para tener una distribución y que no estemos todos en las grandes ciudades. Yo creo que estamos menos peor que antes, pero no estamos bien y no vamos a estar bien tampoco a corto plazo.
–Una década atrás se anunciaba una debacle con el auge del crack. ¿Finalmente cómo está esa situación en la actualidad?
–Yo creo que lo que va a pasar es que va a empeorar la situación epidemiológica en la medida en que la oferta sanitaria no sea efectiva. Porque si alguien quiere consultar en el Centro de Adicciones te van a dar turno para dentro de 45 días, en el centro de la Gobernación de Central te van a dar turno para dentro de dos o tres semanas. El tiempo de demora es demasiado importante. Va a empeorar y hay demasiada oferta.
CONSUMO MÚLTIPLE
–¿Qué prevalencia tiene el alcohol en el universo del consumo problemático?
–El alcohol está al comienzo, está en el proceso y está al final del consumo de drogas ilegales. El diagnóstico más común que tenemos es el que corresponde el código F19: trastorno mental y del comportamiento por consumo de múltiples drogas. La mayoría de los pacientes que vienen consumen alcohol, que no es la droga más importante de su adicción, pero realizan una asociación alcohol-cocaína. Entonces, sigue siendo la droga más consumida y el riesgo más importante, porque está asociada a un montón de problemas. La gente se asusta todavía cuando ve a alguien jalando o fumando marihuana, pero los fines de semana sin problemas ve en las estaciones de servicio gente tomando alcohol.
–¿Cuál es la edad de inicio más precoz que se suele encontrar?
–Yo te voy a dar un dato que corresponde al Centro de Adicciones del Ministerio de Salud. El niño más pequeño que atendimos tenía 8 años, un niño de alta vulnerabilidad por estar en situación de calle. Después ya vienen niños que no están en situación de calle que tienen 10 años, 11 años, no son muchos, pero hay. La franja etaria de mayor densidad que tenemos está entre los 15 y los 25 años, y no hay muchas diferencias entre varones y mujeres.
ENFERMEDAD CRÓNICA
–¿Qué implica convocar al tratamiento a alguien y al mismo tiempo decirle que es una enfermedad que no se cura?
–Paradójicamente uno tiene que tratar, uno tiene que educar tanto al dependiente como a la familia respecto a que la adicción es una enfermedad crónica. Si te vas a la consulta y me decís “no puedo dejar, me están por echar del trabajo y quiero dejar, me quiero internar”, yo te tengo que explicar que si vos sos dependiente, te vas a internar para desintoxicación, pero después las ganas de jalar no se te van a ir de la cabeza, porque la gente cree que cuando se desintoxica va a pensar distinto, y no pasa eso.
–¿Y cuál es el siguiente paso?
–Uno tiene que trabajar el concepto del problema para poder entender que va a estar mejor obviamente, pero después va a tener que ser un trabajo cotidiano de laboratorio, durante mucho tiempo, y ese tiempo permite que, si hay adherencia terapéutica, se vaya trabajando educativamente al dependiente y a sus familiares, porque los familiares también se enferman. Entonces, hay codependencia y a veces la familia está peor que el enfermo. Por lo tanto, también la familia tiene que entrar en el proceso, porque la familia también se ilusiona cuando viene con la idea de que se va a curar.
INICIO DEL TRATAMIENTO
–¿Cómo arranca entonces ese primer vínculo con lo terapéutico?
–El tratamiento de cualquier caso puede y debe comenzar con lo que es la consejería. No hay tratamiento de urgencia para la dependencia. El proceso de desintoxicación también es especial. No se hace en cualquier parte, el paciente tiene que estar medicado, tiene que pasar por un proceso en el que tenga actividades, donde se le explica a él y a la familia, entonces ahí hay más chance de que eso tenga un seguimiento posterior. Es diferente que cuando todo rápido un día se le internó al paciente y al día siguiente el chico se escapó.
–¿Qué rol cumple la familia en estos casos?
–Hay que ver caso por caso. Como principio, es cierto que es una enfermedad y es cierto también que el paciente no se convirtió en un enfermo porque eso es lo que buscaba, o sea, no es que se enfermó porque buscaba enfermarse, se enfermó porque comenzó a consumir por un motivo que sea y al final cuando se dio cuenta, ya estaba dependiente, se le generó un problema con relación a su consumo. Se debe entender que el enfermo no es responsable de su enfermedad. No es responsable, aunque la gente diga “él se hizo porque él nomás consume, nadie le obligó”, etc. No es responsable desde el punto de vista de que no fue voluntario, eso le pasó. Pero una vez que le pasó, la posibilidad de recibir o no tratamiento sí depende de su voluntad.
–¿Cómo se debe actuar en estos casos entonces?
–La familia tiene que poner condiciones para la estadía o presencia en la casa del enfermo, él tiene que acatar las reglas de la casa. Porque si no el control de la casa y la administración de la familia la tiene el enfermo, porque la familia tiene que coimear a la policía cada vez que le llaman, tiene que pagar a un abogado, tiene que pagar la internación, etc. Entonces, forma parte de la codependencia cuando uno organiza su vida alrededor de la vida del enfermo y eso es una enfermedad del entorno.
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Sumar: capacitación laboral será clave para la reinserción de personas con adicción
El pasado 21 de diciembre, el Gobierno nacional presentó el plan “Sumar”, un programa integral que convoca a 22 instituciones del Estado para el abordaje de los problemas de adicción desde diferentes aristas. La capacitación laboral es un punto importante para incentivar y promover la reinserción social y laboral de las personas que han caído en las drogas.
“Lo que nosotros queremos brindar es oportunidades para las personas que salen de ese proceso e incluso acompañamiento dentro de las penitenciarías para quienes padecen algún tipo de adicción, de modo que ellos se formen y que la vida ociosa esté ocupada a través de la formación y capacitación, que eso sirva posteriormente para poder insertarse no solamente de manera social sino laboralmente”, explicó la ministra de Trabajo, Mónica Recalde.
En conversación con La Nación/Nación Media, la titular del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS) detalló que dicha cartera forma parte del plan Sumar dentro del componente económico y de rehabilitación desde el punto de vista de la formación. Las experiencias alrededor del mundo demuestran que la rehabilitación de personas con problemas de adicción debe estar acompañado de un incentivo para una salida laboral.
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Es en este punto donde el ministerio actuará en conjunto con el Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP) y el Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (Sinafocal) que serán instituciones de apoyo para la capacitación, especialmente de jóvenes, dado que se estima que solo en Asunción y el departamento Central, existen 90.000 personas menores de 25 años con problemas de adicción.
“Lo importante es que este enfoque integral esté combinado y coordinado entre todas las instituciones porque si Salud hace su esfuerzo y abre centros de rehabilitación, pero eso no va acompañado posteriormente con una actividad que brinde al joven por sobre todo, la posibilidad de insertarle y darle las herramientas, el enfoque no está completo. Tenemos un rol bastante importante dentro de lo que es la rehabilitación y la reinserción de la persona en esa condición”, expresó la ministra.
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Calixcoca, desarrollan en Brasil una vacuna “anticocaína”
Una vacuna que inhiba los efectos de la cocaína y el crack y ayude a los consumidores a abandonar el círculo vicioso de la droga: esto es lo que busca un equipo de científicos brasileños con la “Calixcoca”, una promisoria alternativa terapéutica en desarrollo. El proyecto ganó la semana pasada 500.000 euros del premio Euro Innovación en Salud Latinoamérica, financiado por la farmacéutica Eurofarma para fomentar soluciones innovadoras y de “alto impacto” en el área de salud.
“Es una vacuna terapéutica. Su función es ayudar al dependiente químico a producir anticuerpos que se acoplan a la droga e impiden que entre en el cerebro”, explica el psiquiatra Frederico Garcia, coordinador del proyecto de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). En la práctica, la vacuna busca bloquear la sensación gratificante que causa la cocaína cuando activa la región del cerebro conocida como “área de recompensa”.
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Al romper ese ciclo que lleva a la compulsión por la droga, la vacuna “aumenta las chances” de que los adictos que quieren mantenerse en abstinencia logren hacerlo, explica Garcia. En los ensayos en animales, previos a la próxima etapa con humanos, los investigadores observaron una producción significativa de anticuerpos contra la cocaína y pocos efectos secundarios.
Además, la vacuna protegió de la cocaína a los fetos de ratas, un resultado que, de replicarse en humanos, podría ayudar en el tratamiento de mujeres embarazadas con problemas de adicción. Aunque ya hubo proyectos de investigación similares en Estados Unidos, estos no prosiguieron debido a resultados insuficientes en los ensayos clínicos, entre otros motivos listados por Garcia.
No será una “panacea”
“Calixcoca” es el primer proyecto de este tipo en América Latina y “si los ensayos clínicos muestran que la vacuna es eficaz y consigue el registro ante la Anvisa (Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria), sería la primera vacuna anticocaína y antidroga del mundo utilizada como medicamento”, sostiene García. Por estar hecha a partir de compuestos químicos diseñados en laboratorio (vs. compuestos biológicos de otras vacunas), el antígeno sería además menos costoso de producir, y no exigiría una cadena de frío para su transporte.
“No existe ningún tratamiento registrado específico para la dependencia de cocaína o crack. Hoy se utilizan abordajes psicológicos, asistencia social y eventualmente internación”, explica el psiquiatra. La vacuna, que actuaría como “coadyuvdante” de esas estrategias multidisciplinarias, podría por ejemplo ayudar a los dependientes a evitar recaídas inmediatas tras dejar los centros de rehabilitación, una de las fases más críticas del proceso.
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Pero aun si funciona, la vacuna no sería una “panacea” a ser administrada a cualquier usuario, advierte Garcia. El público objetivo, que será definido con mayor precisión tras los ensayos clínicos, son en principio aquellos pacientes “en abstinencia, que están motivados a continuar en abstinencia”. El objetivo es contribuir para cambiar una “triste estadístico”, apunta Garcia.
Según datos del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) de Estados Unidos, se estima que uno de cada cuatro usuarios regulares se torna dependientes. Y apenas uno de cada cuatro logra dejar el vicio tras cinco años en tratamiento. Por eso en Brasil, segundo mayor consumidor de cocaína después de Estados Unidos, la expectativa en torno a “Calixcoca” es alta: más de 3.000 personas ya contactaron al equipo de Garcia para ser voluntarios en los ensayos.
Fuente: AFP.
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Nomofobia, ¿cómo frenar la adicción a los teléfonos móviles?
Expertos en psicología, psiquiatría y en el tratamiento de la adicción a las nuevas tecnologías coinciden en que esta dependencia se puede prevenir con el fomento de buenos hábitos de uso desde edades tempranas, donde padres y madres también deben tomar conciencia de que su comportamiento y relación con dispositivos, redes sociales y videojuegos influyen directamente en los menores.
En los últimos años, la nomofobia se ha convertido en una gran preocupación tanto para las familias con niños como para profesionales que tratan de combatir este miedo irracional a estar sin teléfono móvil, que se ha convertido en un dispositivo en constante uso y en todos los ámbitos.
Estos últimos coinciden en que no es fácil erradicar esta necesidad, entre otras cosas, porque las pantallas en general y los ‘smartphones’ en particular se han convertido en las vías de comunicación preferidas por los jóvenes con su grupo de iguales.
En este sentido, un grupo de expertos ha valorado la medida implementada por padres y profesores de la ciudad de Greystones (Irlanda), que se han unido para establecer un código común que prohíbe el uso de los ‘smartphones’ entre sus hijos y alumnos hasta que estos alcancen la escuela secundaria.
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Con esta decisión, se busca mitigar los efectos nocivos de las nuevas tecnologías, como son la exposición a contenido inapropiado, adicción y dependencia de estos dispositivos, casos de ciberacoso y ‘sexting’ o la pérdida de privacidad. A esto se añaden otros peligros físicos como los problemas de visión, la mala postura o la falta de sueño.
Debido a esta serie de consecuencias negativas favorecidas por el uso habitual de las nuevas tecnologías, desde el centro especializado en salud mental Ita Argentona consideran que una medida como la que han tomado en Irlanda “no es una propuesta fuera de lo común ni irrealizable” y que favorecería a los niños antes de generar esa dependencia a los móviles, una medida que también se podría extrapolar al uso desmesurado de las consolas y los videojuegos.
“Es una medida factible, teniendo en cuenta que no se retira de forma aislada, sino en grupo, lo que genera un marco normativo que permite a los niños comprender más fácilmente esta medida”, considera uno de los psicólogos de este centro, Aleix Cortés.
Este especialista, además, insiste en que al retirar los dispositivos “se recuperarían espacios de ocio y se trabajarían nuevas habilidades, como la gestión del aburrimiento, la autorregulación y las habilidades de socialización”.
En este sentido, el psiquiatra del área de Infancia y Adolescencia del Instituto de Psiquiatría del Hospital Gregorio Marañón (AdCom Madrid) Ignacio Civeira ve preocupante que los menores encuentren un refugio en la tecnología cuando tienen problemas, lo que puede desfavorecer el autocuidado.
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“Estamos viendo más tasas de depresión, ansiedad, fracaso escolar y pérdida de libertades”, sostiene, y adelanta que por permanecer conectados a través de estos medios tecnológicos los más jóvenes incluso “dejan de ducharse, de dormir lo que deben o de comer a sus horas”.
El psicólogo del Servicio de Adicciones Tecnológicas (SAAT), Luis Padilla, ve muy claro cuál es el motivo de que esto suceda: “Cuanto más se usan estas herramientas, más se desean, sean redes sociales o videojuegos”, comenta, recalcando que la medida llevada a cabo en Irlanda “sería realista siempre que fuesen en consonancia y en la misma dirección todos los agentes educativos en todos los contextos: familiar, educativo y social”.
Los expertos coinciden, por tanto, en que no solo son necesarias “unas leyes que rijan el uso que se hace de las tecnologías”, según el CEO de Desconect@, Marc Masip, sino que también es fundamental una toma de conciencia por parte de los padres de estos niños, que deben tener en cuenta cómo sus comportamientos pueden influir en los menores.
“La sociedad ha normalizado el uso de móviles desde edades muy tempranas. Esto es comparable, por ejemplo, con el hábito de fumar. Todo el mundo sabe que es nocivo, pero no todos piensan lo mismo sobre el abuso de los medios tecnológicos”, matiza Civeira.
El directivo de Desconect@, considera que “el problema está en que en España la psicología es intervencionista, nunca preventiva”, motivo por el que cada vez es más necesaria una formación con la que los menores puedan saber cuáles son los efectos que puede tener el uso constante de las tecnologías en su vida diaria.
La prevención
Con respecto a la decisión de las familias irlandesas, Cortés cree que, para evitar situaciones de frustración y conflictos familiares ante la retirada de las pantallas, “conviene dar una serie de pasos de concienciación”.
“Es saludable avisar con antelación de que se les va a quitar el teléfono móvil y explicar los motivos concretos por los que se ha tomado esa decisión”, asegura, mientras que Padilla insiste en que “si ya hay una situación de abuso o de dependencia instaurada en el uso de la tecnología, sí que sería conflictivo en el entorno familiar”.
De ahí que coincidan en que es recomendable retirar estos dispositivos cuanto antes, en caso de tomar como referencia la medida irlandesa. “A partir de los 12 años, con el inicio de la adolescencia, incrementa la necesidad de comunicación con el grupo de iguales. La tecnología adquiere especial relevancia porque les permite estar en contacto con sus iguales, porque se reduce la importancia del contexto familiar y la figura de sus padres como referentes”, añade Padilla.
A pesar de ello, los expertos consultados insisten en que “sin el apoyo de los padres, la concienciación fuera del ámbito familiar”, como puede ser en colegios e institutos, “no sirve para nada”, en palabras de Civeira.
Cómo reconocer una adicción
El apoyo de las familias, no solo sirve para concienciar -y, por lo tanto, prevenir la dependendencia- a los más jóvenes en los usos nocivos de la tecnología, sino que también es esencial durante el proceso de recuperación en caso de que se adviertan casos de adicción.
“En nuestras sesiones de tratamiento siempre participan los padres”, comenta Masip, que incide en que las más enriquecedoras son las grupales “puesto que en ellas pueden compartir sus problemas con otras personas de su edad y sexo y les hace sentirse más comprendidos”.
A pesar del posible desapego familiar una vez se alcanzan edades más avanzadas, suelen ser los padres los que detectan una serie de señales que indicarían que sus hijos pueden ser dependientes de los teléfonos móviles o las redes sociales: aislamiento, bajo rendimiento académico, etc.
En cualquier caso, “hay que valorar la dimensión de la persona y saber distinguir entre lo que es un uso abusivo por factores como el aburrimiento y una adicción a la tecnología o a los videojuegos”, sostiene el psiquiatra de AdCom Madrid.
En este sentido, los expertos coinciden que son “más las niñas” las que se encierran en plataformas como Instagram o TikTok “porque en ellas son más habituales los problemas de autoestima”, según el director ejecutivo de Desconect@.
Los datos ofrecidos por la Fundación Barrié vienen a evidenciar lo que comenta este experto: un estudio llevado a cabo entre 10.000 adolescentes de entre 12 y 18 años de 59 colegios de Galicia encontró que había un número mayor de niñas -un 29,2 por ciento, frente a un 22,1 por ciento de chicos- que reconocían ser adictas a su teléfono móvil.
El Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad tuvo las mismas impresiones en uno de sus últimos informes, ‘El uso de la tecnología por los menores en España’ (2022), donde determinó que la tenencia del móvil fue mayor entre las niñas que entre los niños (un 7 por ciento superior) en los últimos cinco años, en un contexto en el que el 96 por ciento de los menores de 15 años tiene teléfono móvil.
Fuente: Europa Press.