Intervenciones pictóricas y objetuales sobre madera recuperada, papel y tela son parte de esta muestra que está abierta.

Los artistas Ángel Yegros y Tera Yegros habi­litaron esta semana una muestra conjunta en el espacio HIVE (Pedro Ballota 288 casi Dr. Bestard), donde presentan, como padre e hijo que son, obras recientes rea­lizadas en colaboración, así como piezas individuales. La muestra reúne interven­ciones pictóricas y objetua­les sobre madera recuperada, papel y tela.

Ángel es un artista de reco­nocida trayectoria, cuyos inicios remontan a los años 60 cuando integró el grupo Los Novísimos, junto a William Riquelme, Enri­que Careaga y José Antonio Pratt Mayans. En tanto que Tera, quien vive en España, se dedica al diseño de espa­cios y objetos, siguiendo un concepto de circularidad en el empleo de materiales, generalmente excedentes de la industria.

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Ángel presenta una serie inédita de cinco piezas datada en 1968, realizada sobre mapas que lo guiaron en sus diversos viajes. Esta cartografía “posnovísima” da cuenta de una sensibili­dad ante cuestiones urbanas (dada su formación en arqui­tectura) y ambientales, tema este que desarrollaría poste­riormente en sus propuestas escultóricas.

RECONEXIÓN

“Trabajar con papá en esta muestra me ayudó a reco­nectar con mi origen, es un punto y seguido. Poder compartir con él y crear jun­tos fue para mí un nuevo comienzo, un momento de cambio y expectativa que fue manifestándose durante este tiempo de su recuperación y ahora lo veo regresar feliz de un episodio muy delicado de salud. Esta exposición, que nació en un momento de incertidumbre, termina siendo una expre­sión de felicidad”, dice Tera.

Por su parte, su padre refi­rió que esta muestra sig­nifica para él una curación después del accidente cere­brovascular que sufrió hace unos meses. “Trabajar con Tera me llevó a recuperar con alegría mi práctica pictórica, a revisitar el tipo de obra que yo hacía antes de descubrir la escultura como una fuerza dentro de mí. Sin embargo, siempre hay algo que se va hacia la tercera dimensión, ya sea un hueco en la madera, alguna protuberancia sobre las superficies, incisiones pro­fundas, como sucede con las obras de una serie de los 60 en las que añadía al papel peque­ñas piezas encontradas”, dijo.

“Trabajar con papá en esta muestra me ayudó a reconectar con mi origen, es un punto y seguido. Poder compartir con él y crear juntos fue para mí un nuevo comienzo, un momento de cambio y expectativa”.

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