- Por Erasmo González
- Fotos: Colección Javier Delgado
Este 15 de setiembre se cumplen 50 años del fallecimiento de Luis Alberto del Paraná, quien con su guitarra y su voz hizo resonar la música paraguaya alrededor de todo el orbe.
Luis Osmer Meza, más conocido como Luis Alberto del Paraná, nació el 21 de junio de 1926 en Altos, departamento de Cordillera. Hijo de Jacinta Meza y José Domingo Encina, desde niño demostró su talento artístico. Los estudiosos de su vida y obra estiman que pisó escenarios en al menos 76 países.
Varias fueron las actuaciones memorables que realizó ante líderes mundiales e íconos culturales. En este sentido, es recordada la presentación en 1963 en el Palacio de Buckingham frente a la familia real del Reino Unido compartiendo escenario con Los Beatles.
El insigne cantante paraguayo realizó varias presentaciones que fueron grabadas por la televisión y actuó en lugares emblemáticos como el Olympia de París, Royal Albert Hall de Londres, Hilton Hotel de El Cairo, el Madison Square Garden de Nueva York, entre otros.
Algunas de las ciudades más importantes que fueron escenario de las actuaciones del conjunto fueron Praga, Berlín, Lisboa, Roma, Ámsterdam, Chicago, Viena, Copenhague, Tel Aviv, Tokio e incluso logró superar las barreras políticas e ideológicas de la época presentándose en Moscú, capital de la entonces Unión Soviética.
En 1971 ganó el Globo de Oro del Mundo Musical vendiendo alrededor de 20 millones de copias de discos y alrededor de 250.000 casetes. En 20 años de recorrido por el mundo, obtuvo ocho Discos de Oro y el primer Casete de Oro en Latinoamérica.
INESPERADO FALLECIMIENTO
El 16 de setiembre de 1974, cuando contaba con apenas 48 años de edad, los medios informaban sobre la muerte de Paraná, que había ocurrido el día anterior a las 11 de la mañana en el Pembridge Court Hotel de Londres, Inglaterra. Su esposa, Carmen, recibió la noticia estando en Paraguay, mientras que Reynaldo Meza, hermano de Paraná e integrante de su conjunto Los Paraguayos, estaba en Hamburgo, ya presto para viajar a Londres.
Al conocerse la noticia, los artistas paraguayos lo calificaron de héroe civil e hicieron un llamado a los colegas a estar pendientes de la llegada de los restos mortales para “hacer un arco de tensas cuerdas triunfales a quien anhelara morir cantando guaranias a su Paraguay”.
Mientras se esperaba la llegada de sus restos, se multiplicaron en los periódicos numerosas semblanzas sobre su vida y prolífica carrera. El cuerpo del cantante llegó el lunes 23 de setiembre ante una impresionante multitud que aguardaba para rendir un último tributo al principal embajador de la cultura paraguaya en el mundo.
LLEGADA
Los ocho días de espera acrecentaron los sentimientos de pesar. La concurrencia soportó un agobiante y brumoso calor para presenciar el momento en que el ataúd descendía de una aeronave de Líneas Aéreas Paraguayas (LAP) que lo traía desde Buenos Aires y que aterrizó en nuestro país con un retraso de casi dos horas ante una acongojada muchedumbre de 10.000 a 15.000 personas.
Junto con el féretro también descendieron su esposa, Carmen Santana, y su hijo Luis Manuel, quien llevaba la guitarra y el sombrero de su padre. La comitiva fue recibida por el presidente Alfredo Stroessner, autoridades y artistas como la actriz Isabel Sarli.
El artista recibió el reconocimiento póstumo del Gobierno, que le adjudicó la Orden Nacional del Mérito por su extraordinaria labor de difusión del arte nacional alrededor de todo el mundo.
El cortejo fúnebre se dirigió al Teatro Municipal seguido por una larga caravana. A lo largo del camino miles de personas se apostaron en las calles para brindar su último adiós al cantante.
Ya en el Teatro Ignacio A. Pane, el gentío aguardó pacientemente para despedirlo formando largas filas que se extendieron a lo largo de varias cuadras hasta horas de la noche.
PROCESIÓN
En la jornada del miércoles 25 de setiembre, la procesión partió del Teatro Municipal a las 14:10 rumbo primeramente a la Catedral Metropolitana escoltada por los scouts, sus familiares y representantes oficiales. Posteriormente, sus restos fueron trasladados al cementerio de la Recoleta.
Mientras el convoy avanzaba rumbo a la necrópolis, la tarde gris extendía una capa de tenue llovizna que tornó más fresca la jornada y añadía un marco de mayor aflicción a la jornada fúnebre. En las calles la multitud agitaba pañuelos blancos en señal de una despedida sin retorno.
Una vez en el camposanto, en nombre del Gobierno hizo uso de palabra el ministro de Educación y Culto, Raúl Peña; Manuel Frutos Pane, por la Asociación Nacional Republicana; César de Brix, por Intérpretes Folclóricos Asociados del Paraguay; Matías Ferreira, por la Asociación Nacional de Actores, y Cayo Frutos Pane, por Autores Paraguayos Asociados.
Fuera de agenda, se sumaron las sentidas palabras de pa’i Pérez, maestro del cantante y a quien Paraná dedicó la música “Capellán pa’i Pérez”.
Una crónica del diario Patria describe que al momento en que la urna fue depositada en el sepulcro los músicos ejecutaron la canción “Mi retorno” y con ello “una gran emoción se adueñó de todas las personas que allí estaban, quienes no pudieron contener las lágrimas que surcaban muchas mejillas”.
Las pompas fúnebres de Paraná acapararon la atención pública durante al menos dos semanas como una muestra de profundo afecto hacia un héroe civil que con su guitarra y su voz enarboló el pabellón patrio en los más diversos rincones del planeta.