Un siglo atrás, El Diario se hacía eco de una preocupación ciudadana al grado de convertirla en una emergencia sanitaria debido a los reiterados casos, según se lee en su edición de finales del mes de enero de 1924. También en la misma edición de este medio impreso cuestionaban duramente la presencia de niños en las plazas y parques hasta altas horas de la noche.

  • Por Juan Carlos dos Santos
  • X: @juancads

VÍCTIMAS DEL PAYÉ

Numerosas en la capital y en la campaña

Sea como fuere la causa, el efecto existe y habla de una acción criminal cuyos autores deben castigarse severamente.

Hablaremos hoy del payé porque a ello nos obliga la repetición de casos y porque las consecuencias del mismo son como para hacer figurar a los autores de tales atentados contra la salud, el más preciado tesoro, entre los criminales más cínicamente perversos.

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Mucho se dijo del payé llegándose a extremos risibles respecto a su acción sobre cosas y personas, haciéndolo a veces irresistible de un poder absoluto, capaz de hacer variar la ruta de los astros en el firmamento y obligarlos a girar locamente, como las cabezas de las pobres víctimas que llevan encima la mala influencia el payé, la droga maléfica e indigesta.

Muchos hablaron de las malas artes empleadas por las mujeres empeñadas en esclavizar la voluntad de los hombres y someterlos a su imperio con sumisiones de esclavitud. El payé se destina como recurso supremo para esto del dominio amoroso.

Puede darse en una flor como también pueden utilizarse como instrumentos un cigarro o una bebida cualquiera, dicen los creyen­tes. Su acción es siempre la misma y se manifiesta invariablemente por un estado de aflojamiento de los resortes que mueven la voluntad, quedando la víctima como un niño necesitado de cuidados.

Este efecto se consigue muchas veces, esto es cierto y ello es lo que debe mover a las autoridades para que las criminales manos dejen de maniobrar en la sombra. Hemos visto muchos casos de lo que se llama payé y sea lo que fuere la causa, el aspecto de las víctimas es siempre análogo y mueve a lástima.

En la ciudad como en la campaña los empayenados abundan como las empayenadas. En San Lorenzo, sin ir más lejos, se dieron varios casos recientemente que hablan de la temible acción en la cual los indios payaguaes se dice, son maestros.

El hecho existe y esto debe justificar toda medida preventiva por severa que fuere contra los criminales autores, aunque éstos hagan vida íntima familiar con la víctima de los no menos criminales manejos.

SOCIALES

Enlace

En el pintoresco pueblo de Piri­bebuy, el lunes próximo tendrá lugar la ceremo­nia matrimonial de la distinguida señorita Erme­linda Guiri con el señor Ernesto García. El acto se realizará dentro de la mayor inti­midad a causa del luto que aún guarda uno de los contrayentes.

OTRA CANDI­DATA

Se trata de Ansel­mita Garibaldi Heyn, candidata al concurso de belleza que realiza El Diario.

POLICIALES

Agresión a mano armada

Ayer a las 7: 30 PM, regresaba por Estero Bellaco y Patricios a su casa un trabajador de apellido Insfrán, saliéndole de un yuyal próximo, Basilio Riveros y Benigno Molina, huelguistas, quienes desde hace tiempo atrás venían amenazando de muerte al primero por cuestiones de trabajo.

Este entonces, en defensa propia, Insfrán desenfundó su revólver y disparó cuatro tiros contra sus agresores logrando herir levemente a Basilio Riveros en ambas piernas. Molina más tarde fue tomado preso por personal de la Comisaría Primera. Insfrán antes de este hecho, denunció en la Subcomisaría de Loma Clavel, las amenazas de que venían siendo objeto por parte de los agresores.

El herido Basilio Riveros fue conducido al Hospital Nacional.

LA VAGANCIA INFANTIL

Es el deber de la policía de reprimirla con energía

Vuelven los nunca bien ponderados nenes a hacer de las suyas, que es tanto como decir pasear a su gusto por calles y plazas provocando el dis­gusto de quienes tienen el derecho de pasear tranquilamente sin estar expuestos a las “turbas de Atila”.

Forman los callejeros infantes en cualquier lugar patota, profiriendo gritos, lanzando expresiones más verdes que un tapete de juego y que hacen campo de ídem allí donde mejor les place, sin guardar formas ni respetos.

Ya imitan a Firpo en lo de las exhibiciones y al pequeño David en el manejo de las piedras con hondita o sin ella.

Es una verdadera plaga la de los escandalosos muchachos apostados a altas horas de la noche en las esquinas o en los barrios de las plazas, para gozar de una frescura sin igual y de unos derechos adquiridos mediante la negligencia de quienes están obligados a cuidar el orden y a velar por la seguridad pública amenazada por los nenes tan malos usados como batifondistas.

¿Cuándo se les hará comprender que la calle y las plazas no son de propiedad ni para sus caprichos? Los vigilantes creemos serían buenos men­tores para tales enseñanzas y el deber de la policía en estos casos consiste en recoger a sus niños vagabundos, hacer llamar a sus padres o encar­gados y prevenirlos de que en caso de reincidencia se procederá contra aquellos con mayor energía.

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