“Tengo un tema, una historia sobre el rock en Paraguay” vio la luz en la semana, documentando el latir de generaciones que encontraron en el sentir rebelde y ruidoso una manera de vencer la rutina del oprobio y la injusticia. Aquí una charla con su autor.

“El rock acom­pañó mi vida, fue central, para mí la música lo es todo”, define Sergio Ferreira, periodista cultural, que en las 400 páginas de “Tengo un tema” hace de biógrafo de un movimiento importante, pero muchas veces margi­nal, en la cultura popular del país.

“Todo comenzó con el tema ‘Banco de colegio’, de Big Boys Serenaders, en 1962 que le escribió Eduardo “Totó” Speciale a su novia de entonces. Es un twist sencillo que fue grabado en los estudios Guarania y se editó en un simple”, cuenta del primer tema que abre esta historia y que nace imi­tando lo que se veía a fines de los 50 en los cines a los que comienzan a llegar las pelí­culas que eran populares en Estados Unidos.

“Se proyectaban en el cine Granados, la gente iba a ver la película y bailaba sobre las butacas, situación que era comentada en las homilías; tiempo después las orques­tas ya sumaban el ritmo a repertorio, hasta que poco a poco van naciendo temas propios”, relata.

Compilando historias y anécdotas, palabras en pri­mera persona y testimonios de protagonistas y público, Ferreira fue reconstru­yendo un camino impor­tante, desde inicios de la década del 50 hasta princi­pios de este 2022, cuando fallece Alcy Rock (Alcides Alfonso Parodi), uno de los pioneros del rock nacional.

Sergio en estos días recorrió radios y recibió decenas de llamadas de colegas a los que fue contando y adelantando cosas. Por ejemplo: un eléc­trico y prolongado riff atrona en los jardines de radio Pri­mero de Marzo, la banda “Scythe” abre su presenta­ción con una expectativa sin­gular. Lo instrumental se prolonga y todos los jóvenes vestidos de negro comienzan a mirarse entre sí hasta divi­sar al vocalista José “Pichón” Florentín llegar cabalgando hasta el escenario.

“¡Fue una explosión!”, memoró Ferreira de aque­lla anécdota de 1989 en el programa “Vibración rock”, que se emite los domingos de 16:00 a 17:00 por la FM 95.1 Radio Nacional. Allí comentó que el libro “es un recorrido de un proceso que arranca a fines de la década de los cincuenta. No es una obra enciclopédica ni canó­nica, sino una visión par­ticular de un proceso en el que se contemplan factores como la sociedad, la dicta­dura y la falta de una indus­tria cultural”, explicó.

También habló en Brit Noise, programa de la Rock & Pop, donde comentó: “Peiné los archivos del diario Abc Color, en el que trabajé 30 años. Tenía cosas armadas y en los dos últimos años lo armé, fui organizando por décadas, iba tecleando con el tocadiscos al lado con la música de los años que iba relatando sonando a la par”, comentó.

Sergio es fan de las ferias de discos de vinilo, una pasión que le nació cuando comenzó a escuchar un disco de The Animals que tenía su padre y el rock inglés, que era el favo­rito de su hermano mayor en los discos de Yes, Deep Pur­ple, etc.

Rawhide, pionera del heavy metal en Paraguay.

Así nos cuenta que no fue fácil para los rockeros en el país. El estadio Comuneros, ubicado a unos 50 metros del Palacio de López, donde hoy es la Biblioteca del Congreso, fue donde se hizo el festival de Música Beat en mayo de 1970 “hasta que una tormenta dañó el techo y se comenzó a organizar para recons­truirlo en 1977. Allí aprove­chó Stroessner e hizo hacer una plaza”, cerrando el pri­mer espacio donde la rebel­día comenzaba a expresarse.

Vale mencionar al festival Música con Actitud Progre­siva de 1974, en el que la poli­cía irrumpió para suspen­der la actividad y detener a un grupo importante de la concurrencia que se había sumado a la convocatoria de Chester Swann.

El episodio en el Rowing Club, nuevo templo de la movida, con la Cantata Rock Disidencia en 1981 da cuenta de las dificultades para desarrollar el arte en el país, como se puede leer en el capítulo del libro que aborda la relación del rock con la dictadura.

También historia “cómo la polca y la guarania se rela­cionaron con el rock desde Luis Alberto del Paraná y sus interacciones con artis­tas de rock por el mundo, los propios Beatles por caso, hasta derivar en los desa­rrollos de Rolando Chapa­rro y La Secreta y todos los que hicieron rock en 6 x 8, que es un camino que con­sidero importante en el rock paraguayo”, apuntó el autor.

Desde su cobertura en el lanzamiento de Brebajes de Amor de los RH Posi­tivo en marzo del 89 en el Rowing fue compilando esta historia que vio la luz en estos días. “Esta es una época magnífica”, dice en relación a la posibilidad de grabar qué se tiene hoy en día a diferencia de las déca­das de los 70, 80, 90, donde todo era más difícil.

Aquí su charla con Nación Media:

–Contanos cómo hiciste y qué se va a encontrar el lector en “Tengo un tema”.

–El lector se va a encontrar con un recorrido por la his­toria del rock en Paraguay desde fines de los cincuenta. No es un trabajo enciclopé­dico, sino que es una mirada sobre lo que ha sido la expre­sión rockera en Paraguay, marcando algunos puntos que considero importante.

–¿Cuál es tu primer recuerdo con relación al rock?, ¿qué te lleva a ser un cultor del género?

–Escucho rock desde que me acuerdo porque era lo que sonaba en casa a través de mi padre y mis hermanos. Pero hay una fecha espe­cial, que es el 17 de agosto de 1977. Esa mañana me había despertado y en la mesa de desayuno veo el diario y dice que había fallecido Elvis Presley. Le pregunto a mamá sobre quién era él y me dice que era un músico de rock importante y luego en la radio empezó a sonar un tema de Elvis y a partir de ahí me enganché defini­tivamente con el rock.

–¿Qué recordás de la escena que te tocó ver y cuándo comenzás a inte­ractuar con el movi­miento?

–Me ha tocado ver muchas cosas. Estuve en la Mara­tón de Los Hobbies en el 77, vi a Pro Rock Ensamble en la tele, estuve en Rock San Ber, que fue algo crucial, y palpé de primera mano todo el movimiento de los 90, que era realmente emocionante. Estábamos viviendo el ini­cio de la democracia y se res­piraba en el ambiente toda la energía de la libertad.

–El rock nace en el país bajo la brutal dictadura estronista. ¿A qué nivel llegó la represión al movi­miento?

–Como toda expresión artís­tica, el rock corría peligro si cruzaba los límites que imponía la dictadura. Stroessner no estaba en contra del rock, precisamente, pero sí de algo que exigiera libertad. Con la represión del 76 muchas puer­tas se cerraron, nadie se ani­maba a hacer un concierto de rock. La Misión de Amistad, por ejemplo, donde se reali­zaban festivales de rock, fue indicada por la dictadura como una entidad que apo­yaba a la Organización Polí­tica Militar (OPM), por lo que allí no se pudieron rea­lizar más actividades. En fin, ha habido mucha represión, entre los que podemos nom­brar la suspensión del Festival de Música con Actitud Pro­gresiva, en 1974, y las razzias de la Operación Tijera.

–¿Qué rol juegan Chester y Alberto Rodas en tu opi­nión?

–Son cruciales, no solo como cantautores, sino por todo lo que realizaron. Chester era una figura señera, respe­tada por todas las generacio­nes, y Alberto fue uno de los músicos que hacían un vín­culo entre el rock y el Nuevo Cancionero. No solamente cantaba, sino que tenía un compromiso de acción que lo hizo ir preso varias veces.

–La apertura democrá­tica trae la ola de rock & pop que florecía en la región. ¿Cómo recordás la expresión local de ese fenómeno?

–Fue genial porque ya no había barreras para la expresión artística. Se había abolido el edicto número 3 y ya no había policías ame­nazantes en la salida de los recintos ni pyragues en ser­vicio y, más que nada, ya no se sentía ese miedo atosi­gante en el ambiente.

–El libro de Alcy Rock, las notas de Mario Rubén Velázquez me vienen a la memoria como historias de rock. Además de tu archivo propio y entrevis­tas, ¿encontraste otras fuentes para el libro?

–Sí, varios libros, no solo paraguayos, sino extranje­ros. Internet también aporta mucho a través de podcasts y videos de Youtube. Y, por supuesto, revistas, fanzines, diarios y discos. Es un trabajo que ha llevado veinte años de recolección de materiales.

–El género, salvo emiso­ras específicas (Rock & Pop) y algunos pocos pro­gramas en otras, sigue sin tener gran difusión. ¿Qué opinás de una norma que establezca alguna obli­gatoriedad de difundir la música nacional?

–No estoy a favor de las obli­gaciones. Esas experiencias han sido contraproducentes. Estoy a favor de una educación y una concientización sobre la importancia de difundir lo que nos caracteriza como sociedad paraguaya.

–Los grandes festivales de la primera década del 2000 dieron algún baño de gran público a las bandas locales. ¿Qué te parece le falta para con­solidar su relación con el público?

–Que estos festivales no sean hechos aislados, sino que tienen estar conectados con una campaña de difu­sión que contribuya a consolidar y extender la escena.

–La que siempre da mues­tras de músculo es la escena metalera. Conta­nos tu impresión sobre el fenómeno.

–La escena metalera se caracteriza por una fideli­dad intachable entre público y artistas y que debe repe­tirse en otras expresiones rockeras.

–Ahora la del millón… ¿Morirá el rock?

–No, siempre se transforma para seguir existiendo.

SOBRE EL AUTOR

Sergio Ferreira nació en octubre de 1967, es periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Católica.

Fue practicante en los diarios Hoy y Noticias, especializándose en cine y música popular para luego trabajar en el diario Abc Color (desde 1989 hasta 2019) en la sección de Artes y Espectáculos, de la que fue jefe desde mediados de la década del 2000. Fue además pro­ductor artístico en la radio Rock & Pop (1996-1998), corresponsal de la revista Zona de Obras, de España (2004-2009), y columnista de la revista Wild (2004-2008).

Asimismo, fue redactor de las entradas sobre Paraguay de los diccio­narios de Heavy Metal Latino (SGAE-Zona de Obras, 2005) y Punk y Hardcore de España y Latinoamérica (Fundación de Autor-Zona de Obras, 2011). Ha publicado artículos en el diario Folha de São Paulo (2003) y en la revista Selecciones (2009). Es coautor del libro “Adrián Barreto: sendero de un trovador” (2015).

LIBRO, VIDEO Y SITIO WEB

“Tengo un tema” tiene una historia detrás. “Este libro ha sido posible gracias al interés de la editorial Dos Maletas y la productora Planea­dor, que lo han vinculado a su proyecto de transmedia que incluye el documental “Sobrevive la música”, de Luis Bogado, que se estrenará en octubre y la página web rock.com.py que será un banco de datos muy importante para la escena paraguaya”, comentó Sergio Ferreira.

“Es un trabajo grupal importante, no es solo mío. En el documento la labor de gente de muchos años y conté con la especial ayuda de Christian Kent y Eulo García”, apuntó.

En esta serie de lanzamiento al libro “Tengo un tema” le seguirá el documental “Sobrevive la música”, de Luis “Laucha” Bogado, quien comentó: “Es un docu que vengo trabajando hace unos 6 años apro­ximadamente en el que entrevisté a unas 20 personas. Una película documental que conduce al espectador a los orígenes del rock nacio­nal y transita hasta la actualidad. Alternando anécdotas y material de archivo, se convierte en una cápsula del tiempo que nos sumerge en eventos históricos narrados por quienes hicieron sonar aque­llos revolucionarios acordes”. Bogado cuenta que fue “recolectando material de archivo de muchos fanáticos, bandas, músicos y prensa. La idea es, al igual que el libro de Sergio y la página web, recorrer los años de rock nacional desde los 60 hasta la actualidad”, expuso.

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