- POR MARTÍN VILLAGRA
- Periodista
- martin.villagra@gruponacion.com.py
Cayó la lumínica poco más de media hora. El goleador Guillermo Paiva estuvo siempre con las luces prendidas y marcó dos grandes goles. Amplió Alejandro Silva y Olimpia obtuvo en Villarrica su primera victoria en el torneo Apertura frente a Guaireña, que generó opciones, pero falló demasiado en la puntada final.
De movida, los guaireños tomaron la iniciativa y rondaron el gol. Olimpia fue práctico, supo golpear en momentos claves y se acomodó en el terreno, aun cuando sufrió sofocones en defensa.
Guillermo Paiva puso el cuerpo tras una genial asistencia de Saúl Salcedo y con remate cruzado, de derecha, adelantó al Decano. Unos minutos después, Alejandro Silva hirió en el área y marcó otro golazo. Remate alto para agrandar la diferencia a favor de los visitantes luego de una acción, donde ganó la posición por guapo. Los defensores locales Paniagua y Barrios se chocaron con torpeza y facilitaron el desenlace favorable al Franjeado.
Yeiber Murillo tuvo la primera clara y no remató. Diego Godoy y Víctor Barrios estrellaron cabezazos al travesaño. La mayor jerarquía de uno y la falta de resolución del otro fueron marcando diferencias.
En el complemento, Guaireña saltó con cambios para forzar las acciones y lo logró con Carlos Duarte y Antonio Marín. Sin embargo, cayó la lumínica en el estadio, hubo una espera superior a los 30 minutos hasta que se reanudó el juego, que enfrió el ímpetu guaireño.
Carlos Duarte avisó primero con un remate, que fue a manos del portero Alfredo Aguilar. El popular “Lito” aprovechó un feo error en la salida del olimpista Mateo Gamarra y marcó el descuento con un remate potente.
La alegría le duró poco a los albicelestes. En el siguiente ataque, otra vez se lució Guillermo Paiva. El goleador franjeado acomodó con la cabeza y definió con los pies un gran contragolpe. El tercero fue sentenciando un partido a favor de los visitantes. En medio del enredo y la pelea constante, Guaireña apuró, pero fue incapaz de concretar para meterse otra vez en la pelea por cambiar su suerte en el partido.