Por David Sánchez, desde Tallin (Estonia), X: @tegustamuchoelc (*).

La película india presentada en la competición del Festival de Cine PÖFF en Tallin, titulada “Pyre”, es un ejemplo excepcional de cómo el cine puede transformar emociones en arte visual. Bajo la dirección y guion de Vinod Kapri, esta obra captura la belleza de los paisajes del Himalaya, y los matices emocionales de una pareja anciana enfrentando el vacío de la soledad.

Una poesía visual en movimiento

Lo primero que destaca es la maestría técnica con la que está filmada. El uso de travellings continuos que conectan escenas con una fluidez milimétrica genera una atmósfera mágica. Un ejemplo sublime ocurre cuando vemos un coche en primer plano y al fondo, al otro lado del río, unos chicos, acto seguido la cámara está al otro lado del río, detrás del grupo de jóvenes de la orilla opuesta y al fondo vemos el vehículo pasar. Este recurso crea una conexión espacial y temporal que sumerge al espectador en la narrativa. Cada imagen parece un cuadro cuidadosamente pintado, y la nitidez de la cámara en escenas de poca luz, como aquellas iluminadas solo por una fogata, resulta espectacular. Es evidente el esfuerzo y la atención al detalle del director en cada fotograma.

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El contexto natural no es solo un telón de fondo, sino un personaje en sí mismo. Las montañas del Himalaya, imponentes y solitarias, reflejan el aislamiento emocional de Padam Singh y Tulsi. Los ángulos de cámara, muchas veces desde perspectivas poco convencionales, transmiten una sensación de pequeñez frente a la inmensidad del entorno, intensificando el impacto de la narrativa.

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Actuaciones naturales y dirección magistral

La elección de actores naturales aporta una autenticidad desgarradora. Padam Singh y Heera Devi no solo encarnan a sus personajes, sino que los viven con una sutileza que desarma. Las emociones fluyen con una honestidad palpable, desde la esperanza ingenua de volver a ver a su hijo hasta el desamparo final. Este nivel de interpretación no sería posible sin una dirección de actores brillante. Vinod Kapri logra extraer matices emocionales profundos de sus protagonistas, construyendo una conexión íntima entre ellos y el espectador.

Un retrato de la pérdida y la esperanza

La historia, aunque sencilla, está cargada de simbolismo y emoción. La decisión de la pareja de vivir aislada en el bosque representa un acto de resistencia frente al avance de la urbanización, un deseo de preservar una forma de vida que se desvanece. Sin embargo, esta elección también trae consigo dolor: el abandono por parte de su hijo, que partió hacia Bombay y nunca regresó, encapsula la desconexión generacional y los sacrificios inherentes a los principios. La llegada de una carta que promete su regreso ofrece un destello de esperanza, pero este se disipa en una resolución devastadora que deja al espectador con el corazón roto.

“Pyre” es un poema visual y emocional que trasciende la pantalla. Sus paisajes hipnóticos, la dirección impecable y la profundidad de su narrativa la convierten en una experiencia cinematográfica inolvidable. Es una meditación sobre el amor, la pérdida y la inexorable marcha del tiempo, un recordatorio de la belleza y la fragilidad de la existencia humana. Bravo por Vinod Kapri y su equipo por ofrecernos esta maravilla de cine.

* David Sánchez es un periodista franco español afincado en Toulouse, centrado especialmente en cine iberoamericano, miembro de la crítica internacional Fipresci. Sitio: https://www.tegustamuchoelcine.com.

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