El Festival de cine de Berlín cedió este sábado su alfombra roja a actores y realizadores iraníes disidentes, durante una jornada de compromiso político en la cual estadounidense Sean Penn presentó un documental de apoyo a Ucrania. Unos cincuenta actores, directores y guionistas posaron bajo el eslogan “Jin, Jiyan, Azadi” (Mujeres-Vida-Libertad) escrito con enormes letras verdes y azules en la gran pantalla que preside la alfombra roja, a la entrada del Berlin Palast.

Se trata de una referencia a la consigna de las manifestaciones desencadenadas por la muerte, en septiembre, de Mahsa Amini, una joven kurda iraní de 22 años, detenida tres días antes por infringir el estricto código de vestimenta islámico. Algunas asistentes blandían sus propios carteles.

Actrices como Golshifteh Farahani, miembro del jurado, o Zar Amir Ebrahimi, tenían lágrimas en los ojos. Escaparate de reivindicaciones políticas, la Berlinale quiso “darle voz a la gente” que lucha por sus derechos desde hace seis meses en Irán, explicó a la AFP la codirectora del certamen, Mariette Rissenbeek.

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“Superpoder”

“Superpower”, el documental del actor y director Sean Penn, presentada fuera de competición, es a la vez un homenaje a la resistencia ucraniana y la historia de una obsesión con su presidente, Volodimir Zelenski, un exactor cómico. Penn se hallaba en Kiev el 24 de febrero de 2022 cuando cayeron los primeros misiles rusos en territorio ucraniano.

Conocido activista de múltiples causas en su país, Penn confiesa su interés en torno a la figura de este actor cómico reconvertido en presidente. Un interés que pronto se convierte en obsesión. “Fue una manera conmovedora de conocer a alguien”, explicó Penn en rueda de prensa. “Aparte del nacimiento de mis hijos”, confesó el actor y militante, “ese encuentro fue uno de los grandes momentos de mi vida”, añadió.

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Tras casi un año de guerra, Zelenski ha conseguido mantenerse en su puesto y en Kiev, a riesgo de su vida y la de su familia, y galvanizar a los ucranianos en su combate contra el invasor, superando el escepticismo inicial que despertaba dentro y fuera de su país. Penn vuelve a Ucrania varias veces a lo largo del año para filmar el frente en el este, los daños causados por los bombardeos en la retaguardia y darle voz a Zelenski, siempre ataviado con ropa militar.

Dos veces galardonado con el Óscar como actor (“Mystic River” y “Harvey Milk”), Penn sabe manejar la filmación para entregar su apasionado mensaje de defensa de Ucrania. Y Zelenski, también un reconocido actor (incluido en Rusia, según recuerda el documental), se muestra firme ante la cámara para pedir más armas a Occidente.

Dolorosa mirada sobre la masculinidad

“Está claro que la palabra propaganda puede ser utilizada para menospreciar lo que para mí es la verdad en torno a la absoluta unidad de Ucrania” detrás de su presidente, declaró Penn. “Hicimos una película totalmente sesgada porque esa fue la verdadera historia con la que nos topamos”, añadió con rotundidad.

Y por eso “me siento muy feliz de ser considerado un propagandista”, remató. Otra película, presentada en competición en la Berlinale, “Manodrome”, del sudafricano John Trengove (“The wound”), arroja una dolorosa mirada sobre la masculinidad en unos Estados Unidos en crisis.

Jesse Eisenberg (“La red social”) interpreta a Ralphie, un joven perdido y sin trabajo estable que conoce al gurú (Adrien Brody) de una secta que rinde culto a la agresividad y el egoísmo. “Es una crisis amplia, de hombres que reprimen sus sentimientos (...), compensándolo con hiperagresividad y postureo”, explicó Trengove.

Fuente: AFP.

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