A Armando Manzanero el romanticismo le brotó de niño y fue su impronta. Evocando atardeceres en la playa surgieron “Somos novios”, “Esta tarde vi llover” o “Adoro”, joyas de un vasto cancionero que lo sitúa entre los grandes de la música mexicana.

Se marchó en la madrugada de este lunes a los 86 años víctima de la pandemia de COVID-19, a la que se refería como una situación “terrible” e incomparable. Paradójicamente, la cuarentena le permitió hacer cosas que “no sabía hacer”, como descansar, y hacer un alto en su mayor virtud: componer.

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También le sirvió para “poner en orden” su catálogo de más de 400 piezas y que no se quedara “por ahí una canción suelta”, según contó al diario Milenio en abril, en pleno encierro. Nacido en la ciudad de Mérida, (estado de Yucatán, sureste), el 7 de diciembre de 1934, pero registrado un año después, Armando Manzanero Canché destacó además como intérprete y productor, multifacética carrera que le valió ser una sobresaliente figura de la escena musical en Latinoamérica.

En 2014 se convirtió en el primer mexicano en recibir un Grammy especial a la trayectoria, y en 2001 se alzó con el Latin Grammy al mejor dúo o grupo pop vocal por su álbum “Duetos”. Además recibió el Premio a la Excelencia Musical de la Academia Latina de la Grabación, en 2010.

Premios por montones

En días pasados, el bolerista había sido homenajeado de forma presencial por el gobierno de Yucatán con la apertura de un museo dedicado a su vida y obra. “El agradecimiento es la memoria del corazón, y la música es el mejor recuerdo que se puede llevar en el bolsillo”, expresó Manzanero durante el tributo.

Este año recibió igualmente el Premio a la Trayectoria Artística en los Billboard de la Música Latina. El maestro mexicano labró una carrera de seis décadas, con una treintena de álbumes y temas como “Voy a apagar la luz” y “Contigo aprendí”, himnos del cancionero romántico hispano engalanados con su piano.

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Entre los cantantes internacionales que han puesto voz a sus letras destacan Luis Miguel, Andrea Bocelli, Frank Sinatra, Christina Aguilera, Chavela Vargas, Julio Iglesias y Raphael. Orgulloso de su origen maya, Manzanero llegó al mundo arropado por la música: su padre, Santiago, era trovador, y se ganaba la vida cantando por los pueblos, aunque el romanticismo -contó varias veces- lo heredó de su abuela Rita.

“Las palabras me vienen del mundo que me tocó vivir. Yo cuando era niño viví junto al mar, viendo las cosas naturales. Viendo todos esos atardeceres y amaneceres”, dijo a la BBC durante una entrevista en 2014. Se casó cinco veces, una cifra que le incomodaba, y tuvo siete hijos.

Figura inigualable

Cuentan quienes lo conocieron íntimamente que el Premio Nobel de Literatura 1982, el colombiano Gabriel García Márquez, quiso hacer un disco de boleros con él, pero nunca se concretó. El también escritor y cronista mexicano Carlos Monsiváis, con quien el cantautor tuvo un programa de radio, dijo alguna vez que “a Manzanero solo lo reemplaza Manzanero”.

Con apenas 1,54 metros de estatura, el artista conservaba el aspecto de un joven indígena. “Su vida es la canción de un hombre a quien no habrá quién lo alcance”, escribió recientemente el columnista Carlos Díaz en Milenio. Siempre con elegantes trajes, Manzanero gustaba además de la buena comida (en la cuarentena también se dedicó a cocinar), el cine, el circo y el buen sentido del humor.

Aunada a su incansable labor artística, realizó un arduo trabajo en defensa de las leyes de protección a los derechos de autor a través de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), que presidió desde 2010. Entre sus últimas presentaciones destaca un concierto virtual que realizó en septiembre junto al veterano rockero Alex Lora, líder de la banda El Tri, y el cantautor de música pop Aleks Syntek.

Fuente: AFP.

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