Un día como hoy pero de 1986, fallecía de cáncer el escritor argentino Jorge Luis Borges en Ginebra, Suiza. Se despidió de este mundo en la ciudad a la que en una ocasión se refirió como “la más propicia a la felicidad”. Hoy se cumplen 34 años de su partida; tres décadas más cuatro del adiós de una de las más grandes figuras de la literatura del siglo pasado.

Jorge Luis Borges nació en Buenos Aires, el 24 de agosto de 1899. En su juventud, debido a que su padre se había jubilado por problemas de visión, se mudó con su familia a Europa, donde además de cursar el bachillerato, estudió francés.

Leé también: La impiadosa respuesta del diccionario cuando busqué la palabra tránsfuga (I)

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

La familia Borges regresó a Argentina en 1921, año en el cual el escritor empezó a forjar aún más su carrera en las letras. Fundó la revista mural “Prisma”, que finalmente tuvo sólo dos ediciones. Luego, en agosto de 1924 fundó la revista ultraísta, movimiento literario que hacía frente al modernismo y novecentismo “Proa”.

Jorge Luis Borges, de joven. Foto: Gentileza.

Además de escritor, poeta y ensayista, fue bibliotecario y docente de literatura inglesa. Desarrolló su estilo literario basándose en conceptos como el tiempo, el espacio, el destino o la realidad e inspirándose de los autores que más lo influenciaban como William Shakespeare, Joseph Conrad, etc. y de textos de la Biblia, la Cábala judía, la antigua literatura europea, la clásica y la filosofía.

A 34 años de su muerte, el mundo lo sigue recordando por obras como “Fervor de Buenos Aires”, “Cuaderno San Martín”, “Ficciones”, “El libro de Arena”, “Inquisiciones”, “Historia de la eternidad”, entre muchos otros. A lo largo de su vida, tuvo importantes reconocimientos literarios, entre ellos el Premio Cervantes en 1979.

Murió a los 86 años de edad luego de un mes de haberse casado con María Kodama y a dos meses de mudarse a su ciudad soñada: Ginebra, donde había vivido cuando era joven. Hoy, luego de más de tres décadas de su ausencia física, lo recordamos a través de su herramienta más fiel: La palabra.

Te puede interesar: “Del amor y otros demonios”, de Gabriel García Márquez

Déjanos tus comentarios en Voiz