Funcionarios del Ministerio de Salud Pública están alertando por el nuevo avance del covid-19 cuyo número de casos se ha incrementado en las últimas semanas. Piden insistentemente a la población del país que recurra a inmunizarse porque sobran las vacunas y son pocos los vacu­nados. Ellos como pocos conocen que este es el país de esta región de América que tiene el menor porcentaje de pobla­ción inmunizada contra el coronavirus y que el peligro que acecha es enorme. Deben saber también que las autorida­des nacionales son las más ineptas de la región porque en los más de dos años que lleva la aparición de la pandemia no han sabido actuar para proteger a la mayoría de la población. No es una afir­mación antojadiza dictada por los ardo­res de la política. Cuando los números cantan, hay que admitir la realidad.

De acuerdo con los datos de Our World, el Paraguay cuenta con el menor por­centaje de inmunizados contra el covid-19 entre las 10 naciones de América del Sur. De ese modo, nuestro país tiene un puesto destacado en la competencia con las otras naciones, por el bajo número de vacunados, aunque no sea esto para ponerse contento.

El Paraguay registra el 48,3% de vacu­nados contra la mencionada enfermedad frente al 61,3% de inmunizados en todo el mundo. En nuestro país se han apli­cado 8 millones 890 mil dosis a 3 millo­nes 440 mil personas, lo que representa menos de la mitad de los habitantes.

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Estas cifras no dicen mucho si no hace­mos ciertas comparaciones. En América del Sur, el país que, porcentualmente, mayor cantidad de inmunizados tiene es Chile, con el 91,9% de su población. Le sigue Perú, con el 83,5%, detrás del cual está Uruguay, con el 83,1%. En el cuarto lugar está Argentina, con 82,7%, al que le sigue Ecuador, con 79,4%. En la sexta ubicación se encuentra Bra­sil, con 79,2%, luego se sitúa Colom­bia, con el 70,9%. Después está Bolivia, con el 51,2%, al que le sigue en el noveno puesto Venezuela, con el 50,2%. En el último lugar se encuentra el Paraguay con el 48,3% de sus habitantes inmuni­zados, un número que es una lamenta­ble condecoración para las autoridades paraguayas.

Es muy probable que los exponentes del Poder Ejecutivo que ocupan su tiempo en las internas del Partido Colorado no tengan en cuenta estas cifras en su campaña. Acaso no les preocupe dema­siado, concentrados como están en sus afanes partidistas. Pero es necesario recordarles que ser el país con menos vacunados de Sudamérica es una de las más importantes muestras de su escasa aptitud para manejar los asuntos de la nación, que los retrata de cuerpo entero como incapaces para servir a la patria. Tener el mínimo entre los gobiernos que menos hicieron por vacunar a su gente es una vergüenza para la gestión del señor Mario Abdo, de su vicepresidente y de las autoridades de Salud Pública. Señalar, como ha dicho, que es el mejor mandatario que manejó la pandemia en Sudamérica no es solo una mentira sino una lamentable demostración de cinismo.

Las autoridades nacionales deben reca­pacitar urgentemente y comenzar a realizar las tareas para las que se les ha contratado. Los discursos ridículos solo indican su falta de ubicación en la realidad y causan pena. Salud Pública debe dejar de ser pusilánime y actuar con decisión tomando medidas firmes y efectivas para combatir el mal. Si hay pocos vacunados no se le puede cul­par solo a la gente, sino principalmente a las instituciones y personas que no supieron hacer en forma su trabajo. En todos los países hay gente renuente a la vacuna, pero igual se le inmuniza.

Teniendo en cuenta que las proyecciones sanitarias indican un fuerte aumento de casos ahora y los meses siguientes, este es el momento de tomar medidas radi­cales, aumentando la oferta de inmuni­zación y obligando a los no vacunados a aplicarse las dosis necesarias como una exigencia de seguridad nacional. Es la mejor oportunidad para enmendar los errores cometidos y ofrecer un mejor servicio a la comunidad, ya que la salud del pueblo es la ley suprema, como dice el viejo lema del ministerio del ramo.

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