El presidente de la República hizo la exposición de los logros de su gobierno en el segundo año de su administración durante su mensaje al Congreso Nacio­nal. Dio números para indicar lo reali­zado en diversos ámbitos, explicó la lucha contra la pandemia y trató de sembrar buena onda.

Sus casi dos años de gobierno no han sido buenos para la economía del país por muchos motivos, algunos atribuibles a las circunstancias negativas dramáticas como la pandemia, pero otros a causa de inconsistencias en su gestión. Un tiempo estuvo signado por la indecisión del prin­cipiante a fines del 2018, luego vino la recesión económica en el primer semes­tre del 2019, seguido del intento de recu­peración que no fue suficiente el resto de ese año. A esto se suma ahora la primera mitad del 2020 marcada por las garras del coronavirus que ha sumido al país en una fuerte caída de la economía por la que han cerrado numerosas empresas y han quedado en la calle miles de trabaja­dores.

Los críticos del Presidente han dicho que en su informe anual no fue capaz de hacer la autocrítica de su gestión. Convenga­mos que ese acto de sinceridad no suele ser muy corriente, aunque es necesario para hacer las correcciones requeridas. No se puede pretender que todo sea per­fecto en una administración estatal. Las quejas y los llantos en tales circunstan­cias son entendibles, aunque no suelen conducir a nada productivo si solo que­dan en lamentaciones y expresiones de mal humor.

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Pero sí se espera que cuando las cosas no salen bien, hay que dar el golpe de timón, realizar las correcciones, rectificar el rumbo y trabajar con fuerza en pos de los objetivos trazados. Es lo que corresponde hacer ahora en este momento que nos toca vivir.

Los pronósticos de los organismos espe­cializados indican que el bajón económico de nuestro país será importante durante este año. El Banco Central del Paraguay (BCP) ha predicho que sería de -2,5%, aunque algunos entes financieros inter­nacionales prefieren hablar de un -5%.

El Gobierno dio a conocer su Plan de Reactivación Económica con un positivo mensaje de “Ñapu'ã, Paraguay”, para que levantemos nuestro país de la situación actual. Descansa principalmente en las inversiones en obras públicas que hará el Ministerio de Obras Públicas y Comuni­caciones (MOPC) y que podrían dar tra­bajo a más de 120.000 personas. Además de recursos para créditos a las empre­sas de diversas dimensiones y fondos que se destinarán a trabajadores sin ingre­sos inscriptos en el IPS y a los del sector informal que están desocupados.

Al margen de las buenas intenciones expuestas está por verse cuán efectivo será el plan y si se lograrán los objeti­vos propuestos, ya que la gestión guber­namental adolece de algunos defectos importantes que debe corregir.

El principal aspecto es que la política gubernamental requiere de un nuevo rumbo económico bien dibujado, con objetivos muy claros. Este nuevo derro­tero debe contar con un fuerte liderazgo de parte del Gobierno que no solo haga ganar la adhesión de la ciudadanía sino que sea capaz de arrastrar al país hacia los propósitos trazados para conseguir la recuperación.

Esa nueva ruta económica, con un fuerte liderazgo, debe contar con la activa parti­cipación del sector privado. Es imposible salir del pozo sin la intervención de las empresas, que son las que producen, las que dan empleos permanentes y pagan sus impuestos para mover la maquinaria estatal. Los empleos que dará el MOPC no serán permanentes, durarán el tiempo de las obras y afectarán solamente a los lugares geográficos donde se hacen los trabajos. Por eso el Gobierno debe apoyar fuertemente al sector privado. Primero, generando confianza en las empresas, para que no solo no cierren sus puertas sino para que realicen nuevas inversio­nes, lo que no va a ocurrir si el horizonte está marcado por la incertidumbre.

Es importante la inversión en obras que prevé realizar el Gobierno, pero es imprescindible que invierta también en apoyo moral, financiero y político al sec­tor empresario que es el que va a generar la reactivación. Sin la participación de los actores económicos es imposible esperar recuperación alguna, pues son los ver­daderos generadores de la riqueza que se necesita para salir del aprieto en que estamos.

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