“Duele decirlo, pero hay que decirlo”
- Por Pablo Alfredo Herken Krauer
- Analista de la economía
- Email: pabloherken@yahoo.com
“América Latina enfrenta inusitadamente altos riesgos”, es el título del informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) regional centralizado en la situación de nuestras economías, que se presentara ayer martes 26 en la reunión anual cumbre de primavera (con el Banco Mundial, BM) en Washington. Su síntesis lo dice todo: “La guerra en Ucrania está convulsionando la economía mundial y elevando la incertidumbre en torno a las perspectivas para América Latina y el Caribe.
Incluso antes de la guerra, la recuperación de la región tras la pandemia ya estaba perdiendo ímpetu, y en el 2022 el crecimiento está retornando a la tasa tendencial previa a la pandemia de alrededor de 2,5%. La guerra trae consigo un nuevo shock de inflación, y las autoridades de la región han respondido decisivamente con políticas monetarias más restrictivas y con medidas para amortiguar el impacto del encarecimiento de los alimentos y la energía en los más vulnerables, mitigando así los riesgos de tensión social. La subida de las tasas de interés complica la gestión de los ya elevados niveles de deuda, y un recrudecimiento de la guerra podría endurecer aún más las condiciones financieras en la región. En este contexto, una estrategia de consolidación inclusiva preservaría el apoyo a los más vulnerables y al mismo tiempo ayudaría a reponer reservas”.
Y su preocupación central tiene que ver con “el repunte en América Latina, a punto de ralentizarse (ir más lento)”, puntualizando el caso de las economías más grandes de la región: “Nuestro pronóstico para Brasil es que la expansión se desacelerará a 0,8% este año, tras el crecimiento del 4,6% observado el año pasado. La economía de México se desacelerará a 2%. Colombia probablemente registrará una desaceleración menor con un crecimiento del 5,8%. El crecimiento en Chile y Perú será de 1,5% y 3%, respectivamente, indicando reducciones muy importantes respecto de las tasas de dos dígitos del año anterior”. En el caso de Argentina se pronostica un crecimiento del 4% para este año, después del avance del 10,2% en el 2021. Con una inflación promedio anual del 51,7% (48,4% en el 2021).
Para nuestra economía el FMI pronostica un crecimiento del 0,3% para este año, después del 4,2% en el 2021, proyectando un avance del 4,5% para el 2023. La inflación que a marzo se situaba en el 10,1% interanual irá desacelerándose en el segundo semestre del año y cerraría en 7% (diciembre a diciembre, o inflación de fin de año). El año pasado concluimos con una inflación del 6,8%. Ahora bien, desde la perspectiva del promedio de inflación anual, el porcentaje final se ubicaría este año en 9,4% versus 4,8% el año pasado. No confundir ambas maneras de medir la inflación. En general se maneja la inflación punta a punta o de diciembre a diciembre o de fin de año. Hay que ir al 2008 para encontrarnos con un 10,2% de inflación promedio anual, es decir 14 años. Pero, reitero, lo usual es la inflación medida fin de año a fin de año: 7% según el FMI. No confundir “fin” con “promedio”. O en todo caso indicar cuando se hace uso de la inflación promedio, que es muy poco, para no confundir con la que más se usa: la de fin de año. Una consulta con técnicos del Banco Central del Paraguay (BCP) para aclarar el desconocimiento. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo. DDPHQD.