En las empresas sean cual fuere el segmento de negocios que exploten, cobra importancia dar a conocer a todos los funcionarios, las condiciones de madurez que cada uno de ellos demuestran, partiendo de la relación habilidad-voluntad orientado a determinar el estilo de liderazgo que se precisa para dirigir al individuo.

Un funcionario que muestre una madurez reducida, presenta las características de novato dentro del inicio de su carrera. Podrá tener mucha voluntad, pero en contrapartida sus habilidades son aún muy limitadas, lo que hace necesario profundizar los niveles de entrenamiento dentro de la organización.

Todo esto se genera muchas veces porque no se preocuparon y ocuparon los responsables de la empresa en entrenarlos debidamente en tiempo y forma.

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El único camino alternativo que pueda permitir a la organización sacar a los funcionarios de su indiferencia y apatía, es que la empresa se ocupe con determinación de los objetivos y metas que se proponen con el mismo en el corto/mediano plazo.

Si la organización no desea desprenderse de un funcionario potencialmente valorable debería promover un diálogo franco con el mismo, dado que podría estar dotado de habilidades que el mercado pueda valorar por lo que en un momento dado no tendría problemas en dejar la empresa, a sabiendas de que tiene la posibilidad potencial de conseguir un nuevo puesto de trabajo.

Cuando por el contrario nos muestre un nivel de madurez elevado, significa que está en condiciones de trabajar en forma eficiente a través de delegaciones de responsabilidades que sean necesarias, lo que le permitiría a la empresa poder encontrar los mecanismos de trabajo en equipo que busca, y que conlleve a la consecución de buenos resultados tanto cualitativos como cuantitativos.

Con buenos niveles de gerenciamiento se podrá conseguir que los funcionarios estén preparados para llevar adelante el plan que se han propuesto los directivos, haciendo un seguimiento/monitoreo constante de la evolución de sus actividades y aplicar las medidas correctivas que ameriten en tiempo y forma.

Para que dentro de la organización se pueda visualizar un buen y positivo trabajo en equipo se precisan que los rumbos sean claros a través de una buena definición de las especificaciones de los productos y los objetivos y metas que conforman el espectro global de la política de la empresa.

Gerenciar correctamente un proceso rutinario de trabajo significa que los empleados estarán en condiciones de ir actualizando los planes laborales, a través de una buena ejecución en función a lo previsto inicialmente como parte de los procesos de entrenamiento, y el ingrediente que se le debe agregar es que no se pierda de vista los resultados que se van obteniendo dentro del proceso de actividades y hacer las correcciones que correspondan para que tenga la fuerza que se pretende, orientados a que la motivación en los funcionarios se mantenga a través del tiempo.

Para garantizar en forma razonable el dinamismo y posibilidades de éxito de un equipo, se hace necesario que se tenga un conocimiento acabado de sus clientes internos y externos, que se pueda hacer una investigación periódica del nivel de satisfacción de los mismos dentro de la organización, que les permitan a los cuadros directivos dar una retroalimentación en su justo momento, tendientes a una mayor calidad del trabajo y fortalecimiento de su gestión económica-financiera-patrimonial.

Tengamos en cuenta que el focus primario hoy día en todas las empresas está centrado en nuestros clientes y no más en los productos, como era la constante durante el siglo XX donde la competencia no tenía la misma fuerza.

Las empresas que no revisan a menudo sus planes estratégicos, reinventándose casi permanentemente, en cualquier momento podrían quedar rezagados, y nadie trabaja para perder o empatar.

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