Por Eduardo “Pipó” Dios

Columnista

Cumplimos más de 4 meses desde que empezó la cuarentena, allá por marzo cuando todos estábamos preocupados, nos encerramos, nos aislamos, las calles desiertas, el único tema era la pandemia. Nos prometieron reforzar la salud pública, tampoco hacer milagros, porque, nadie que entienda algo de este tema puede pensar que en 15 días o 3 meses se pudiera reforzar tanto o ponernos a la altura de la situación. Un sistema, más bien los servicios públicos, semipúblicos y privados no están dentro de un sistema, sino que cada uno anda por su cabeza, no es una cuestión solo de poner más camas y ya. El problema no son solo las camas de terapia con sus famosos respiradores, que al fin es cuestión de poner la plata y comprarlas. Si no que la clave eran los médicos y enfermeros para atender esas camas. Sí señora, no es que el Dr. Mengano, anestesista o clínico o cirujano, puede ser terapista en 3 semanas, o la enfermera Fulana puede pasar de ser enfermera de piso a enfermera de terapia intensiva. Eso lleva años, es una especialización.

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Igual, según todos eran “dos o tres meses” después ya teníamos todo instalado, venía el famoso pico, aguantábamos y para agosto estaba todo bien. No faltaron los que hablaban de vacunas antes de setiembre o fin de año, ya disponibles. Por supuesto, los ignorantes de siempre con los remedios caseros, las pociones mágicas, las drogas milagrosas ocultas por los grandes laboratorios y demás estuvieron y están en su apogeo.

Lo que sí que, hoy a 4 meses de empezado el tema, apenas estamos con unas camas más, no sabemos en manos de qué terapistas, no hay vacuna, al menos disponible antes de por lo menos 6 meses más con suerte y viento a favor. Eso sí, los casos, consecuencia de la inatajable reapertura del país, con la cuarentena inteligente y sus famosas fases, siguen aumentando, cada día son más contagiados, afortunadamente no son los miles que se anunciaban, pero no es para tirar cohetes y festejar. Estamos empezando con los muertos todos los días, uno, a veces dos.

¿Qué nos resta por hacer? ¿Culpar al Gobierno por su inutilidad evidente a la hora de comprar equipamientos o reforzar los servicios? ¿En señal de protesta rebelarnos contra los protocolos sanitarios? ¿Hacer como que es todo una mentira de la conspiración libero-comunista y no hacerle caso a esta “gripesinha”, a “una enfermedad más como cualquier H1N1? y ¿declarar so’o?

¿Quién pierde? ¿El Gobierno? ¿Marito y Mazoleni? ¿Los políticos? ¿Los empresarios corruptos?, si puede ser que ellos también se enfermen y hasta se muera alguno, pero los principales perdedores seremos nosotros mismos. Quizás se salve un par de meses más el negocio de algunos, la pyme de otro, o la mayoría seamos asintomáticos o con síntomas leves. Pero muchos se van a morir y muchos más la van pasar mal.

Sigamos cuidándonos, sigamos entendiendo que está en nosotros y no en las autoridades cuidarnos como si fuéramos niños.

A los políticos inútiles y corruptos se los castiga votándoles en contra en las urnas, no muerto desde adentro de una.

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