• Por Laura Ramos
  • Directora Club de Ejecutivos del Paraguay

En este mundo tan caótico y con el reloj siempre corriendo, a veces nos encontramos en la disyuntiva de cómo establecer prioridades para poder llegar a tiempo con todo. A menudo estamos ante la disyuntiva de tener que ceder en algunos ámbitos para poder sobresalir en otros.

Esta situación sucede con mucha frecuencia en el mundo empresarial, sobre todo femenino, donde el rol de la mujer se ve multiplicado, pero no así las horas de su día. Tradicionalmente el rol femenino debe organizar y supervisar todo lo que se refiera al desarrollo del hogar, de la familia y los hijos. Esto implica una serie de factores que deben estar sincronizados para que todo funcione. Por ejemplo, las compras en el supermercado, las tareas del colegio e inclusive que si tuviéramos a alguien que nos ayude a dirigir las arduas tareas del hogar.

Además de todo esto, las ejecutivas deben prepararse técnicamente para cumplir sus funciones laborales, y competir de igual a igual con los hombres, quienes en su mayoría no tienen todas las demás actividades diarias. Esto hace que muchas veces las mujeres se desmotiven por no saber lidiar con las distintas presiones o requerimientos que sus múltiples roles le demandan. Lo importante en estos casos es poder establecer prioridades personales, y entender cómo se sentiría realizada a nivel personal. Si es un rol más ejecutivo, debería poner empeño en capacitaciones y crecer profesionalmente. O bien, por otro lado, asumir un rol más familiar donde la dedicación es netamente al desarrollo del hogar.

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El dilema ocurre cuando queremos crecer en ambos roles, y además hacerlos bien. Creo que gracias a la tecnología por una parte estamos atados a no podernos desconectar casi nunca, pero también nos acerca herramientas con las cuales podemos realizar una infinidad de tareas a distancia para ambos roles. Tanto los pedidos en línea, como pagos electrónicos, sistemas de comunicación por mensajería e inclusive reuniones telemáticas han cambiado nuestra vida notablemente. Pero no podemos dejar de decir que la presencialidad es vital, nuestra familia necesita que estemos, y sobre todo en la edad escolar. Es por esto que probablemente nuestro tiempo se vea distribuido de manera distinta a lo largo de la vida. En una primera etapa, tenga mayor peso el desarrollo de nuestros hijos si esa fuera nuestra elección, para luego de a poco ir tornando mayor espacio y tiempo al desarrollo laboral a medida que la familia va creciendo.

Es por todo lo expuesto que creo que las jóvenes no deben tener que elegir solo un ámbito para destacarse y sobresalir como mujeres exitosas. También deben aprovechar todas las herramientas con las que contamos en esta década tecnológica y seguramente muchas más que iremos conociendo. A su vez, es muy importante entender la etapa de la vida en la que estamos para poder ser conscientes de la distribución de tiempo que requiere, pero sin dejar de tener presente que podemos realizarnos en ambos roles. Ello, en la medida de que bajo la intensidad de tiempo en uno es posible dar mayor espacio al otro y, como resultado final, poder sentirse una mujer realizada sobre todo a la hora del nido vacío.

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