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Los socios comerciales de estados unidos responden al ataque.

“Miren a todos esos motociclistas… ¡Nos encantan los motociclistas!”, exclamó Donald Trump en una ocasión antes de convertirse en presidente, en medio de una multitud de motociclistas reunidos al lado del monumento a Lincoln en Washington DC, en el 2016. Quienes conducen una Harley-Davidson, en particular, han sido de los más bulliciosos partidarios de Trump desde el lanzamiento de su campaña.

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Los propietarios de “hogs” (un sobrenombre que se adoptó para las Harley-Davidson debido a una fotografía en la que aparecía un pequeño cerdo, que se hizo muy popular) por lo regular se consideran rebeldes ruidosos. Quizá por este motivo, muchos se identifican con el desdén con que Trump trata a la política convencional.

Ahora resulta que este romance puede estar en problemas, pues las políticas comerciales de Trump han puesto a Harley-Davidson en un predicamento. La empresa utiliza mucho acero y aluminio para fabricar sus motocicletas.

Si bien gran parte de ese material se adquiere dentro del país, los aranceles de Trump a las importaciones también han provocado un aumento en los precios de los metales de fabricación nacional, por lo que ahora los costos son más elevados. Además, se espera que la Unión Europea imponga aranceles en represalia a varios productos estadounidenses de exportación, como las motocicletas y el whisky. Harley-Davidson esperaba seguir mejorando sus ventas europeas, que representan alrededor del 16 por ciento de sus ventas totales.

Los aranceles de la Unión Europea sobre las Harley son solo un ejemplo de las muchas acciones que los socios comerciales de Estados Unidos han tomado o planean tomar como represalia, algunas de ellas con la intención de causar no solo problemas económicos, sino también políticos. Harley-Davidson tiene su sede en Wisconsin, el estado natal de Paul Ryan, el presidente saliente de la Cámara de Representantes. Kentucky, el terruño del líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, destila mucho whisky americano.

NO SOLO LAS HARLEY

Las motocicletas Harley no son el único producto asociado con el cerdo que podría sufrir graves afectaciones. El 5 de junio, se dio a conocer a los productores porcinos estadounidenses que México, su principal mercado de exportación (1500 millones de dólares el año pasado), planea imponer aranceles del 20 por ciento a varios de sus productos.

En general, a los consumidores estadounidenses no les gusta la espaldilla de cerdo, pero los mexicanos consumen este corte sin ningún problema, pues lo utilizan para preparar platillos como tacos al pastor. Estos aranceles “podrían ser devastadores” para los ganaderos, según Gregg Hora, presidente de la Iowa Pork Producers Association. Granjas Carroll, uno de los principales productores de México, calcula que los precios en ese país podrían aumentar un 15 por ciento o más, por lo que teme que se reduzca el consumo.

La lista de productos a los que México planea imponer aranceles también afecta a los vendedores de fruta. Unos 1.300 productores de manzanas del estado de Washington, el principal origen de las exportaciones, le vende a México entre doce y quince fanegas al año.

Todd Fryhover, presidente de la Washington Apple Commission, calcula que las exportaciones a México tenían muchas probabilidades de superar los 240 millones de dólares este año. “Estos nuevos aranceles ponen en peligro esa meta”, se lamenta.

TAMBIÉN LOS LÁCTEOS

Los productores de lácteos también tienen motivos para quejarse. El yogur es un producto estadounidense de entre decenas que Canadá tiene en la mira, desde el chocolate hasta el jugo de naranja.

México optó por afectar el queso. Este país es el principal destino de las exportaciones de productos lácteos estadounidenses; en marzo, por ejemplo, compró 8.700 toneladas de queso. Tom Vilsack, ex secretario de Agricultura y actual dirigente de la organización estadounidense de comercio US Dairy Export Council, señala que la inestabilidad del mercado y la falta de claridad con respecto a las políticas, así como los aranceles, han afectado los precios de los productos lácteos.

Los posibles daños para las empresas, tanto debido a los aranceles estadounidenses como a las medidas de represalia de otros países, son una prueba más de que la globalización puede contrarrestar cualquier intento de diseñar los aranceles con gran exactitud para que solo afecten a los extranjeros.

Las cadenas de suministro de los fabricantes de automóviles en Estados Unidos, así como sus proveedores, se extienden a través de las fronteras de Canadá y México. WH Group, un gigante chino del sector de producción de alimentos, tiene participación en Granjas Carroll, una de las empresas que se verán afectadas por los impuestos mexicanos sobre el cerdo.

Por supuesto, los consumidores también saldrán perdiendo. Los aranceles propuestos por la Unión Europea para las motocicletas, los jeans y el whisky, suman un cruel impuesto para los motociclistas de toda Europa. Siempre pagan los inocentes.

Etiquetas: #Las empresas

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