Procedente de los confines del sistema solar, el cometa “C/2022 E3 (ZTF)” volverá a cruzar el cielo terrestre tras una larga ausencia de 50.000 años, y podría ser incluso visto a simple vista a finales de enero.
Es un pequeño cuerpo rocoso y helado, de un diámetro de apenas 1 km, descubierto en marzo de 2022 por el programa “Zwicky Transient Facility” (ZTF), que opera el telescopio Samuel-Oschin del Observatorio Palomar, en California.
Fue detectado cuando pasaba por la órbita de Júpiter, y esta semana pasará cerca del Sol. Alcanzará su perihelio, es decir el punto más cercano al Sol, el 12 de enero, según los astrónomos, que pudieron calcular su trayectoria tras meses de observación.
Cuando un cometa se acerca al Sol, el hielo que contiene su núcleo pasa al estado gaseoso y suelta una larga cola que refleja la luz del astro rey. Este rastro brillante es lo que podrá observarse desde la Tierra, inicialmente en el hemisferio norte, a medida que “C/2022 E3 (ZTF)” se vaya acercando.
El cometa brillará con todo su esplendor “cuando esté lo más cerca de la Tierra”, explica Thomas Prince, profesor de Física del Instituto de Tecnología de California, que trabaja para ZTF. Será menos espectacular de todas maneras que Hale-Bopp (1997) o Neowise (2020), que eran mucho más grandes.
Con un buen par de anteojos, o incluso a simple vista, se podrá vislumbrar en la noche, a condición de que el cielo esté despejado, no haya contaminación lumínica y la luz de la Luna no perturbe. “A lo mejor tenemos suerte y será dos veces más brillante de lo previsto”, aventura el astrofísico Nicolas Biver, del Observatorio de París-PSL.
La mejor ventana de observación
La mejor ventana de observación será el fin de semana de los días 21 y 22 de enero, y la semana siguiente. Durante ese periodo pasará entre las constelaciones de la Osa Menor y la Osa Mayor. Después se podrá ver en el hemisferio sur, para luego repartir hacia los confines del sistema solar, donde probablemente nació.
Según los modelos actuales, los cometas provienen o del cinturón de Kuiper, más allá de la órbita de Neptuno, o de la nube de Oort, una enorme zona teórica situada a casi un año luz del Sol, en el límite su campo gravitacional. Teniendo en cuenta su órbita, este cometa “proviene inicialmente de la nube de Oort”, según Biver. Hace 50.000 años, el “C/2022 E3 (ZTF)” ya visitó el interior del sistema solar y pasó cerca de la Tierra.
Esta vez probablemente “saldrá de una vez por todas del sistema solar”, indica Biver. Todo estará listo para contemplarlo, y los científicos esperan aprender un poco más de la composición de los cometas, en particular gracias al poderoso telescopio espacial James Webb.
“Vamos a observarlo por todos lados. No es el cometa del siglo, pero estamos contentos de poder observar cometas como éste cada uno o dos años, porque los consideramos como vestigios de la formación del sistema solar”, explica el astrofísico.
Fuente: AFP.
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Webb capta las primeras galaxias del “amanecer cósmico”
- París, Francia. AFP.
El telescopio espacial James Webb (JWST) ofreció la imagen “más profunda hasta la fecha” del universo sobre un único objetivo, que revela galaxias en formación en un lejano pasado, informaron el martes el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) francés y la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Gracias al efecto de lente gravitacional, estas observaciones revelan las primeras galaxias y estrellas que se formaron durante los primeros mil millones de años de la historia del universo", señaló el organismo de investigación francés en un comunicado.
La nueva imagen requirió más de 120 horas de observación, lo que supone el periodo más largo durante el cual el JWST se centró en un único objetivo. También se trata de la imagen “más profunda obtenida de James Webb sobre un único objetivo”, según la ESA.
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En el brillante centro de la imagen se encuentra Abell S1063, un enorme cúmulo de galaxias situado a 4.500 millones de años luz de la Tierra. Estos gigantescos objetos celestes pueden curvar la luz de los objetos que se encuentran detrás de ellos, creando una especie de lupa cósmica conocida como “lente gravitacional”.
Son los “arcos deformados” que rotan alrededor de Abell S1063 los que interesan a los científicos, explicó la ESA en su comunicado. Dado que mirar lejos en el universo también significa retroceder en el tiempo, esperan comprender cómo se formaron las primeras galaxias, durante un periodo conocido como el “amanecer cósmico”, cuando el universo sólo tenía unos pocos millones de años.
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Webb celebra aniversario con foto del nacimiento de estrellas
La NASA divulgó este miércoles una imagen nueva y espectacular del nacimiento de estrellas similares al Sol en la que se ve chorros de gas rojo estallando en el cosmos y polvo incandescente, coincidiendo con el aniversario del telescopio espacial James Webb.
Provienen de la región de formación estelar más cercana a la Tierra, a 390 años luz, situada en la nube de gas Rho Ophiuchi. Esta imagen, que contiene unas 50 estrellas jóvenes de un tamaño similar al Sol, “nos permite ser testigos de un brevísimo periodo del ciclo vital estelar con una nueva claridad”, declaró Klaus Pontoppidan, científico del proyecto Webb.
“Nuestro propio Sol experimentó una fase como ésta, hace mucho tiempo”, añadió. El 12 de julio de 2022, la agencia espacial estadounidense reveló las primeras imágenes en color de su nuevo observatorio espacial. Esto marcó el inicio de las operaciones científicas de esta joya tecnológica, situada a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.
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“En solo un año, el telescopio espacial James Webb ha transformado la visión del cosmos que tiene la humanidad, asomándose a las nubes de polvo y viendo por primera vez la luz de rincones lejanos del universo”, declaró Bill Nelson, jefe de la NASA.
“Cada nueva imagen es un nuevo descubrimiento, que permite a científicos de todo el mundo plantear y responder preguntas que antes ni siquiera podían soñar”, afirmó. Para este primer aniversario, la NASA prevé repasar el primer año de descubrimientos durante una retransmisión de video en directo a través de internet.
Infrarrojos
Desde hace un año, James Webb deslumbra a los astrónomos con imágenes de una precisión sin precedentes. Observó la galaxia más lejana jamás detectada y agujeros negros y midió por primera vez la temperatura de planetas rocosos lejanos similares a la Tierra, cuya atmósfera comenzó a analizar. Sus observaciones han dado lugar a un mar de estudios científicos.
Una de las principales misiones del telescopio es explorar el universo. También examina los exoplanetas, es decir, los planetas situados fuera del sistema solar y ayudará a comprender mejor la formación y el ciclo de vida de las estrellas. Entre las imágenes espectaculares que nos regaló en octubre figura la de los emblemáticos “Pilares de la Creación”, inmensas estructuras de gas y polvo repletas de estrellas en formación, a 6.500 años luz de la Tierra, en nuestra galaxia, la Vía Láctea.
El observatorio costó 10.000 millones de dólares y décadas de trabajo. Es el sucesor del telescopio espacial Hubble, aún en funcionamiento, pero a diferencia de este, que observa el universo principalmente en el espectro visible, James Webb opera en infrarrojos. Esto le permite detectar una luz mucho más débil y, por tanto, ver mucho más lejos.
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Como esta longitud de onda es imperceptible al ojo humano, las imágenes “se traducen” a colores visibles. La región captada por la imagen publicada el miércoles es “completamente sombría cuando se observa con el Hubble”, explicó Klaus Pontoppidan en Twitter. James Webb dispone de combustible suficiente para funcionar durante 20 años.
Investigadores de todo el mundo pueden reservar tiempo de observación con el telescopio. “Hemos seleccionado un ambicioso conjunto de observaciones para el segundo año, basándonos en todo lo que hemos aprendido hasta ahora”, dijo Jane Rigby, del centro espacial Goddard de la NASA. “La misión científica de James Webb no ha hecho más que empezar”.
Fuente: AFP.
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Joven que mató a directora solo puede recibir 8 años de cárcel, según el Código de la Niñez
La pena máxima que pueden ser condenados los adolescentes que cometan hechos punibles graves como es un homicidio doloso y hoy es el caso que genera conmoción en todo el país por el asesinato de la directora del Colegio Nacional San Gervasio en Colonia Independencia, departamento de Guairá, Sofía Rodríguez, de 44 años de edad, es solo de hasta 8 años de pena privativa de libertad, así indica el artículo 207 del Código de la Niñez y la Adolescencia.
Es decir, el joven de 16 años de edad que asesinó a su profesora en la citada institución educativa de la localidad de Colonia Independencia departamento de Guairá solo podrá ser condenado a 8 años de pena privativa de libertad. Sin embargo si el hecho punible cometía un adulto, este podría ser sentenciado a 30 años de cárcel.
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“Pido justicia”
“Yo solo pido justicia”, dijo Arnaldo Cristaldo, esposo de la víctima del hecho, visiblemente conmocionado por lo que le tocó vivir. Agregó que “ahora se les da todo a los alumnos y nada a los profesores, ya no se les puede controlar nada”, dijo al referirse que existe mucha libertad para los estudiantes, que muchas veces se aprovechan de esta situación, mientras que los docentes se ven con las manos atadas, debido a que ante cualquier caso, son denunciados, especialmente cuando son muy exigentes.
“Ella tenía 18 años de servicio. Murió en su institución, como soldado. Se le mató”, lamentó, al tiempo de indicar que el joven agresor vivía en el barrio y todos lo conocían. “Decía que leía la Biblia, pero no sé qué clase de Biblia era, porque Jesús nunca pidió matar a nadie”, lamentó.
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James-Webb explora galaxias extremadamente antiguas
El telescopio espacial James-Webb observó una población de galaxias muy masivas y extremadamente antiguas que parecen haber sido formadas a un ritmo mucho más rápido que lo que predecían los astrónomos, según un estudio publicado el miércoles. Este escenario, que análisis más avanzados deberán confirmar, ocurrió entre 500 y 700 millones de años tras el Big Bang hace 13.800 millones de años. O sea, en un universo muy joven, y por lo tanto muy lejano.
El telescopio espacial James Webb (JWST), que funciona desde julio de 2022, pudo explorar esta región desconocida gracias a su instrumento NIRCam y su potente visión en infrarrojo, que tiene una longitud de onda invisible para el ojo humano y cuya observación posibilita ir lejos en el pasado.
Encontró seis galaxias mucho más masivas de lo previsto en ese Universo primordial, informa un estudio publicado en Nature. Dos de ellas ya habían estado en la mirada del telescopio Hubble, pero pasaron inadvertidas pues la luz era muy débil.
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Según la interpretación de las nuevas imágenes del JWST, estas seis galaxias, llamadas “candidatas” en ese estadio pues el descubrimiento tendrá que ser confirmado por medidas de espectroscopia, contienen muchas más estrellas que los valores esperados. Una de ellas tendría hasta 100.000 millones de estrellas.
“Es más o menos del tamaño de la Vía Láctea, lo que es muy impresionante”, dijo a AFP Ivo Labbé, primer autor del estudio. La Via Láctea necesitó 13.800 millones de años para formar esa cantidad de estrellas, mientras esta joven galaxia creó tantas en apenas 700 millones de años “o sea 20 veces más rápido”, indica este investigador de la Universidad de tecnología de Swinburne en Australia.
Lejanas galaxias de este tamaño no tienen su lugar en el modelo cosmológico actual que busca comprender la estructuracióin del Universo. “La teoría nos dice que, en esas edades tan antiguas, las galaxias eran todas pequeñas y crecían muy lentamente. Se podía esperar que fueran de 10 a 100 veces más pequeñas en cantidad de estrellas”, indica el astrofísico.
“El modelo se fisura”
Hallar galaxias tan enormes, “es como si se saltara a un abismo”, según él. ¿Qué es lo que no funciona? La sospechosa podría ser la materia negra, misteriosa materia invisible que puebla el Universo. Aunque los científicos no pueden detectarla, conocen muy bien su comportamiento y saben que desempeña un papel clave en la formación de las galaxias.
“La materia negra debe +conjugarse+ para formar un halo que atrae hacia ella el gas del que nacerán las estrellas”, dice Labbé. Por lo tanto, ese proceso de “coagulación” debería tomar mucho más tiempo. Parecería entonces que “las cosas se aceleraron particularmente” en ese Universo primordial, que habría sido “más eficaz de lo que se pensaba” para fabricar estrellas, comenta David Elbaz, astrofísico del Comisariado de la energía atómica (CEA), que no participó en el estudio.
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Lo que podría explicarse por el proceso de expansión del Universo, que se acelera más rápido de lo que pensaba, dice ese científico involucrado en el programa de observación del telescopio diseñado por la Nasa. El tema agita el debate entre los cosmólogos y este descubrimiento “es tan excitante pues constituye un indicio más de que el modelo se está fisurando”, analiza David Elbaz.
El telescopio espacial europeo Euclid, que debe ser lanzado en órbita este verano para tratar de develar los secretos de la materia oculta, podría ayudar a esclarecer el misterio, subraya. Labbé cita la teoría del cisne negro, según la cual un acontecimiento imprevisible e improbable, de concretarse, tiene un impacto considerable. “Si una sola de las seis galaxias candidatas es verificada, habrá que revisar la teoría”, señaló.
Impacto de rayo cósmico
El telescopio espacial Webb ha reanudado su plena operatividad tras experimentar el 15 de enero un retraso en las comunicaciones de un instrumento que provocó la interrupción del software de vuelo. Tras una investigación exhaustiva llevada a cabo por equipos de la NASA y de la Agencia Espacial Canadiense (CSA), se determinó que la causa del fallo en el espectrógrafo NIRISS (Near Infrared Imager and Slitless Spectrograph) “era probablemente un rayo cósmico galáctico”, una forma de radiación de alta energía procedente de fuera de nuestro sistema solar que a veces puede perturbar los sistemas eléctricos.
El encuentro con los rayos cósmicos es una parte normal y esperada del funcionamiento de cualquier nave espacial. Este rayo cósmico afectó a la lógica de los circuitos de estado sólido de la electrónica del NIRISS, conocidos como Field Programmable Gate Array. Los ingenieros del Webb decidieron que reiniciando el instrumento se recuperaría su plena funcionalidad.
Tras completar el reinicio, los datos de telemetría de NIRISS demostraron una sincronización normal y, para confirmarlo plenamente, el equipo programó una observación de prueba. El 28 de enero, el equipo Webb envió comandos al instrumento para realizar la observación, y los resultados confirmaron el 30 de enero que NIRISS volvía a funcionar a pleno rendimiento científico.
“La NASA y la CSA se asociaron para abordar el problema de la forma más técnica posible, mediante una consideración detallada de todas las áreas de funcionamiento del instrumento. Analizaron todos los métodos posibles para recuperar los componentes electrónicos de forma segura. Al realizar la operación, se llevaron a cabo revisiones en cada paso intermedio. Ahora nos complace informar de que el instrumento NIRISS de Webb vuelve a estar en línea y funciona de forma óptima”, declaró en un comunicado Julie Van Campen, ingeniera de sistemas del Módulo de Instrumentos Científicos Integrados (ISIM) de Webb en el Centro Goddard de la NASA.
Formación de las primeras galaxias
Astrónomos del Cosmic Dawn Center han desvelado la naturaleza de la región más densa de galaxias observada con el telescopio espacial James Webb en el universo primitivo. Se trata probablemente del progenitor de una galaxia masiva similar a la Vía Láctea, observada en un momento en el que aún se está formando a partir de galaxias más pequeñas. El descubrimiento corrobora nuestra comprensión de cómo se forman las galaxias.
Según nuestros conocimientos actuales sobre la formación de estructuras en el universo, las galaxias se forman de manera jerárquica, formándose primero pequeñas estructuras en el universo primitivo, que más tarde se fusionan para formar estructuras mayores. Así lo predicen las teorías y las simulaciones por ordenador, y así lo verifican las observaciones de galaxias en distintas épocas de la historia del universo. Para observar la formación de las primeras estructuras, hay que mirar lo más atrás posible en el tiempo y, por tanto, lo más lejos posible. Pero estas fuentes son a la vez muy pequeñas y muy débiles, y su detección requiere tecnologías avanzadas.
En un nuevo estudio, se ha detectado el progenitor temprano de lo que hoy probablemente habrá evolucionado hasta convertirse en una galaxia masiva del tamaño de la Vía Láctea. Este grupo de galaxias más pequeñas, bautizado como CGG-z5, fue hallado gracias al programa de observación denominado “CEERS” con el telescopio espacial James Webb, y se observa cuando el universo tenía sólo 1.100 millones de años, el 8% de su edad actual. CGG-z5 se descubrió utilizando el código GalCluster, creado por Nikolaj Sillassen, estudiante de máster en el Cosmic Dawn Center (DAWN).
“Desarrollé el software durante mis estudios para detectar este tipo de estructuras, y ahora lo aplicamos a los datos del programa CEERS”, explica en un comunicado Nikolaj Sillassen, que ya encontró un grupo similar pero más cercano mientras probaba el software. Los miembros más brillantes del grupo de galaxias fueron descubiertos anteriormente con el telescopio espacial Hubble. Pero el programa CEERS reveló miembros nuevos y más pequeños.
“Los otros miembros del grupo son a la vez pequeños y débiles. Sin la sensibilidad y la resolución espacial del James Webb, sencillamente no podríamos detectarlos”, explica Shuowen Jin, becario Marie Curie del Cosmic Dawn Center (DAWN) y autor principal del estudio actual.
Por supuesto, se desconoce cuál será exactamente el “futuro” del grupo de galaxias CGG-z5. En lugar de formar una única galaxia, podría ser que el grupo evolucionara hasta convertirse en un gran cúmulo de galaxias más adelante. Otra posibilidad es que, en realidad, sus miembros no estén tan juntos como parece, sino que formen parte de una estructura filamentosa que, por casualidad, vemos de un extremo a otro.
Para distinguir entre estas hipótesis, se necesitan observaciones más precisas que incluyan la espectroscopia, que requiere más tiempo. Mientras tanto, las simulaciones por ordenador pueden ser de gran ayuda: “Para comprender mejor la naturaleza y evolución de CGG-z5, buscamos estructuras similares en simulaciones hidrodinámicas a gran escala”, explica Aswin Vijiayan, investigador postdoctoral del Cosmic Dawn Center que realizó el análisis de simulación en el estudio. “Encontramos 14 estructuras que coinciden estrechamente con las propiedades físicas de nuestro grupo observado CGG-z5, y luego trazamos la evolución de estas estructuras a través del tiempo en las simulaciones, desde el universo temprano hasta la época actual.
Aunque el desarrollo exacto de la evolución de estas 14 estructuras es diferente, todas compartieron el mismo destino: Aproximadamente entre 500 y 1.000 millones de años después, se fusionan para formar una única galaxia que, cuando el universo tiene la mitad de su edad actual, tiene masas comparables a la de nuestra Vía Láctea.
“Dadas las predicciones de las simulaciones, resulta tentador especular que el sistema CGG-z5 también seguirá una trayectoria evolutiva similar, y que hemos captado el proceso de ensamblaje de pequeñas galaxias en una única galaxia masiva”, afirma Shuowen Jin.
“Curiosamente, el número de estos primeros grupos como CGG-z5 en un determinado volumen de espacio es similar al número de galaxias masivas en épocas cósmicas posteriores”, afirma Georgios Magdis, profesor asociado de DAWN y participante en el estudio. “Esto hace que los grupos en fusión resulten atractivos como principales progenitores de galaxias masivas en épocas posteriores”. El estudio se publica en la revista Astronomy & Astrophysics.
Fuente: AFP/Europa Press.