La NASA anunció este jueves que su sonda espacial Osiris-Rex logró almacenar en una cápsula hermética piedra y polvo del asteroide Bennu recogidos la semana pasada, después de que un fallo pusiera en riesgo la misión.
“Hemos terminado esta operación con éxito”, dijo Rich Burns, el director de ese proyecto de la NASA, en una conferencia telefónica.
El brazo colector de la sonda había recogido un gran volumen de polvo y fragmentos rocosos durante un contacto de unos segundos la semana pasada con Bennu. Pero días después se descubrió que el compartimento colector no cerraba correctamente y los fragmentos escapaban al espacio, poniendo en peligro toda la misión lanzada en 2016.
En un procedimiento de emergencia, el brazo transfirió este martes su carga en una lenta operación (alrededor de 36 horas) a la cápsula fijada al centro de la sonda, y la tapa de la cápsula se cerró con éxito, según imágenes de alta calidad transmitidas por Osiris-Rex.
A esa distancia, cada paso de la operación tomaba dos horas, según Sandra Freund, de Lockheed Martin, ya que cada mensaje demoraba 18,5 minutos en llegar a la Tierra y el equipo quería verificar el resultado de cada acción antes de enviar la orden de la siguiente.
Osiris-Rex partirá de los alrededores de Bennu en marzo de 2021, y aterrizará según lo previsto el 24 de septiembre de 2023 en el desierto estadounidense de Utah.
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Reducen posibilidad de choque entre la Vía Láctea y Andrómeda
- París, Francia. AFP.
La posibilidad de que la Vía Láctea choque dentro de miles de millones de años con la galaxia gigantesca de Andrómeda se ha reducido a aproximadamente la mitad, según nuevos cálculos informáticos anunciados este lunes. Y en todo caso, ese fenómeno intergaláctico ocurrirá mucho después de que por la expansión del Sol se haya extinguido toda la vida en la Tierra.
La Vía Láctea y la aún más grande galaxia de Andrómeda se acercan entre sí a 100 kilómetros por segundo, y los científicos han predicho durante mucho tiempo que colisionarán en unos 4.500 millones de años. Las investigaciones previas habían sugerido que muchos sistemas estelares podrían acabar en el centro de esta nueva galaxia fusionada “Milkomeda” y ser absorbidos por su agujero negro supermasivo. Alternativamente otros podrían ser expulsados al vacío intergaláctico.
Sin embargo, “las proclamaciones sobre la inminente desaparición de nuestra galaxia parecen ser muy exageradas”, según un nuevo estudio publicado en la revista Nature Astronomy. Solo hay aproximadamente un 50% por ciento de probabilidad de que la Vía Láctea y Andrómeda choquen entre sí en los próximos 10.000 millones de años, determinó el equipo internacional de astrofísicos.
“Básicamente es como lanzar una moneda al aire”, dijo a AFP el autor principal del estudio, Till Sawala, de la Universidad de Helsinki.
Los investigadores ejecutaron más de 100.000 simulaciones informáticas utilizando nuevas observaciones de telescopios espaciales.
Una fusión de galaxias en los próximos 5.000 millones de años es “sumamente improbable”, dijo Sawala.
Es mucho más probable que las galaxias pasen relativamente cerca una de la otra--digamos, un poco menos de 500.000 años luz de distancia.
Solo en la mitad de las simulaciones la materia oscura terminó arrastrando finalmente a las dos galaxias hacia un abrazo cataclísmico.
Pero esto probablemente solo ocurriría en unos 8.000 millones de años--mucho después de que el Sol se haya transformado en una moribunda enana blanca.
“Así que podría pasar que nuestra galaxia termine destruida”, dijo Sawala.
“Pero también es posible que nuestra galaxia y Andrómeda orbiten mutuamente durante decenas de miles de millones de años, simplemente no lo sabemos”.
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El destino de la galaxia está “abierto”
El destino de la Vía Láctea “sigue completamente abierto”, resumió el estudio. Los investigadores enfatizaron que sus hallazgos no significan que los cálculos anteriores fueran incorrectos, solo que usaron observaciones más nuevas y tuvieron en cuenta el efecto de más galaxias satélite. Una nueva serie de datos surgidos del telescopio espacial Gaia, recientemente retirado, así como del Hubble, podrían proporcionar una respuesta definitiva a esta pregunta en la próxima década, predijo Sawala.
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Webb capta las primeras galaxias del “amanecer cósmico”
- París, Francia. AFP.
El telescopio espacial James Webb (JWST) ofreció la imagen “más profunda hasta la fecha” del universo sobre un único objetivo, que revela galaxias en formación en un lejano pasado, informaron el martes el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) francés y la Agencia Espacial Europea (ESA).
“Gracias al efecto de lente gravitacional, estas observaciones revelan las primeras galaxias y estrellas que se formaron durante los primeros mil millones de años de la historia del universo", señaló el organismo de investigación francés en un comunicado.
La nueva imagen requirió más de 120 horas de observación, lo que supone el periodo más largo durante el cual el JWST se centró en un único objetivo. También se trata de la imagen “más profunda obtenida de James Webb sobre un único objetivo”, según la ESA.
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En el brillante centro de la imagen se encuentra Abell S1063, un enorme cúmulo de galaxias situado a 4.500 millones de años luz de la Tierra. Estos gigantescos objetos celestes pueden curvar la luz de los objetos que se encuentran detrás de ellos, creando una especie de lupa cósmica conocida como “lente gravitacional”.
Son los “arcos deformados” que rotan alrededor de Abell S1063 los que interesan a los científicos, explicó la ESA en su comunicado. Dado que mirar lejos en el universo también significa retroceder en el tiempo, esperan comprender cómo se formaron las primeras galaxias, durante un periodo conocido como el “amanecer cósmico”, cuando el universo sólo tenía unos pocos millones de años.
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Asteroide aumenta amenaza de chocar contra la Luna en 2032
- París, Francia. AFP.
Un asteroide que durante algunas semanas se temió que impactara contra la Tierra tiene ahora casi un 4 % de probabilidades de chocar contra la Luna, según nuevos datos del telescopio espacial James Webb. Se estima que el asteroide, de unos 60 metros y capaz de destruir una ciudad, estableció un nuevo récord en febrero al tener la mayor probabilidad que los científicos jamás habían medido —3,1 %— de impactar la Tierra.
Una serie de observaciones posteriores acabaron por descartar que el asteroide —denominado 2024 YR4— impacte contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Sin embargo, las probabilidades de que se estrelle contra el satélite terrestre han estado aumentando constantemente. Después de que el telescopio Webb dirigiera su potente mirada hacia el asteroide el mes pasado, la probabilidad de un impacto contra la Luna es ahora de 3,8 %, dijo la NASA. “Aún queda un 96,2 % de probabilidades de que el asteroide no impacte contra la Luna”, precisó la NASA en un comunicado.
Richard Moissl, director de la oficina de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea, dijo a AFP que esto coincidía con sus estimaciones internas de alrededor de un 4 %. Los nuevos datos de Webb también arrojan luz sobre el tamaño de la roca espacial, que anteriormente había sido estimado entre 40 y 90 metros.
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Ahora se cree que mide entre 53 y 67 metros, aproximadamente la altura de un edificio de 15 pisos. Esto es significativo porque supera el umbral de 50 metros necesario para activar planes de defensa planetaria. Si el asteroide aún tuviera más de un 1 % de probabilidades de impactar contra la Tierra, “los preparativos para una o más misiones para desviarlo ya estarían comenzando ahora mismo”, dijo Moissl.
Existen una variedad de ideas sobre cómo la Tierra podría defenderse de asteroides en curso de colisión, incluyendo armas nucleares y láseres. Pero solo una se ha probado en un asteroide real. En 2022, la misión DART de la NASA logró alterar la trayectoria de un asteroide inofensivo tras estrellar una sonda espacial contra él. Muchos científicos esperan que el 2024 YR4 impacte contra la Luna.
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“Un gran experimento”
“La posibilidad de observar el impacto de tamaño considerable en la Luna es efectivamente un escenario interesante desde un punto de vista científico”, dijo Moissl. El fenómeno ofrecería una variedad de información que sería “valiosa para propósitos de defensa planetaria”, añadió. Mark Burchell, científico espacial de la Universidad de Kent en Reino Unido, dijo a New Scientist que un impacto lunar sería “un gran experimento y una oportunidad perfecta”.
Y en la Tierra, “los telescopios ciertamente lo verían, diría yo, y hasta binoculares podrían observarlo”, añadió. “Ojalá sea un impacto lunar”, dijo Alan Fitzsimmons de la Queen’s University Belfast de Reino Unido, en declaraciones recogidas por New Scientist.
“No tendría ningún efecto en la Tierra, pero nos permitiría estudiar por primera vez la formación de un cráter lunar provocado por un asteroide conocido”, explicó. El asteroide 2024 YR4 es el objeto más pequeño jamás observado por el telescopio Webb, que el mes que viene volverá a ofrecer a los expertos nuevos datos para calcular la probabilidad de impacto.
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Detectan oxígeno en galaxia situada a 13.400 millones de años
- París, Francia. AFP.
La galaxia conocida más lejana contiene trazas de oxígeno, un descubrimiento que refuerza la idea de que estos cúmulos de estrellas que hoy pueblan el cosmos se formaron muy rápidamente en los primeros momentos del Universo. Descubierta el año pasado por el telescopio espacial James Webb, la galaxia JADES-GS-z14-0 está tan lejos que su luz tardó 13.400 millones de años en llegar hasta nosotros.
Una distancia récord que la revela tal y como era en los albores del Universo, que nació hace unos 13.800 millones de años. También es notablemente luminosa, lo que demuestra una intensa actividad estelar en una época en que, según la teoría y las observaciones, debería ser mucho más tenue. Desde que comenzó a operar en 2022, el telescopio James Webb ha mostrado que las galaxias aparecieron antes de lo previsto y eran más luminosas de lo esperado.
Dos equipos internacionales, uno neerlandés y otro italiano, confirman este escenario con observaciones realizadas utilizando el radiotelescopio ALMA del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile. La detección confirmada de rastros de oxígeno en JADES-GS-z14-0, que solo se sospechaba con el telescopio James Webb, es sorprendente. En principio las galaxias que surgieron en la época de lo que se conoce como el amanecer cósmico se consideran pobres en elementos pesados como el oxígeno.
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“Es como encontrar a un adolescente donde solo se esperaban bebés”, dijo Sander Schouws, doctorando en el Observatorio Neerlandés de Leiden y autor principal de un estudio próximo a publicarse en The Astrophysical Journal, citado por el ESO. Una metáfora que ilustra el hecho de que las primeras estrellas de una galaxia joven funcionan con elementos ligeros como el hidrógeno y el helio, y que solo después de una lenta evolución su galaxia se enriquece con elementos pesados.
Los resultados muestran que JADES-GS-z14-0 “se formó muy rápidamente y evoluciona igual de rápido, reforzando una creciente cantidad de indicios que sugieren que la formación de galaxias ocurre mucho más rápido de lo que se pensaba”, agregó Schouws. Los dos estudios indican que esta galaxia contiene aproximadamente diez veces más elementos pesados de lo previsto, según el comunicado del ESO. “La prueba de que una galaxia ya era madura en el Universo naciente plantea preguntas sobre el momento y la manera como se formaron”, declaró Stefano Carniani, de la Scuola Normale Superiore de Pisa y autor del segundo estudio, que será publicado en Astronomy & Astrophysics.
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