Louise Gluck, poeta norteamericana con más de una decena de poemarios publicados y siete traducidos al español, fue elegida por el jurado “por su inconfundible voz poética que, con una belleza austera, convierte en universal la existencia individual”. Aquí algunas líneas para conocerla.

Por: Jazmin Gómez Fleitas

Lo emocional y lo autobiográfico se fusionan en su poesía que para ella es “una venganza contra las circunstancias”. Los analistas de su obra coinciden en que su obra trata temas recurrentes como el abandono, la soledad, el amor, el sufrimiento, un acercamiento íntimo de la cotidianeidad con un sentimiento autobiográfico pero que encontró en la literatura la fuerza necesaria.

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Estudió en la Universidad Sarah lawrence y Columbia, aunque no se graduó de ninguna ya que comenzó a sufrir de anorexia nerviosa, sin embargo, más adelante formó su carrera en la docencia, siendo actual profesora adjunta de Literatura en Yale. Obtuvo más de una treintena de premios entre los cuales se encuentran el Pulitzer, National Books Award, National Humanities Medal, etc.

Amante de las flores

En nuestra familia, todos aman las flores.

Por eso las tumbas nos parecen tan extrañas:

sin flores, sólo herméticas fincas de hierba

con placas de granito en el centro:

las inscripciones suaves, la leve hondura de las letras

llena de mugre algunas veces…

Para limpiarlas, hay que usar el pañuelo.

Pero en mi hermana, la cosa es distinta:

una obsesión. Los domingos se sienta en el porche de mi madre

a leer catálogos. Cada otoño, siembra bulbos junto a los escalones de ladrillo.

Cada primavera, espera las flores.

Nadie discute por los gastos. Se sobreentiende

que es mi madre quien paga; después de todo,

es su jardín y cada flor

es para mi padre. Ambas ven

la casa como su auténtica tumba.

No todo prospera en Long Island.

El verano es, a veces, muy caluroso,

y a veces, un aguacero echa por tierra las flores.

Así murieron las amapolas, en un día tan sólo,

eran tan frágiles…

De Ararat


Confesión

Decir que nada temo sería faltar a la verdad. La enfermedad, la humillación, me atemorizan. Tengo sueños, como cualquiera. Pero aprendí a ocultarlos para protegerme de la plenitud: la felicidad atrae a las Furias. Son hermanas, salvajes, que no tienen sentimientos, sólo envidia.

De Ararat


Amor bajo la luz de la luna

A veces un hombre o una mujer imponen su desesperación

a otra persona, a eso lo llaman

alternativamente desnudar el corazón, o desnudar el alma.

(Lo que significa que para entonces adquirieron una.)

Afuera, la tarde de verano, todo un mundo

arrojado a la luna: grupos de formas plateadas

que podrían ser árboles o edificios, el angosto jardín

donde el gato se esconde para revolcarse en el polvo,

la rosa, la coreopsis y, en la oscuridad, la cúpula dorada del capitolio

transformada en aleación de luz de luna,

forma sin detalle, el mito, el arquetipo, el alma

llena de ese fuego que en realidad es luz de luna,

tomada de otra fuente, y brilla unos instantes, como brilla

la luna: piedra o no,

la luna sigue estando más que viva.

De Iris Salvaje


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