La publicación hace 30 años del disco Nevermind de Nirvana cambió la historia del rock y dio forma a un desencanto posadolescente que llega hasta nuestros días, de la mano de artistas como Billie Eilish.
Nevermind salió a la venta el 24 de septiembre de 1991. “Fue un disco que dejó viejo al hard rock, el rock de moda del momento, superficial, misógino y menos intenso”, explica la periodista musical francesa Charlotte Blum, autora de un libro sobre el “grunge”. En efecto, el doble álbum de Guns N’Roses, Use Your Illusion I & II, publicado solo una semana antes, parece de pronto mucho más antiguo.
Musicalmente, la explosión fue total, con temas como Come As You Are o In Bloom que para el crítico musical estadounidense Alex Ross oscilan “entre la meditación y la lucha”. Una mezcla de calma y tormenta que surgió del estudio de Butch Vig, productor musical y batería de Garbage.
Para otro especialista del rock, el francés Nicolas Dupuy, es una síntesis entre “Black Sabbath (grupo fundador del heavy metal) y los Beatles”.
Y aunque tres décadas después Nevermind también es noticia por razones negativas (el bebé de la portada demandó a finales de agosto a Nirvana por pornografía infantil), el rock nunca volvió a ser igual después del single Smells Like Teen Spirit, cuyo videoclip pasaba en bucle en la cadena MTV, “medio de referencia de la época”, afirma Blum.
El HBO de la música
“Nevermind inauguró el ‘grunge’, logró su objetivo”, cuenta Dupuy. Nirvana solo esperaba que las ventas les permitieran pagar el alquiler pero el álbum destronó a Dangerous, el octavo disco de estudio de Michael Jackson, del primer puesto en las listas de ventas.
Sin embargo, el traje de profeta del rock le iba muy grande a Kurt Cobain. El éxito y su adicción a las drogas no ayudaban. Finalmente, se suicidó en 1994 a los 27 años, como Jim Morrison, Janis Joplin y Jimi Hendrix.
Cobain tuvo tiempo, no obstante, para hacer de su carrera un mensaje político. “Llevaba vestidos y decía abiertamente que ‘si eres racista u homófobo no vengas a nuestros conciertos’, también invitaba a bandas de chicas a sus giras”, apunta Charlotte Blum.
Actualmente, los artistas que se confiesan influidos por el segundo álbum del grupo, van más allá de las bandas de guitarras. Para raperos como Travis Scott -nacido en 1991 y que viste a menudo camisetas de Nirvana-, Kurt Cobain “podría haber sido un artista hip-hop” por su discurso anticonformista.
Otros raperos estadounidenses como Post Malone o Kid Cudi homenajean al cantante llevando vestidos de flores en sus actuaciones. “Con Nevermind, Nirvana se convirtió en el HBO de la música: todos los que hacen series ven HBO, y todos los músicos de ahora han escuchado Nirvana”, afirma Blum sobre el carácter intergeneracional del grupo.
Pero como confiesa el antiguo batería del grupo, Dave Grohl, líder hoy en día de Foo Fighters, es sobre todo Billie Eilish quien simboliza con más claridad la herencia de Nirvana.
“Mis hijas están obsesionadas con Billie Eilish. Su conexión con el público es la misma que Nirvana en 1991”, cuenta Grohl. Para él, la cantante de solo 19 años habla para las mismas personas: todos aquellos que no se sienten cómodos en una sociedad demasiado codificada.
“Grohl tiene razón, Eilish no es conformista, no se deja encasillar”, explica Blum, un paralelismo que se refleja también en el segundo álbum de la joven artista, publicado este verano con el irónico título de Happier Than Ever (“Más feliz que nunca”), donde aborda el peso del éxito y de la fama, unos temas que atraviesan In Utero de Nirvana, el disco posterior al éxito de Nevermind.
Fuente: por Philippe Grelard (AFP).