El director de cine Michael Kovich se lanza como músico siendo Mk92 y presenta su primer sencillo, Run Girl, una canción de R&B alternativo que viene acompañada de un videoclip animado.
El artista, que es conocido por desempeñarse como director de cine decidió profundizar su conexión con la música creando sus primeras piezas al inicio de la pandemia.
El sencillo Run Girl cuenta la historia de una mujer que busca el coraje para huir y dejar atrás su pasado oscuro con la esperanza de un futuro mejor. ¨Es una mezcla de varios géneros que caería dentro de lo que hoy en día se describe como R&B alternativo¨, detalla el artista.
El videoclip fue hecho por el animador paraguayo Gabriel Arréllaga desde Canadá, y por algunos colegas y amigos que se unieron a la visión de Mk92.
El artista relató que desde que tiene memoria siempre le gustó la música, ¨Analizar y entender la letra detrás de una canción siempre me gustó mucho y cuando paró todo con la pandemia en marzo, decidí animarme a profundizar mucho más en el medio artístico escribiendo mis propias canciones. Así surge mi proyecto Mk92, en conjunto con Martín de Lemos como productor musical. Él es un amigo y colega de hace varios años del mundo el cine¨, expresó.
Aunque inicialmente tenía pensado dedicarse de lleno sólo a la escritura de canciones, tuvo el apoyo de varios amigos que lo animaron también a cantar.¨Tuve muy buenos profesionales que me guiaron para sacar un buen material¨, indicó.
¨Yo me concentro en lo que es la lírica e interpretación, y Martín, como ingeniero de sonido y músico, ejecuta varios instrumentos y es mi complemento para hacer realidad mi música”, destacó, y detalló que sus inspiraciones son Joji, Lil Peep y The Weeknd, artistas que combinan su música con fuertes audiovisuales para contar sus historias, y con sonidos bien oscuros y alternativos¨.
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Daniel Burman: “El cine revela las cosas que la sociedad niega”
- Fotos: Pánfilo Leguizamón
En esta edición del programa “Expresso”, del canal GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al director de cine argentino Daniel Burman, quien se encuentra de visita en nuestro país por razones de trabajo. Además de algunas de sus producciones y de la función del cine en nuestros tiempos, Burman habla de la construcción de la identidad y de la necesidad de que la sociedad aprenda a sentir como propio el dolor de los otros.
Daniel Burman nació el 29 de agosto de 1973 en Buenos Aires; es conocido por la serie “Iosi, el espía arrepentido” (2022), así como las películas “Esperando al mesías” (2000), “Todas las azafatas van al cielo” (2002), “Derecho de familia” (2006), “El rey del Once” (2016), además de “El abrazo partido” (2004), galardonada con el Gran Premio del Jurado del Festival de Berlín. Otros títulos destacados: “El nido vacío” (2008), “La suerte en tus manos” (2012), “Dos hermanos” (2010), “El misterio de la felicidad” (2013). Su último trabajo es “Transmitzvah” (2024).
–Hay mucho que hablar de cine, pero mi primera pregunta es bien provinciana. ¿Qué le trae por el pueblo, don Daniel?
–Un montón de cosas. Es muy curioso. A veces en mi actividad ocurre que hay algo que va más allá de lo racional y hay una alineación de proyectos que te empiezan a llevar a todos lados. Ahora hay tres proyectos muy importantes en diferentes etapas que me empezaron a traer para Paraguay. Todo empezó con Andrés Gelós, que es un gran amigo y colega y colaborador que me viene hablando de Paraguay hace muchos años. Yo no conocía a Asunción, es increíble, estando a una hora y media. Entre paréntesis, es impresionante el desconocimiento que tenemos de un país hermano, vecino, que cuando entré a Asunción no tenía nada que ver con el prejuicio o el preconcepto. Me quedé muy sorprendido de lo que tiene que ver con el sector audiovisual del enorme potencial, el enorme presente también, porque el potencial siempre habla como de algo por venir. Lo que está sucediendo con el audiovisual en Paraguay y las posibilidades que se están abriendo en esta coyuntura son increíbles.
–Este vaticinio de que la pandemia en algunos aspectos era un punto de inflexión en nuestra manera de ver, de reflexionar las historias, ¿sucedió?
–No, no sucedió, no va a suceder y tiene todo el sentido porque uno de los mecanismos más comunes que tenemos todos y más activos, más presentes, una de las mayores herramientas de su providencia es la negación. Vivimos en estado de negación permanente, primero negamos quiénes somos todo el tiempo y también ni hablar de las situaciones externas que la vivimos negando. Entonces era de esperar que neguemos la pandemia, el efecto traumático y, sobre todo, neguemos lo que nos reveló sobre nosotros mismos, sobre nuestra vulnerabilidad, sobre su fragilidad y tiene un sentido. No juzgo ese mecanismo. La supervivencia incluso en condiciones óptimas de alimentación y sanitarias es muy compleja por la propia crisis existencial de estar, con lo cual entiendo que hayamos tirado en un abismo todo aquello que aprendimos en esos tiempos tan dramáticos.
IDENTIDAD POLIFACÉTICA
–Estaba reflexionando de que Argentina debe ser de los cines, después de Hollywood probablemente, obviamente Israel supongo, que más incurren en la temática judía.
–Tiene que ver con que hay una comunidad judía muy grande y también una diferencia con las demás comunidades judías. La dicotomía identitaria no ha existido en gran parte de la comunidad. Yo siempre he sido judío y argentino al mismo tiempo y nunca me puse a preguntar cuánto había de cada uno, no hay ninguna dialéctica digamos porque también creo personalmente que la identidad es absolutamente polifacética y soy judío y soy padre y soy hijo y soy argentino y soy una persona de cuentitos y soy un montón de cosas y no soy nada al mismo tiempo. Soy la persona que busca saber quién es como cualquiera de nosotros. Creo que tiene que ver con eso, que también no nos tuvimos que aferrar a esa identidad de una manera reactiva. Encima viniendo del país que sufrió los atentados terroristas más cruentos contra la comunidad judía fuera de Israel.
–Quiero detenerme en “Iosi”, una de las series más vistas acá en Paraguay. Fue un episodio muy fuerte a partir de toda esa fortaleza que tuvo unos años de incertidumbre al respecto de si se hacía justicia o no se hacía justicia, ¿no?
–Sí, no se hizo justicia finalmente. Y creo que también lo que quise reflejar, o sea, la sociedad argentina se anestesió ante la falta de justicia y que la impunidad formó parte de la identidad colectiva. Es algo tremendo. Pero me parece importante que la impunidad no es responsabilidad de un político o de una época política, es de una época de la sociedad en la cual la gente estaba anestesiada y admitía que la impunidad era un activo social con el cual se podía vivir y muy bien.
–Que tiene un pariente, que es el miedo.
–Ojalá fuera el miedo. Yo creo que es más la desidia, porque básicamente nadie soporta la impunidad respecto a uno mismo. Las víctimas nunca soportan la impunidad, esto está claro. El chiste es que la sociedad que no es directamente influenciada por un hecho lo sienta como propio. A mí me fascina el concepto de Spinoza sobre la escala del amor y la generosidad. Uno puede amar a cualquiera pero la generosidad es actuar como si uno amara al otro. Esto es lo mismo, que la sociedad actúe como si hubiera sido lesionada ella misma y cuando eso se desarticula puede existir la impunidad. Entonces básicamente hablamos de un cierto quiebre en el contrato social, de cierta dilución de una empatía.
VERDADES OCULTAS
–¿Te parece que el cine sigue reivindicando el lugar de la verdad?
–Una de las misiones del cine, porque cristaliza de manera física y evidencia ciertas verdades o a contrario sensu, que es más fácil porque darle un lugar de portador de verdad es un poco riesgoso, evidencia estos momentos de impunidad, estos momentos de la verdad que es mirada o atacada, que no es lo mismo que ser un lugar de definición de verdades. Yo en “Iosi” no digo “el atentado lo hizo tal persona”, porque la Justicia es la que tiene que hacer eso. Yo lo que digo es que durante 30 años se construyó una conspiración de actores muy diferentes de la sociedad, todos alineados de manera sincronizada para garantizar un pacto de impunidad. Hay una verdad que no conocemos y el cine puede develarnos las verdades ocultas.
–¿Cuándo fue la vez en tu vida, para hablar de tu historia personal, que dijiste “yo quiero hacer cine”?
–No existió ese momento y es bastante decepcionante cuando me preguntan eso, porque yo quería ser escritor. Yo tengo una fascinación por la literatura, me encantaba escribir y todavía la verdad que escribo y siempre digo a mis hijos “cuando sea grande me dedicaré a ser escritor” y me miran y me dicen “cuánto falta para eso” (risas). Escribía, pero en cierto momento sentí que tenía que transformarlo en un ambiente para contarle algo a alguien. Tengo el recuerdo de esperar que mi madre llegue del trabajo para contarle algo, la fascinación de contar algo. Y tomé cine como un instrumento, que podría haber sido cualquier otro. Nunca tuve una fascinación por el dispositivo cinematográfico y de hecho hoy no la tengo. Tengo una relación totalmente instrumental. No hay nada que me aburre más que hablar de una cámara. Cuando viene el fotógrafo y me dice ¿salió tal lente? Ni me cuentes. Mi relación con el cine es instrumental y de puente.
LA FIGURA DEL HÉROE
–Quiero continuar con tu obra y quedarme en “El abrazo partido”, porque además es un juego de palabras muy bonito.
–“El abrazo partido” me dio muchísimas satisfacciones y me cambió la vida. Fue la película donde dije “soy algo así como un director de cine”. Siempre parto de un dilema moral irresoluble. Yo cuando era chico vivía en el barrio judío de Once de Buenos Aires y había escuchado una historia que nunca se termina de saber si fue verdadero, pero me inspiró la película de que en la época de la guerra de los Seis Días hubo muchos judíos argentinos que dijeron “vamos a luchar por Israel” y en esa época se tardaba en llegar. Muchos llegaron después del sexto día y la guerra ya había terminado. Y alguno dijo “bueno, me quedo” y dejó una familia con un local. A mí esos dilemas de ir a luchar por un ideal dejando una familia, la idea de ir a salvar al mundo, pero abandonar tu responsabilidad más próxima, siempre desconfié. Siempre desconfié mucho de los héroes porque para mí son gente que se escapó de la casa, que no quiere asumir o que prefiere ir a salvar las ballenas en Australia en lugar de cuidar a su hijo de cuatro años y explicarle ciertas cuestiones existenciales.
–¿Qué cosas está mirando el cine?, ¿qué profecías está haciendo te parece?
–Yo creo que el cine no hace profecías. Yo creo que mucha gente que hace cine tenemos una conexión con nuestro tiempo. Entonces, no somos proféticos, sino revelamos cosas que la sociedad niega. Niega por el frenesí, por la falta de debate, por la agenda. Normalmente cuando uno va a promocionar una película, lo que te sucede hoy día es que la mayoría cuando vas a un programa de televisión te dice “la agenda de hoy es muy política, la agenda es otra cosa”. Yo creo que somos nuestra agenda. Estoy bien convencido de que somos qué hago hoy, somos eso y cómo tratamos al otro en ese eso y nada más.
EXPERIENCIA SOCIAL
–Dentro de unos años tendremos personas que pudieron no haber ido al cine, pero igual haber visto todas las películas del mundo. ¿Cómo te llevás con esos cambios?
–Tengo contradicciones al respecto. Por un lado, la idea de la masividad y la posibilidad de cuando pongo una serie y que pueden verla en cualquier parte del mundo y toda la penetración que tiene y el acceso que tiene porque sigue siendo un lujo burgués finalmente, pero tiene un acceso muy grande. Pero yo recuerdo que cuando estrenaba una película, mi mayor placer era salir y ver la gente llegando al cine. Había un momento de su vida que giraba en torno a ese evento y todo lo que significaba y que ahora todo se pueda hacer desde la cama comiendo una pizza. No es que me afecta a mí, me da pena que nos estemos perdiendo todo eso, porque en ese circular había un contacto humano, una circulación.
–Es como que se perdió el templo, ¿no?
–Se perdió el templo, pero lo mío no es la cuestión romántica, sino que nos perdimos una experiencia social que para eso nació, de a quiénes tengo al lado, que me encuentro con alguien, el tránsito con el otro, que lo vamos perdiendo. A mí eso me da pena, pero no por el cine en sí mismo, sino por la pérdida social, porque se van perdiendo y eliminando momentos de contacto humano, de contacto real.
HERMANDAD ESTÉTICA
–¿Te parece que hay un cine regional identificable como un corpus o hay experiencias aisladas?
–Yo siempre desconfío un poco del cine del hermano latinoamericano. Me parece que nunca terminé de entender por qué no podemos ser unidos, cercanos, colaborativos desde nuestra singularidad. Me parece que también es una pose totalmente innecesaria y es una retórica que el goce está en un supuesto sentimiento de hermandad estética o narrativa que no hay. Lo hubo en la literatura en cierto momento. Desde afuera nos miran como latinos, pero ¿nos tenemos que sumar a esa mirada? ¿O tenemos que reivindicar nuestra singularidad y tener una mirada más pragmática de colaboración entre los países para hacernos más fuertes en todas las cinematografías, generar hub de producción?
–¿Cómo está el cine argentino?, que siempre fue productivo.
–Creo que está en el momento más delicado de su historia. La interrupción del fomento público generó una crisis muy grande. El cine argentino hoy día se sostiene básicamente por el aporte de las plataformas y me gusta. Prefiero pensar que de alguna manera el sistema de fomento público de alguna manera se va a reinventar para lograr que personas como yo, que hemos sido hijos de la educación pública y hemos contado con apoyo, después podamos crear como yo compañías de producción independiente, pero el aporte público es el puntapié. Hay que entender que una cinematografía es mucho más que lafacturaciónoel valor agregado que genera porque tiene un enorme impacto cultural y sobre otras industrias.
–Hay una especie de desvalorización de lo público también, ¿no?
–Latinoamérica es un continente, y ahí sí estamos hermanados, con abismales asimetrías irresolubles por el mercado. Esto no es una posición ni ideológica ni política, es absolutamente descriptiva. Hay comunidades, hay espacios, hay territorios, que además de las cuestiones de asimetrías históricas, están bajo riesgo por cuestiones climáticas. Ahí la sociedad, más que el Estado, puede tener una decisión de si como humanos tenemos una empatía y queremos entre todos ayudarnos. Es una cuestión humanística y no política.
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El arpa, el alma de la música paraguaya
- Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Néstor Soto
El Día Nacional del Arpa Paraguaya se celebra el 9 de junio en recordación a la fecha de fallecimiento de Félix Pérez Cardozo, el creador del arpa paraguaya, en 1952. Un equipo de La Nación/Nación Media visitó el Museo del Arpa para mostrar su acervo y mantener una charla musical con el arpista guaireño Francisco Giménez, quien comparte sus vivencias, su arte y su valoración sobre el inmenso aporte de Pérez Cardozo.
La fría media mañana se trocaba en calurosa y los rayos del sol asaltaban a través de los cristales y se volvían a replegar detrás de las nubes.
Francisco cruza el dintel de la puerta ataviado completamente de negro como aquella ave que irrumpe en la lúgubre medianoche y se posa en el busto de Palas. Afina el arpa y lanza algunos acordes.
Nacido un 12 de agosto de 1972 en la compañía Caroveni de la ciudad de Villarrica, departamento del Guairá, su primer contacto con el arpa se dio a temprana edad a partir de un triste pero emotivo episodio familiar: en su lecho de muerte un tío afectado por una grave enfermedad heredó su arpa a su sobrino y pidió que en su memoria el pequeño Francisco sea instruido en la ejecución del instrumento.
PRIMER CONTACTO
Fue un día antes de la Navidad de 1984. Un vecino solidarizado con el difícil momento que atravesaba su familia los invitó a pasar con ellos las fiestas. En un momento de la noche, Francisco quedó enfrascado en los sonidos que emanaban del tocadiscos. Se trataba nada más y nada menos que los villancicos interpretados por el maestro Luis Bordón.
“Che ra’y, ¿nde gusta pio la arpa?” (mi hijo, ¿te gusta el arpa?), lo inquiere su padre al notar el vivo interés del niño.
“Ha la péicha ambopútaramo ambopuse” (si es que voy a tocar así, quiero hacerlo), le respondió el niño.
Como un buen padre paraguayo de clase trabajadora, su ternura nunca está exenta de dureza, por lo que su apoyo estuvo seguido de una tajante advertencia: “Ejededicaro embopu va’erã la péicha (si te dedicás, vas a poder tocar así). Tu tío te dejó el arpa. Si te gusta, mañana mismo vamos a hablar con el maestro Herminio Careaga. Te voy a dar tres meses de tiempo. Si en tres meses veo que no vas a tocar nada, vas a volver conmigo a la carpintería, pero en estos tres meses te voy a dar el tiempo necesario para que practiques”, rememora.
Como el joven Francisco no tenía vocación de carpintero, se puso a practicar hasta diez horas al día. En ese breve lapso, cuenta que avanzó a lo equivalente a un año de estudio hasta convertirse en un virtuoso intérprete que recorrió escenarios de los cinco continentes, además de una residencia de varios años en Europa y estancias como instructor en Japón. Así, de niño se puso a practicar como si fuera un concertista profesional.
NUEVO MATERIAL DISCOGRÁFICO
Sobre su próximo material, explica que es el primero con obras exclusivamente suyas. Se trata de 10 tracks, una zamba, una guarania y ocho polcas. En conjunto constituyen un homenaje a figuras muy influyentes en su vida como su madre y sus maestros, además de una pieza compuesta para una obra teatral. Cada obra está hecha al estilo del homenajeado.
La producción fue realizada con un apoyo que brinda Autores Paraguayos Asociados (APA) para incentivar las nuevas creaciones.
“Espero que sea del agrado de la gente. Es un disco de homenajes. Hay canciones para mi madre, a maestros como Luis Bordón, Enrique Samaniego, Cristino Báez Monges, Herminio Careaga, que fue mi primer maestro. Por supuesto, a Félix Pérez Cardozo, Óscar Nelson Safuán y una obra que compuse para una obra de teatro, ‘Gaucho gua’i’, dirigida por Pedro Paredes. Son temas instrumentales con acompañamiento de guitarra, bajo y algunos temas incluso con orquesta. Son grabaciones de distintos momentos”, expresa.
–¿Qué tiene de especial para vos este disco con respecto a los otros?
–A este disco le tengo un cariño especial porque son composiciones mías. En la composición uno expresa realmente lo que siente. En el caso de la interpretación, uno tiene que respetar al compositor que está interpretando. Tratar de transmitir el espíritu y la esencia del que compuso el tema. Por eso se denomina intérprete. Pero en el caso de este disco yo compuse los temas de aquello que yo sentía. Yo respeto mucho a los creadores y entonces trato de mantener la esencia de cada compositor. Siempre sostengo que si uno quiere innovar, tiene que crear algo propio, así como lo hizo Safuán. Crear algo propio y respetar la composición de los autores anteriores. En cambio, la composición te da una libertad absoluta.
EL CREADOR DEL ARPA PARAGUAYA
–¿Qué representa para vos la figura de Félix Pérez Cardozo para el arpa y para la música paraguaya en general?
–Félix Pérez Cardozo es el taita guasu del instrumento, es el cimiento, el comienzo. Él es el creador del arpa paraguaya como la conocemos hoy en día, porque él transformó físicamente la antigua arpa india a lo que conocemos como arpa paraguaya. Él hizo algunas transformaciones físicas, aumentó la cantidad de cuerdas, creó una técnica que antes no existía. Él lo prefiguró todo y posteriormente cada artista fue evolucionando también de acuerdo a su tiempo. Creó un amplio repertorio para solistas, que anteriormente eran muy escasos. Solamente había temas tradicionales y el arpa no se tocaba tanto como instrumento solista, era más bien un instrumento de juglaría, de acompañamiento. El mismo artista cantaba y contaba relatos, sucesos, crónicas a través de sus canciones, los famosos compuestos. Y se acompañaba con el arpa y era muy limitada la técnica, porque el arpista cantaba y se acompañaba. El guarambareño Tacho’i fue el último exponente de este estilo. Él cantaba los compuestos acompañándose del arpa y a veces improvisaba en el momento. Contaba algunos sucesos que ocurrían en un pueblo y después seguía en otro pueblo y contaba cantando.
–¿Cuál es el principal cambio que se da con Pérez Cardozo?
–Pérez Cardozo lo transformó en instrumento solista, compuso solos de arpa y otro aporte fundamental fue la musicalización de versos de Emiliano R. Fernández y otros poetas que hoy forman parte del repertorio clásico como “Che la reina”, “Adiós che paraje kue”, etc. Además, casi todas las arpas del mundo se tocan con la yema de los dedos, pero Pérez Cardozo incorporó las uñas, lo que le da la posibilidad de hacer los trinos o trémolo, el acompañamiento con el bajo. También cambió la posición de los dedos. El cabezal del arpa india es semirrecto y las cuerdas van a los costados, mientras que el arpa paraguaya tiene un arco más pronunciado y las cuerdas entran por el centro.
NECESIDAD
–¿Conocés cómo fue este proceso?
–Yo tuve la suerte de estar en comunicación con varias personas de la generación de Pérez Cardozo y Flores, por ejemplo. Uno de ellos fue el doctor Carlos Federico Abente, Elvio Romero, mucha gente en Argentina y a través de ellos me enteré de que, por ejemplo, Pérez Cardozo estaba desarrollando el arreglo del “Pájaro campana”, que es como si fuera de él también porque es una recreación. O sea, es como si volviera a crear nuevamente una obra que ya existía. “Pájaro campana” era un temita de dos partes nomás y Pérez Cardozo le hizo el arreglo, le puso una introducción, desarrollo, variaciones y un final con las bordonas. Y cuando estaba desarrollando ese arreglo se dio cuenta de que al final no alcanzaba, le faltaban los bajos, algunas notas. Le hizo escuchar a Flores y le dijo “kóa ko ndaikatúi amboapu’a hína opa haguã porque opa ápe chehegui las cuerdas. Mba’e cheaconseja, maestro” (esta obra no puedo cerrar porque terminan de mí las cuerdas. ¿Qué me aconseja, maestro?).“Y chamígo, emo’îve chupe las cuerdas ehupyty haguã las notas ofaltaba” (amigo mío, póngale más cuerdas para alcanzar las notas que faltan).
–Imagino que no fue algo que se hizo de la noche a la mañana.
–Claro, no es así nomás. Ahí cambia la tensión y al agregar las cuatro cuerdas se puede desarmar el instrumento. A partir de ahí Pérez Cardozo buscó la manera de agregarle más cuerdas, se fue junto a un luthier, un físico matemático, hicieron los cálculos y vino con la idea desde Buenos Aires junto a su amigo de infancia, Epifanio López, que fue su luthier y le dijo a Epifanio “péa la che idea” (esta es mi idea). Y así Epifanio López y Pérez Cardozo lograron transformar aquel instrumento denominado arpa india a lo que actualmente conocemos como arpa paraguaya. Cristino Báez Monges también en su último tiempo empezó a fabricar arpas. Compuso un tema que se llama “Lo mitã sapukái” y se dio cuenta de que le faltaba una cuerda para poder imitar el grito del campesino que él buscaba y le aumentó una cuerda más. Entonces, de la de 36 de Pérez Cardozo se pasó a 37 y actualmente ya hay de 38, 40 y hasta 50 cuerdas, pero la de 37 es la básica actualmente y ahí ya está todo.
CONCIERTO DE PRESENTACIÓN
El próximo jueves 12 de junio (Día de la Paz del Chaco), a las 19:00, en el auditorio del APA (Chile 850 e/ Piribebuy y Humaitá) Francisco Giménez realizará la presentación de su disco titulado “María Elva” en honor a su madre.
“No se cobra entrada, pero sí la salida”, dice entre risas Francisco a la espera de que el público que asista a su concierto adquiera su material discográfico, que tendrá un costo de G. 50.000 en formato físico y habrá una oferta especial de cinco discos grabados en un pendrive a un costo de G. 100.000. Sin duda será una gran ocasión para incluir en el setlist estos tesoros de la música paraguaya. Muy pronto también estará disponible en todas las plataformas digitales. “Les espero a la gente a la que le gusta el arpa, que le gusta sentir el sonido auténtico del arpa sin mucho acompañamiento, como base arpa y guitarra. Vamos a hacer un concierto no muy largo con repertorio del disco. Voy a estar acompañado de Cacho Cords en guitarra, Pedro Domínguez en guitarra y Luisinho Bordón, el hijo de don Luis Bordón, en el bajo”, invita.
FIGURA CLAVE
Félix Pérez Cardozo nació el 20 de noviembre de 1908 en Hyaty, departamento de Guairá, una localidad que hoy lleva su nombre en su homenaje. Fue un destacado arpista, compositor y figura clave del folclore paraguayo, reconocido por su virtuosismo y por haber elevado el arpa paraguaya a un símbolo nacional.
Hijo de Teodoro Pérez y Cándida Rosa Cardozo, se casó con la argentina Avelina Victoria Sánchez Saenz, con quien tuvo una hija, Ángela Rosa, quien le sirviera de inspiración para sus composiciones, “Bienvenida”, “Ángela Rosa” y “El sueño de Angelita”. Aprendió a tocar la guitarra y el arpa de forma autodidacta, como era común entre los músicos rurales de la época. Pérez Cardozo es autor de numerosas obras que enriquecieron el repertorio del arpa paraguaya como “Tren lechero”, “Mi despedida” y el archifamoso arreglo de “Guyra campana”. Su estilo personal y su técnica innovadora lo convirtieron en una figura central en la evolución del arpa paraguaya. Modificó la estructura del instrumento, aumentando el número de cuerdas a 36 y rediseñando el cabezal, lo que definió la identidad sonora del arpa paraguaya moderna. Falleció en Buenos Aires el 9 de junio de 1952 y en recordación a esta fecha se recuerda en nuestro país el Día Nacional del Arpa.
Fuente: ChatGPT
EL RINCÓN DEL ARPA
El Museo del Arpa funciona en la casa Ballario del Centro Cultural de la Ciudad Carlos Colombino - Manzana de la Rivera y está ubicado sobre la calle El Paraguayo Independiente esquina Juan E. O’Leary. Es un edificio patrimonial de estilo neoclásico italiano construido a inicios del siglo XX.
Heddy Benítez, jefa de museos del centro cultural, reseña que el espacio se originó en el Centro Paraguayo-Japonés (CPJ) en 2008 hasta su traslado al espacio que ocupa actualmente hacia 2016. En el lugar están expuestos arpas, fotografías, publicaciones, partituras, tapas de discos, vestuario, placas, reconocimientos, estatuillas y otros objetos que pertenecieron a grandes cultores del instrumento como Félix Pérez Cardozo, Alberto Romero Ruiz Díaz, Luis Bordón, Nicolasito Caballero, Tito Acuña, Lorenzo Leguizamón, Cristino Báez Monges, Digno García, Ismael Ledesma, César Cataldo, entre otros.
“Hablar del arpa paraguaya es hablar de la esencia de nuestra cultura y de lo que amamos, que es la música. Nuestro país es muy musical. Todos los artistas que están expuestos acá han cumplido un papel muy importante haciendo conocer la música paraguaya y particularmente el arpa, que es la expresión más genuina de este país”, señala Benítez. Además de las reliquias expuestas, también hay disponible un instrumento nuevo que está a disposición de los visitantes que sepan tocar el instrumento. El horario de atención es de lunes a viernes de 8:00 a 16:00.
Los responsables del museo aprovecharon la ocasión para invitar al público al concierto que se realizará mañana 9 de junio, a las 19:00, en el auditorio Ruy Díaz de Guzmán del citado centro cultural.
Los protagonistas de la velada serán el Conjunto Folklórico Municipal, el Ballet Folklórico Municipal y Arpistas Paraguayos Asociados. El acceso al espectáculo es libre y gratuito.
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El espíritu de Ana Ivanova brilló en el Congreso Nacional
- Fotos: Gentileza
La fallecida artista recibió una distinción póstuma como maestra del arte por el Centro Cultural de la República El Cabildo. La iniciativa empezó como una petición virtual de la comunidad cultural y tuvo eco en las autoridades del Congreso Nacional.
El pasado miércoles 4 de junio, en sesión extraordinaria, la Cámara de Senadores rindió un sentido homenaje póstumo a la actriz y gestora cultural Ana Ivanova Villagra Lovera, quien fuera distinguida con el máximo galardón otorgado por el Congreso Nacional a través de su Centro Cultural de la República El Cabildo: el título de maestra del arte, en este caso en la categoría Teatro.
La distinción fue entregada a su madre, la profesora Delia Lovera, quien estuvo acompañada de familiares, colegas, artistas y amigos que colmaron el recinto parlamentario. Ana Ivanova falleció en marzo pasado, a los 51 años, dejando una huella indeleble en las artes escénicas y en el alma de un pueblo que la reconoció como una voz sensible y potente.
“Ana nos deja un legado invaluable en el teatro y en el cine. Su talento y compromiso marcaron huellas profundas en las artes escénicas y audiovisuales del país”, expresó el senador Basilio Núñez, presidente de la Cámara Alta, al iniciar la sesión.
CLAMOR POPULAR
La iniciativa del reconocimiento fue impulsada por el CCR El Cabildo, bajo la dirección de Aníbal Saucedo Rodas, quien junto con los senadores Núñez y Rafael Filizzola hizo entrega del galardón a la familia.
“Nos hacemos eco de un clamor popular que pide reconocer a esta descollante artista, así sea en forma póstuma, considerando su temprana partida”, comentó el director general del CCR El Cabildo.
A lo largo de la sesión, varios legisladores tomaron la palabra, entre emociones y reflexiones, para honrar la figura de Ana Ivanova, cuyo arte trascendió fronteras físicas, sociales y espirituales.
DESCENTRALIZAR EL ARTE
El senador Filizzola destacó la profunda convicción de Ana Ivanova en llevar el arte más allá de la capital del país.
“Devota de los espacios alternativos, Ana fue en busca de belleza y sensibilidad donde antes solo hubo escombros. Su calidad humana, su legado artístico y su compromiso ético con la sociedad transitan en un mismo nivel. Para ella, el arte no era para las élites: era una herramienta de transformación, libre, valiente y comprometida”, afirmó.
Filizzola también lanzó una crítica al escaso apoyo institucional al arte: “Qué poco hacemos por el audiovisual, por el teatro, por nuestros artistas. Ana forjó su trayectoria con muy poco del Estado y mucho de sí misma. El mejor homenaje que podemos hacerle es garantizar apoyo real a quienes, como ella, dedican su vida a la cultura”.
SEGURO SOCIAL
La senadora Blanca Ovelar subrayó los múltiples méritos de la homenajeada y felicitó la iniciativa de El Cabildo.
“Ana fue actriz de teatro, de cine, de televisión. Maestra de las artes escénicas, personalidad subyugante e inspiradora. Su talento cruzó fronteras. Era digna de Hollywood, pero aún más, era orgullo nuestro. Las artes escénicas y la sociedad han perdido a una figura brillante, fulgurante. Este homenaje es justo y profundamente merecido”.
Ovelar también hizo hincapié en la necesidad de un sistema de protección para los artistas. “No tienen seguridad social, no tienen seguro médico. Necesitamos pensar en cómo cuidamos y dignificamos a quienes dan tanto a nuestra identidad y proyección cultural”, remarcó.
HUELLAS DE UNA VIDA
La senadora Celeste Amarilla se reconoció admiradora de Ana Ivanova. “No la conocí personalmente, pero fui testigo de su talento. Multifacética, hermosa, brillante. Hizo cine, teatro, televisión, enseñó, formó, bailó, cantó. Nos hizo felices. Su paso por la vida no fue en vano”, expresó.
También el senador Ever Villalba compartió su testimonio personal: “La conocí en Pilar, cuando estudiaba contabilidad. Era motivadora, sensible, amante del arte, del deporte, de los libros. Deja una marca profunda en quienes la conocimos”.
A su turno, la senadora Lizarella Valiente, quien compartió escena con la homenajeada en la telenovela “Santa cumbia”, habló desde el cariño personal: “Con su don de gente nos hacía sentir seguros, con su humildad nos inspiraba a creer que todo era posible. Eso es lo que queda: la luz de un ser humano que honró su paso por esta vida con humildad, generosidad y grandeza”.
Valiente aprovechó la ocasión para exigir la implementación efectiva de la Ley N.º 4199/2010, que establece un seguro social para artistas y trabajadores culturales. “Los actores merecen dignidad antes, durante y después de su carrera artística. El Estado tiene una deuda pendiente con ellos”, reclamó.
REIVINDICACIÓN
El senador Eduardo Nakayama cerró la ronda de oradores con una reflexión necesaria: “Este homenaje reivindica no solo el arte de Ana, sino el arte paraguayo en su conjunto. No olvidamos que en 2018 el Senado no supo reconocer su talento cuando ‘Las herederas’ fue premiada en el exterior.
Hoy, con justicia, reivindicamos su nombre como símbolo de lucha, entrega y amor por lo nuestro”.
Visiblemente conmovida, Delia Lovera, madre de Ana Ivanova, reaccionó con emoción. “No puedo más que agradecer las palabras con las que recordaron a mi hija”, expresó y también enfatizó en la necesidad de un mayor apoyo para los artistas.
El acto concluyó con la interpretación, a cargo de la Orquesta Sinfónica del Congreso Nacional, de la pieza musical “El jardín de Ana”, compuesta por su amigo Alejandro Ledesma Juvinel, en plena pandemia, en junio de 2020, y dedicada en vida a la artista.
La obra fue instrumentada especialmente para la ocasión por Fátima Abramo. Los acordes, cargados de ternura, belleza y memoria, envolvieron el recinto con la esencia luminosa de Ana Ivanova.
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Un punto de encuentro entre dos espiritualidades sonoras
- Jimmi Peralta
- Fotos: Gentileza
Envueltos de espiritualidad, admiración mutua y prestigio, la guitarrista paraguaya Berta Rojas y el músico argentino Gustavo Santaolalla grabaron una versión de “The Last of Us”, la música del popular videojuego y serie televisiva. Rojas habló con El Gran Domingo de La Nación sobre esta nueva colaboración, su búsqueda compartida con el argentino, su experiencia con el trabajo en equipo y más.
Los caminos que se trazan en las búsquedas de la identidad son finitos, como finito es el número que da cifra a la especie. El decir lo que se es, el nombrarse es una parada más de un viaje sin final. Estos caminos y estos decires no dibujan en el suelo líneas paralelas de un ejército guiado por su estrella polar, sino que, por su condición de esquivos, se trazan con garabatos, que al tiempo de buscar el destino lo crean andando para heredar nuevos surcos para los que vendrán, no sin antes cruzarse en el hacer.
La guitarrista paraguaya Berta Rojas, y el músico y productor argentino Gustavo Santaolalla lanzaron recientemente su último trabajo, “The last of us”, interpretado a dúo de guitarra y ronroco, que fue grabado en Los Ángeles, Estados Unidos.
Dos ávidos buscadores de la identidad de la música y el sonido de Latinoamérica a través de la creación y la interpretación se encontraron por primera vez para versionar la popular obra Santaolalla, con arreglos y producción de Sebastián Henriquez y Popi Spatocco.
El ronroco es el instrumento de cuerdas que Santaolalla rescató de la tradición del sur del continente y al cual hizo familiar al mundo a través de obras que llegaron al cine y al mundo de los videojuegos.
IDENTIDAD
Gustavo y Berta se interceptan en una búsqueda de ambos: tratar de nombrar a través de su sonido la identidad y, al mismo tiempo, recrearla en procura de nombrarse y de conectar con el continente.
Santaolalla es una figura fundacional del rock en Argentina y durante décadas fue productor de las bandas y los solistas más importantes de la música en habla hispana, persiguiendo el acento latinoamericano en cada proyecto.
Por su parte, Rojas, quien viene de presentar “Legado” en 2022 y de ganar con él su primer Latin Grammy para Paraguay, es emblema de la guitarra clásica paraguaya.
Aunque su travesía profesional en un primer momento la tuvo embanderada con la puesta en valor de la obra de Agustín Barrios, su obra es transversal al sonido del continente, con discos que rescatan obras guitarrísticas con ritmos del Brasil, Perú, Argentina, Centroamérica y el Paraguay. En este derrotero trabajó en colaboraciones inolvidables junto a grandes como Paquito D’Rivera, Juan Cancio Barreto y la Camerata Bariloche.
La grabación “The last of us” es el punto de encuentro entre dos espiritualidades que trazan una búsqueda en la metáfora del sonido, en el diálogo entre pueblos hermanos y vinculados por un mundo cultural como hogar común.
–¿Cuál fue el flujo de trabajo que abordaron con Gustavo respecto a los arreglos, ensayos, el tiempo de interacción para la grabación y qué sensibilidades los conectaron en el estudio, ya sea desde lo humano, lo profesional y sonoro?
–Trabajar con Gustavo fue un placer, ya que cuenta con una calidad humana notable. Nada más verlo llegar al estudio con flores acompañado de su esposa fue un gesto tan cariñoso como inesperado. Trabajamos en una jornada de grabación en Westlake Studios en Los Ángeles el pasado diciembre. Popi Spatocco y Sebas Henriquez estuvieron a cargo de los arreglos, nosotros teníamos un plan de acción muy bien trazado para optimizar nuestro tiempo en la sesión de grabación.
BÚSQUEDA
–¿Qué preguntas, inquietudes o certezas te deambulan actualmente?, ¿qué provocan, inspiran y/o acompañan estos nuevos trabajos?
–Este es un momento de mucha búsqueda en la bajada a tierra de un nuevo disco que vengo soñando desde hace tiempo y que cuenta muchas historias nuevas. En este momento estoy en plena tarea de estudio y descubrimiento, de muchas y extenuantes jornadas y de ese cansancio feliz que te da la satisfacción del trabajo bien hecho.
–Cuando hablamos de identidad muchas veces intentamos rastrear en el pasado un origen “puro”, que finalmente se diluye en mezclas anteriores.
–Somos los nativos americanos mezclados con los africanos esclavizados y los europeos que vinieron a hacerse también de un sueño en nuestras tierras. Somos todas esas mezclas y a su vez los europeos también cuentan con sus propios orígenes y ascendencias tan variadas que es imposible distinguirlas con precisión. Los latinoamericanos somos fusión de tantas culturas e identidades que han forjado lo que somos. La pureza no existe y es con el tiempo que estas fusiones van formando nuestra propia identidad.
–¿Qué tan conciente sos de que tu producción también forma parte de la identidad de la guitarra paraguaya y que sos un espejo para otros guitarristas de nuestro país?
–Nuestros orígenes son difusos y está bueno recordarlo, porque es así que podemos abrazar al hermano que llega buscando el amparo que como nación podamos ofrecerle, como también nuestros compatriotas van por el mundo buscando ser cobijados por otras culturas. Bien lo dice Jorge Drexler en una de sus canciones: “De ningún lado del todo y de todos lados un poco”. Y así vamos en un constante migrar hasta que finalmente en algún lugar nuestras almas quizá encuentren un hogar y un descanso. Si estas preguntas que me hago sirven para que otros jóvenes también se las hagan, siento que sí está bueno invitar a la reflexión. Hasta ahí el aporte que puedo hacer. Las respuestas que lleguen después son personales, como el arte mismo que hacemos. Ojalá, como decía el gran Agustín Barrios, “esté preñado de sinceridad”.
CONEXIÓN
–El trabajo de una instrumentista solista es un repetido ejercicio de esfuerzo individual. A contramano de eso, tu hacer lo venís desarrollando en equipo, pensando con otros y tocando con otros… ¿Qué relevancia tiene para vos esa interacción?
–Ese es el aprendizaje más lindo; el hacer música con otros, conectar con el otro a través del lenguaje de la música. Se abre un espacio de resonancia con el otro que de alguna manera te permite poner en ejercicio la empatía, tan necesaria en el mundo que vivimos hoy.
–La guitarra de Berta dialoga desde hace años con la música del continente. ¿Qué trascendencia tiene para vos que se “hermanen” las músicas y los sonidos de nuestro pueblo?
–Los latinoamericanos tenemos que transitar orgullosamente la música de nuestras tierras, porque allí es donde radica el sentido de pertenencia, ese algo tan fresco y estimulante intrínsecamente relacionado con lo que hablábamos antes sobre nuestra esencia, nuestras raíces (todas ellas), nuestras identidades. Hay una suerte de certeza cuando dialogamos con la música tan cargada de la identidad que hemos ido forjando con el tiempo. En ese espacio de encuentro con Gustavo a través de esa chacarera hay un 6/8 y un 3/4, compases que son afines a nuestra música paraguaya, pese a las diferencias en cuanto a las articulaciones que son muy particulares de esa forma. El 3 contra 2 resultante es la matriz de mucha música producida en nuestro continente. Gustavo dice con mucha sabiduría que “tenemos que tocar con nuestro acento”. La chacarera y la polca se encuentran con esa raíz común y así con tantas otras músicas de nuestra América Latina.
–Sé que del nuevo disco no se puede decir mucho aún, pero igual pregunto si se puede tener algún adelanto, ¿fecha?, ¿nombre?
–Muero de ganas de contarte sobre el disco, pero iremos de a poco, como quien va abriendo sin apuro un presente. Fue hermoso para mí compartir la grabación con Santaolalla, un moño hermoso de un paquete que poquito a poco lo iremos mostrando con el cariño que merece el oyente, que es el primer y gran receptor de lo que ya empezamos a soltar al viento.