Russell Jones vive en Hoddesdon, Inglaterra, y ha tenido la mala suerte de fracturarse un tobillo mientras trabajaba como limpiador de ventanas. A raíz de este accidente, al hombre de 56 años le enyesaron la pierna, por lo que informaron que tendría que utilizar muletas por al menos siete semanas.

Jones vio en estos días que su perro Bill empezó a cojear mientras caminaban por la calle y, preocupado por su salud, lo llevó a la veterinaria para saber qué le pasaba. Según comentó el hombre al medio Daily Mail, gastó 600 dólares en consultas con especialistas, en radiografías y medicamentos para el dolor, sin embargo los exámenes demostraron que el perro estaba en perfectas condiciones.

Ante la sorpresa de que no tenía ningún problema de salud, el veterinario que lo atendió fue claro: “su perro cojea para imitarlo, lo hace por empatía con usted”. Michelle Jones, esposa de Russell, comentó en el programa “The morning” que en una ocasión sospechó que Bill no tenía ningún problema, pues lo vio corriendo a toda velocidad.

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Pero, ni bien aparecía su esposo, el animal volvía a cojear. Para saber si esto era así, Russell lo puso a prueba a través de un experimento: lo sacó a pasear mientras él usaba una patineta eléctrica en vez de las muletas. “En el paseo Bill caminó normal. Nos dimos cuenta de que estaba cojeando por compasión. Me estaba copiando porque yo estaba enyesado”, dijo a Daily Mail.



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