First Man, del director Damien Chazelle (Whiplash, La La Land) narra el detrás de escenas —laboral y familiar— de la preparación de Neil Armstrong para una de las misiones más peligrosas en la historia de la humanidad: la del Apolo 11. ¿Qué tan difícil podría ser? Un adelanto de lo que se viene el 29 de noviembre en cines.

Texto: Jazmín Gómez Fleitas

Fotografía: Filmagic

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Basado en la biografía autorizada de James R. Hansen —PhD en Historia de la Ciencia y la Tecnología—, Damien Chazelle vuelve a su tema favorito en la narración de historias: el costo del éxito, y esta vez, desde una mirada mucho más íntima.

Antes de fallecer —el 25 de agosto de 2012— Neil Armstrong dio su bendición a la producción de la película. Armstrong, quien se rehusó a dar entrevistas personales tras el Apolo 11, accedió a conversar con Hansen tras dos años de fallidos intentos. Luego de ese encuentro, el profesor de Historia y escritor, finalmente publicó el libro en el 2006.

El desafío del guion que viaja bajo la presión de la gracia y la tragedia lo tomó Josh Singer (Spotlight, The Post) y la producción corrió a cargo de Wyck Godfrey y Marty Bowen (Twilight Saga, The Fault in our stars); además de Chazelle, Steven Spielberg, Adam Herins y Singer. Dando vida a Neil, Ryan Gosling, y como la esposa y héroe anónima en esta tarea, Claire Foy (The Crown).

Armstrong, que empezó en la Guerra de Corea como piloto, luego se convirtió en piloto de pruebas para la Fuerza Aérea, y finalmente para la NASA. “En ese tiempo, un piloto de pruebas podía morir en cualquier momento, así que muchas personas, en la primera parte de su vida, fueron asesinadas. Aun así, Neil siguió por ese camino y consiguió algo que anteriormente era considerado inalcanzable”, explica el autor de la biografía.

A la luna sin la tecnología actual

“Damien quería que el tratamiento de la película sea el de un thriller. Quería desafiar las expectativas sobre un exitoso aterrizaje en la luna para poner a la audiencia en los zapatos de lo que era realizar eso en aquella época, con todas las barreras tecnológicas que tuvieron que enfrentar esos muchachos”, relata Bowen.

En orden de seguir esa idea, la estética también tendría que adaptarse a ello, a que se sienta lo más analógica posible. “Cuando uno piensa en filmes espaciales uno piensa en tecnología, computadoras y formatos digitales. Esto no va ser así”, adelanta. Por eso, un refrán muy repetido durante la preproducción y la filmación fue: ahora tenemos computadoras más potentes en nuestros bolsillos, que las que nos llevaron a la luna.

“Antes de empezar a trabajar en First Man, lo poco que sabía de la misión a la luna era de los libros de texto. Apenas empecé a profundizar en ello, me quedé asombrado por la pura locura y el peligro de la empresa. El número de veces que rodeó el fracaso, así como el peaje que tomó de todos los involucrados. Quería entender lo que obligó a estos hombres a viajar al espacio profundo y qué sintieron en la experiencia, momento a momento, respiración por respiración”, confiesa el director.

Desde el corazón del hogar

Es fácil quedarse con la imagen pública que se tiene de una persona conocida mundialmente, pero Chazelle quería mostrar todas sus aristas, hasta las más ocultas. “Para comprender en detalle, tenía que explorar la vida familiar de Neil. Esta era una historia que necesitaba articularse entre la luna y el fregadero de la cocina, las vastas escenas del espacio yuxtapuestas con las texturas de la vida cotidiana”, señala.

Para ello decidió utilizar el cinema verité (grabar sin condicionamientos) y jugar a mostrar desde las misiones espaciales hasta los momentos mejor guardados de la familia Armstrong. Y aunque al comienzo sería en un estilo documental, Ryan Gosling lo empujó a tomarlo aun más literal: “la cocina y la luna”, convirtiéndose esto en el recordatorio constante a lo largo de la filmación.

Por su parte, Singer, encontró una definición que resume el anhelo del filme: “Existe una expresión que explica que la ingeniería es obviar la falla, es decir, la ingeniería hace prueba tras prueba para encontrar que algo que falla y falla, pero que luego sea exitoso. Si uno mira la carrera de Neil, él siempre estuvo empujando y luchando contra la falla, avanzando y lográndolo. Pero lo que queríamos mostrar es que esto es realmente difícil. Cuando perdés a un compañero, no es que mirás para el otro lado y volvés a volar. Perdiste a un compañero y duele. Perdés a una hija y es lo peor en el mundo. La verdadera fortaleza está en ser capaz de continuar, aun cuando tenés heridas y dolor. La verdadera fortaleza es fallar y levantarte de vuelta”.

En el papel de Janet Armstrong, Claire Foy, explica por qué decidió sumarse al proyecto. “Janet tuvo que tomar todo lo que dijo con un grano de sal porque su apoyo externo también se vio muy afectado por un tiempo increíblemente estresante, abrumador y emocional. Como el resto de las esposas de astronautas, ella está en el fondo de la historia. Nadie pasó mucho tiempo investigando qué significó todo esto para ellas, hasta mucho tiempo después”.

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