Durante los nueve meses de embarazo, los dolores, la angustia y las inseguridades están a la orden del día. Pero hay una práctica que dice solucionar todo esto. ¿Es el yoga psicoprofiláctico el camino seguro para dar a luz sin miedo?

Por: Micaela Cattáneo

Mamá siempre me cuenta que a mis hermanos y a mí, nos tuvo por parto natural. Que los dos primeros embarazos fueron los más dolorosos; que conmigo rompió bolsa un mes antes de la fecha tentativa y que el nacimiento de mi hermana menor fue tan rápido “que casi no sintió molestias en el parto”. De todas sus historias, la que más me impresiona es la que describe las contracciones: “esas pequeñas pero fuertísimas sensaciones internas, de estiramiento, que aumentan cada vez más, antes de dar a luz”.

El embarazo, además de contracciones, comprende miedos, ansiedades, cansancio, sobrepeso, depresión y estrés. Es una etapa hermosa, pero de muchos cambios. Muchas mujeres se preguntan si existen formas de hacerlos más llevaderos. Y la respuesta que obtienen de muchas otras mujeres es la misma, casi siempre: “con yoga”.

Lo curioso es que no se trata de cualquier tipo de yoga, sino de uno que va dirigido a mujeres que desean tener a sus bebés a través de un parto normal, sin dolor y sin temor. “Se lo llama psicoprofiláctico”, menciona Celeste Codas, instructora de la modalidad. Y explica: “Es un proceso de preparación física y psicológica que beneficia, ampliamente, a las mujeres embarazadas, durante los nueves meses y en el parto y postparto, utilizando técnicas de respiración, relajación, asanas (posturas de yoga) y meditación”.

Su madre, Miriam Ramírez de Codas, la tuvo por medio de esta técnica, años atrás. Y desde hace 29 años, Miriam combina ambas prácticas (la psicoprofilaxis y el yoga) para enseñar a las mujeres, la forma más relajada y simple de traer un hijo al mundo. “Antes que nada, ayuda a tener un embarazo consciente”, resume la especialista.

Para continuar con la explicación de su madre, Celeste cita algunos de los principales beneficios: “aporta fortaleza física, emocional y mental para lidiar con los cambios físicos y de humor y superar los miedos y ansiedades, conectando a la futura madre a un estado de ánimo positivo y vital”.

Asimismo, trabaja la flexibilidad y la elasticidad de los músculos, aliviando los dolores y molestias, con la intención de preparar al cuerpo para el momento del parto; estimula la circulación sanguínea y el retorno venoso, previniendo la aparición de varices y eliminando la hinchazón. “También le enseña a respirar correctamente y a sentirse ágil y mejor”, destaca Codas.

¿Cuáles son los ejercicios?

Durante los tres primeros meses, se trabaja la respiración, la relajación y la meditación, además de las posturas suaves y simples. En el segundo trimestre, en cambio, como el bebé está más desarrollado y la panza de la embarazada empieza a notarse cada vez más, aparecen las molestias en los pies, las piernas y la espalda, por lo tanto se intervienen con ejercicios que trabajen las piernas, la pelvis y la columna.

En esta etapa, la mujer arranca una dieta dirigida a la alcalinización de la sangre y el enriquecimiento de vitaminas, por lo tanto consume frutas, verduras, té y agua para no subir tanto de peso, y así evitar sentirse pesada y con dolores de columna, pie y piernas”, aclara la profesional.

De eso se trata, de hacer un seguimiento diario y semanal de los cambios físicos de la mujer, de las etapas de crecimiento del bebé y de las emociones y sensaciones que suceden a lo largo del embarazo. “Con el yoga psicoprofilactico orientamos a las futuras madres a lidiar con lo que van experimentando, así como controlar los tiempos en los que se deben disminuir, eliminar o incorporar ciertos alimentos”, contestan ambas.

Además, en el proceso, las mujeres aprenden a transitar cada emoción, cambio de humor o situación inesperada que se presente. “La instructora da un acompañamiento psicológico a cada embarazada, y de esta manera crea una conexión entre las futuras madres y los bebés”, agregan.

Otros puntos a favor

Esta disciplina también aporta beneficios al bebé, desde dentro del vientre. Según Celeste, las asanas ayudan a que la posición del que está por nacer cambie positivamente, lo que resulta beneficioso al momento de dar a luz. Asimismo, hay un importante desarrollo cerebral y un gran estímulo hacia sus habilidades psicomotoras a nivel sensorial, afectivo, cognitivo y del lenguaje. “Las terapias que realiza la madre con el yoga proponen un avance en su memoria, atención y concentración”, detalla.

Si bien es una práctica dirigida a la mujeres, la participación del hombre es fundamental para crear ese embarazo consciente del que hablan ambas instructoras. “Los padres deben asistir a las clases de yoga, no sólo para acompañar a las madres de sus hijos, sino para sentirse seguros en su rol cuando las dudas, los miedos, las ansiedades y las incertidumbres, aparezcan”, señalan.

Tanto Celeste como Miriam recomiendan practicar yoga dos veces a la semana, en clases de 35 minutos, preferentemente en grupo, para establecer vínculos con otras futuras madres.

Yoga postparto: ¿es necesario?

Es una elección. “Muchas madres, luego de dar a luz, vuelven a las prácticas con sus hijos. El yoga brinda beneficios incluso después del parto, ya que la depresión postparto, la ansiedad, los nervios y el cansancio, son muy frecuentes en esta etapa. Sobre todo, por el trabajo nuevo que implica tener un bebé recién nacido: conocerlo, entenderlo, aceptarlo y amarlo”, manifiesta Celeste.

Hasta después de dar a luz, el yoga revitaliza el cuerpo, le da fuerza, energía, agilidad, estabilidad y salud. “Mejora la postura corporal, elimina los kilos de más, beneficia a la piel, mejora la capacidad de atención y concentración, y permite el buen funcionamiento físico, psíquico y emocional. Por eso nunca está de más practicarlo”, finaliza.

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